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Imagen que presentaba Peña Herbosa este mediodía. Sane

El covid, la vigilancia policial y la lluvia frenan la 'tardebuena'

Las calles de Santander vivieron un ambiente festivo pero sin las concentraciones masivas propias de otros años que son el caldo de cultivo favorito del virus | La lluvia que hizo acto de presencia a primera hora de la tarde dejó a mucha gente en casa

Daniel Martínez

Santander

Jueves, 24 de diciembre 2020

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Si el objetivo era evitar las aglomeraciones típicas de la 'tardebuena', el amplio dispositivo que ha puesto en marcha la Policía Local de Santander, la responsabilidad individual y la lluvia que hizo acto de aparición a primera hora de la tarde, lo están consiguiendo. Al menos por el momento.

El arranque de la jornada deja un ambiente festivo en las calles, pero sin esas concentraciones masivas que son el caldo de cultivo favorito del virus. La pandemia ha desterrado este año la típica imagen de la 'tardebuena' en Peña Herbosa y alrededores, con cientos de personas, en su mayoría jóvenes, luchando por pedir en los bares y con provisiones propias abarrotando las calles.

En su lugar, muchos locales cerrados por miedo a que la situación se descontrolara y en las mesas de los que sí se han animado a abrir se han encontrado menos clientes incluso que un día normal.

El amplio dispositivo que ha puesto en marcha la Policía Local y la responsabilidad individual están consiguiendo evitar las imágenes de otros años

La otra cara de la moneda está en la plaza de Cañadío o la zona de Arrabal. Esos han sido los entornos favoritos para los santanderinos -con una edad media entre los 20 y los 30 años y con menos presencia de vecinos de fuera de la capital-, cuyo mayor problema ha sido encontrar mesa. «Hay gente, pero menos de lo que creíamos y de momento cumpliendo las normas», apuntaba pasadas las dos de la tarde uno de los 23 policías locales que forman este dispositivo especial y que advertía que todavía no se podía cantar victoria. «A ver que pasa después de comer. Si llueve, igual nos ayuda», señalaba. Y empezó a llover, a primera hora de la tarde, lo que atemperó los ya de por si calmados ánimos, obligó a resguardarse en las terrazas cubiertas a los que estaban en la calle y dejó en casa a los que tenían intención de salir después de la comida y la siesta.

Los hosteleros de Cañadio, conscientes de que si la situación se desbordaba sus buenas intenciones servirían para poco, han establecido un cordón de seguridad alrededor de las terrazas para que solo entre quien tiene silla. «Hemos venido a las doce del mediodía para coger mesa, pensando que era muy pronto, y ya nos ha costado. Así que nos quedaremos aquí hasta la noche, si el tiempo nos deja», decía Sara, acompañada por otras tres amigas y unas cañas en la terraza del pub Bogart. El tiempo no las dejó, pero no sabemos si optaron por irse a casa o atrincherarse debajo de las sombrillas.

Galería. Cañadío, antes de que empezara a llover, con un fuerte despliegue policial.

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Galería. Cañadío, antes de que empezara a llover, con un fuerte despliegue policial. Sane

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