El anestesista detenido por la muerte de la niña sustrajo los sedantes del Hospital de Manises
La Policía investiga si el especialista calculó la dosis del fármaco sin pesar a las menores y solo tuvo en cuenta los datos que los padres facilitaron en la clínica dental
Javier Martínez
Valencia
Sábado, 6 de diciembre 2025, 10:28
El anestesista detenido por la muerte de una niña en Alzira sustraía ampollas de un fármaco sedante en el Hospital de Manises, donde estuvo trabajando ... hasta el pasado mes de octubre, y administraba pequeñas dosis a sus pacientes en clínicas privadas, según las investigaciones de la Policía y las últimas averiguaciones de los inspectores de la Conselleria de Sanidad.
Antes de ser detenido, el médico confesó que hurtaba viales de midazolam, un medicamento que ralentiza la actividad del cerebro para facilitar el relajamiento y el sueño. Con este fármaco de uso hospitalario, que no necesita refrigeración, anestesió a las dos niñas de seis y cuatro años de edad, la primera fallecida y la otra intoxicada grave, en la clínica dental Mireia en Alzira.
La Policía detuvo el pasado miércoles al especialista en anestesiología y a la propietaria del centro médico privado tras una exhaustiva investigación. Los agentes del Grupo de Homicidios reconstruyeron los trágicos hechos ocurridos el 20 de noviembre tras tomar declaración a los padres de las menores, los dos médicos investigados y las empleadas de la clínica.
Según las investigaciones policiales, el anestesista habría actuado con negligencia, presuntamente, cuando sedó a las dos menores con fármacos sustraídos, cuya trazabilidad investiga la Conselleria de Sanidad, lo que habría influido en la muerte de una de las niñas y la intoxicación de la otra. La Policía le atribuye la comisión de los delitos de homicidio, lesiones, hurto, omisión del deber de socorro y contra la salud pública.
Ambas menores salieron de la clínica adormecidas, una en carrito y la otra en brazos de su madre, sin haber pasado el tiempo de observación necesario para un procedimiento de sedación intravenosa. Por ello, la odontóloga está acusada de omisión del deber de socorro, y la Policía también le atribuye un delito contra la salud pública.
Otra cuestión clave para los investigadores es determinar si el anestesista calculó bien la dosis de midazolam en relación al peso de cada una de las niñas, ya que es recomendable pesar al paciente cuando es menor de edad, aunque muchos especialistas no lo hacen y preguntan este dato a los padres en el posoperatorio. La Policía no halló ninguna báscula durante el registro que realizó en la clínica.
Además de la supuesta mala praxis del especialista en anestesiología y la odontóloga, la tragedia podría estar vinculada también a una contaminación relacionada con la trazabilidad del fármaco anestésico administrado a las niñas.
De hecho, la jueza de Alzira afirma en un auto que todavía no dispone de «elementos suficientemente incriminatorios» para acordar la posible prisión provisional del anestesista, como pedía la Fiscalía, pues es necesario estudiar el historial clínico de ambas menores y los resultados de las analíticas de las muestras obtenidas.
La magistrada entiende que no existen suficientes indicios racionales, en este momento incipiente de la instrucción, de que la causa definitiva de la muerte de una de las niñas «pueda ser atribuida exclusivamente a una imprudencia profesional grave o menos grave del investigado».
El Instituto de Medicina Legal de Valencia todavía no ha recibido los resultados de los análisis toxicológicos de las muestras tomadas a las dos menores. El caso de la niña fallecida en Alzira ha conmocionado a la opinión pública y pone en tela de juicio los controles sobre las clínicas privadas y los fármacos utilizados en los hospitales públicos.
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