Expositores de cuatro países llenan de antigüedades el Mercado de Ganados

La popular muestra cuenta con la participación de 82 expositores españoles, portugueses, franceses y británicos, que ocupan los 4.500 metros cuadrados disponibles, y se desarrolla en horario continuado de once de la mañana a nueve de la noche. La entrada cuesta 5 euros en taquilla y 4 a través de internet (www.desembalajecantabria.com y www.entradium.com). Los visitantes disponen de otros servicios como fácil aparcamiento, transporte de las piezas adquiridas, pago con tarjeta, zona de comida y talleres gratuitos.

El organizador, José María Camps, mostraba ayer su satisfacción porque la feria, inaugurada el viernes, se está desarrollando con éxito de público y ventas. «Los expositores están muy contentos», señalaba, a la vez que recordaba que hay lista de esperan «de hasta ocho años» para participar en una muestra de desembalaje que «está considerada como una de las mejores de España». Respecto a los visitantes, que en algunos momentos tuvieron que guardar cola para acceder al recinto, el empresario catalán dijo que proceden de diversas comunidades autónomas y en muchos casos planifican sus vacaciones para «venir a la feria y disfrutar unos días de este paraíso que es Cantabria».

En relación con el cambio de escenario del evento durante la pandemia, pasando de celebrarse en La Lechera al Mercado Nacional de Ganados, Camps señaló que el traslado se ha realizado por segundo año consecutivo en busca de «más facilidades» para cumplir las medidas de seguridad sanitaria. «Aquí tenemos mayor circulación de aire y otras ventajas añadidas -explicó-, como estar más cerca del centro y tener un gran aparcamiento».

Uno de los expositores, Pablo Pateman, de origen inglés aunque residente en Denia (Alicante), destacaba la importancia de la cita: «Es una feria muy potente, es un privilegio tener una plaza aquí». Según Pateman, la feria se inició el viernes y continuó el sábado con muchos visitantes, «como si no estuviéramos en pandemia». Afirmaba que los vendedores preparan la muestra durante semanas, tratando de adaptarse a «todo tipo de cambios en la demanda». «Es difícil encontrar alojamiento. Aquí se come bien y se duerme bien. No hay aire acondicionado en ninguna parte. Me he tenido que comprar una chaqueta», indicaba sonriente.

Uno de los visitantes, Iñaki de Larrea, de Basauri (Vizcaya), acude todos los años a la feria desde que compró su segunda vivienda en Valderredible, donde disfruta a pleno pulmón de «una naturaleza increíble». Siempre le han gustado las antigüedades, especialmente las chinas, y ya conoce a muchos vendedores. «Me gusta, tengo pasión por ello y no busco nada concreto. Tengo suficiente con pasar un buen rato en Torrelavega cada primer fin de semana de agosto. En septiembre iré a Aguilar de Campoo, que también se hace feria», señalaba Iñaki, que recorría los puestos en compañía de un amigo.

Desembalaje Cantabria también atrae a los residentes en el entorno. Es el caso de Rosa García, de Torrelavega, que acudía con su hija Marga en busca de «dar una vuelta y ver unos muebles a los que ya eché el ojo el año pasado, que vine por primera vez». A Rosa le entraron ganas de comprar, pero también de vender: «Estoy pensando en traer todo lo que tengo en casa».