Torrelavega pospone la urbanización de Alcalde del Río por el soterramiento

Así lo ha indicado a El Diario Montañés el primer teniente de alcalde y concejal del área, José Luis Urraca, quien recuerda que el vial de Hermilio Alcalde del Río no se pudo terminar en la legislatura 2015-2019 porque el precio de los terrenos a expropiar era «muy elevado». Se trata de dos fincas, de 189 y 570 metros cuadrados, situadas en ambas márgenes de Pablo Garnica. «Una vez ejecutado el soterramiento –explica el edil–, estos terrenos adquirirán importancia como parte del desarrollo urbanístico del centro de la ciudad y de los espacios públicos que quedarán liberados en superficie como zona de ocio y esparcimiento. De hecho, el Plan General prevé ese desarrollo».

Décadas de espera

Después de dos décadas de espera, el entonces alcalde de Torrelavega, Ildefonso Calderón, del PP, encargó en 2013 el proyecto para urbanizar uno de los tramos, de 180 metros de longitud. Concretamente, el que discurre sobre un trazado soterrado del arroyo Sorravides entre el aparcamiento de la estación ferroviaria y terrenos privados que suelen ofrecer estado de abandono. Los populares consiguieron incluso financiación autonómica (80%) para realizar la obra, valorada en 225.537 euros, pero la política local cambió de rumbo en enero de 2014: PSOE y PRC arrebataron la Alcaldía a Calderón a través de una polémica moción de censura, la primera que se presentaba en Torrelavega.

El propio Calderón advertía poco después de que se podía perder la subvención, cosa que ocurrió porque el Gobierno de Cantabria denegó el cambio de proyecto propuesto por el nuevo equipo de gobierno, que apostó por urbanizar otro tramo de Alcalde del Río: el que discurre entre la finca de La Carmencita y las vías del tren. Esta obra sí se ejecutó y el vial se abrió al tráfico en 2017. En ese mismo acto, socialistas y regionalistas anunciaron su intención de ejecutar en esa misma legislatura los dos tramos que quedaban pendientes, pero nada se volvió a saber.

Mientras tanto, los vecinos utilizan esos recorridos a modo de precario atajo, ofreciendo una imagen tercermundista. En el caso del pasadizo que discurre sobre el arroyo Sorravides, tiene pavimento de hormigón y los ciudadanos deben sortear numerosos charcos en caso de lluvia. También se quejan de suciedad y actos vandálicos. La finca que es necesario expropiar tiene maleza y parece un bosque. En el otro lado de Pablo Garnica, los vecinos disponen de una acera de 120 metros de longitud. La zona a urbanizar está ocupada por dos aparcamientos, uno municipal y el otro privado. Pese a estos 'tapones' en el centro de la ciudad, el Ayuntamiento parece no tener prisa y pospone la solución para finales de esta década.