La costa cántabra sortea las olas de la madrugada

En Suances, el mar ha entrado con tal fuerza en tierra que ha arrastrado consigo toneladas de arena. Las calles de la zona de La Concha están llenas de barro y ramas, y las alcantarillas están atascadas. Los esfuerzos se centran ahora en liberar la red de alcantarillado. El alcalde, Ruiz Moya, ha mostrado su alivio porque pensaba que este temporal iba a llegar con más fuerza de lo que lo ha hecho.

Este temporal se ha comportado de manera desigual en la costa cántabra, porque aunque en Castro Urdiales sí que se han registrado algunos daños, en Santoña, sin embargo, no ha ocurrido nada considerable, "total normalidad", según han confirmado desde la Policía Local.

En el puntal de Laredo, otro de los puntos críticos de los temporales, el agua ha rebasado la explana del aparcamiento y ha desplazado arena al paseo marítimo.

En el paseo marítimo, entre el río Mantilla y la zona de Carlos V, la palas excavadoras trabajaron en la retirada de la arena, al tiempo que se emplearon en reponer cordones dunares o barreras que crearon antes del temporal para proteger la zona.

El temporal apenas se ha dejado notar en los municipios costeros de la zona oriental. Sus consecuencias han sido mínimas respecto a los grandes destrozos que hubo en el año 2014. En Santoña, las grandes olas han movido unos cuatro metros de la barandilla del paseo marítimo, exactamente en la zona de San Martín justo enfrente del merendero, arrancando a la vez las losetas.

En la playa de Berria se ha esparcido la arena llegando casi hasta la carretera y la dunas han sufrido aún más erosión. No obstante, la vaya de madera que protege las mismad se mantiene en alto salvo con pequeños destrozos que, en ningún caso, alcanzan el nivel del último temporal.

El balance en Noja, según informa el concejal de Seguridad Ciudadana, Enrique Viadero, tampoco ha dejado despefectos graves. En este villa costera, explica el edil, las olas se han llevado el vallado de madera que se había colocado para proteger las dunas en el paseo del Brusco, mientras que en el otro arenal, el de Ris, una de las pasarelas de acceso se ha quedo sin su último tramo al levantarse sus últimas maderas. Igualmente, ha habido movimientos de arena por la pleamar que se esparcido hasta llegar a los paseos.

Por su parte, el alcalde de Arnuero, José Manuel Igual, indicó que el temporal solo ha dejado daños menores en el paseo marítimo de Quejo donde se ha desplazado una barandilla de piedra con su respectivo bordillo que será reparada de inmediato por los propios obrerosmunicipales así como desplazamiento de srena. Y, en Bareyo, el alcalde, José de la Hoz, afortundamente solo tiene que lamentar en sus playas la suciedad de la arena y piedras que ha arrastrado la mar con su gran virulencia.

El municipio de Ribamontán al Mar, uno de los más afectados durante la 'tormenta perfecta' del año 2014, aguantó "bien" la envestida del temporal de mar. Esta vez, los apartamntos de primera línea de la playa de Somo apenas sufrieron desperfectos, aunque el mar llegó a entrar hasta las calles adyacentes, arrastrando ramas y arena a su paso.

A lo largo de todo el día, el Ayuntamiento mantuvo un retén de vigilancia con operarios y palas para formar dunas de arena artificial y contener la fuerza de la mar. Por la tarde, la pleamar tampoco afectó gravemente a esta zona, la más problemática de todo el municipio. "Por el momento todo sigue bien y toquemos madera para que siga así", declaró el regidor de Ribamontán, Francisco Asón, tras pasar la alerta de las cinco de la tarde.

La pleamar de la madrugada hizo que el mar asomase a uno de los aparcamientos de Somo junto a la playa, pero apenas unos metros. Sí ha 'mordido' el muro de arena que se levantó en su momento frente a la urbanización 'El Delfín', la más afectada en el pasado temporal

San Vicente de la Barquera también ha sobrevivido a la pleamar de la noche sin demasiados daños. La fuerte marea ha arrastrado mucha basura a las playas y se ha roto alguna tabla de la entrada de la playa de Merón, según ha explicado el alcalde Dionisio Luguera. En la nave del Calafate también ha entrado de agua ya que el oleaje ha roto la puerta de acceso. De momento se mantiene vallado el aparcamiento del puerto para evitar que los coches accedan ya que se está pendiente de la pleamar de las cinco de la tarde.