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La secretaria general del PP y aspirante a la Presidencia, María José Sáenz de Buruaga.
Buruaga: "El PP lleva dos años en blanco, sin rumbo cierto y sin una estrategia de futuro"

Buruaga: "El PP lleva dos años en blanco, sin rumbo cierto y sin una estrategia de futuro"

"Hace meses le dije al presidente que si volvía a presentarse no le acompañaría porque estaba decepcionada con su proyecto", afirma la secretaria general y aspirante a liderar el PP

Enrique Munárriz

Lunes, 6 de marzo 2017, 07:08

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A la secretaria general del PP cántabro, María José Sáenz de Buruaga, no parece preocuparle el retrato de poli malo que sus rivales han construido en torno a ella y trata de sobrevolar las muchas tensiones personales, políticas y sobre todo disputas de poder que han sacudido a la formación en este mes, intentando abstraerse del fango que todo lo salpica. Trata de rebajar la tensión, una y otra vez, y lo achaca a "estrategias de marketing", "a los acaloramientos del momento" y a los "intereses de algunos para que nada cambie". De los dos candidatos a presidir el PP cántabro, Sáenz de Buruaga ha sido la única que, hasta la fecha, ha accedido a someterse a las preguntas de este periódico; Ignacio Diego ha declinado, por el momento, la invitación de El Diario.

En sus respuestas, la secretaria general defiende con arrojo la necesidad de "un cambio profundo para volver a conectar con la sociedad" y recuperar el gobierno en 2019.

Hace 13 años llegó a la Secretaría General de la mano de Ignacio Diego. El congreso se presenta ahora como un enfrentamiento entre el número uno y el número dos. Un clásico en la política española. ¿Qué le ha pasado al PP cántabro?

Se ha acabado una etapa y tiene que abrirse otra. Se trata de evolucionar al mismo tiempo que lo hace el conjunto de la sociedad. Es sano y necesario. Ignacio Diego y yo hemos compartido el partido y responsabilidades durante 13 años, pero evidentemente quién pilota la nave en ese tiempo es el presidente. Durante once de esos años he creído que el proyecto de Ignacio Diego estaba vivo y hoy no pienso eso. Ha llegado el momento del cambio y así es como se lo he dicho siempre, con absoluta lealtad. ¿Alguien puede entender que si el Real Madrid bajase a Segunda División no se cambiara al entrenador o se renovara a parte del equipo? Pues esto es lo mismo.

¿Por qué no se quejó entonces y se ha callado hasta ahora?

Mis discrepancias se las he expresado a mi presidente en los órganos de dirección del partido. Siempre he entendido que tenía un mandato de cuatro años; y lo sensato y honesto era llegar al final de ese mandato haciendo el menor daño posible al partido que tanto quiero. Hay quien me ha preguntado que por qué no he dimitido, pero en pleno proceso de las elecciones generales en Cantabria no creo que fuera lo que más necesitaba. Ahora toca cerrar un ciclo.

¿Cuándo se produce esta divergencia de proyectos?

Tras las autonómicas de 2015 insté a abrir un periodo de reflexión, pero los plazos se dilataron por la situación nacional y la repetición de las elecciones. En ese tiempo, le dije varias veces a mi presidente que me sentía decepcionada con el proyecto, que se ha agotado, y le manifesté que si él pretendía seguir al frente del PP yo no le acompañaría. Ya no me sentía implicada en las decisiones y en el rumbo que habían tomado las cosas dentro del partido.

"Entre ir pisando puros y pactar un Gobierno, hay un largo recorrido"

  • Hay estupor entre los afiliados por la virulencia del enfrentamiento.

  • Cómo no. Pero no ha sido igual por las dos partes. Ha habido espectáculos como ver al portavoz de un grupo parlamentario acusando a su secretaria general de traidora y desleal. Que existan varias candidaturas no es sinónimo de enfrentamiento.No se le puede decir a la gente que si hay dos modelos distintos se va a romper todo.

  • Le acusan incluso de entregar su partido a Revilla.

  • Es algo lamentable. Quien no tiene proyecto de futuro ni ilusión que ofrecer tiene que recurrir al miedo y la manipulación, que a veces funciona y espero que en esta ocasión no sea así. Entre ir por la vida pisando puros y pactar un gobierno hay un largo recorrido que no se hace en dos días. Y simplemente decir que quien entrega la Presidencia del Gobierno de Cantabria es la persona que en la misma noche electoral tira la toalla, porque es incapaz de descolgar el teléfono para negociar.

  • ¿Es imprescindible tender puentes?

  • El diálogo es una obligación para cualquiera que quiera estar y hacer política en el siglo XXI. El drama es ganar y tener que claudicar porque te declaras incapaz de pilotar la confianza que los ciudadanos han depositado en ti. Eso es dar la Presidencia a Revilla. No hay que ser muy listo para saber cómo y con quién ha ocurrido eso. Yo invito a hacer una reflexión ¿A quién prefieren nuestros adversarios al frente del PP? No me cabe ninguna duda de que prefieren que se queden como está el PP, porque es la manera de que no seamos capaces de salir de la trampa en la que nos han metido.

¿Qué le dijo cuando le anunció en firme su intención de presentarse a las primarias?

En un primer momento lo vio bien. Incluso aprovechando un viaje a Génova para trabajar en la ponencia de Estatutos con Fernando Martínez-Maillo manifestó su conformidad para esa transición natural, ordenada, pacífica, de confianza, y, a partir de ahí, las cosas descarrilaron.

¿Fue cuando le ofreció dar una rueda de prensa conjunta para visibilizar que era una heredera?

Cuando él consiente el relevo me plantea visualizarlo ante la opinión pública para explicar que era una decisión pactada, para decir que yo era su candidata y que todo iba a seguir igual. Pero nuevamente le dije que ese no era el mandato que me había llevado hasta ahí. No me parecía ni necesario ni conveniente salir a decir que era la candidata tutelada. Eso originó unos roces y diferencias, pero no creo que sea el motivo de que se pueda terminar.

Entonces, ¿qué pasó para que todo volase por los aires?

Probablemente que aluien se resiste a entender que su etapa ha terminado y a dar un paso atrás. Creo que no se debe solo a decisiones personales, sino que los entornos han influido mucho. Hay gente más preocupada porque su situación personal cambie más que por el futuro del partido.

Y llegó un momento en que al presidente le valían todos menos usted.

Me quedo sin palabras. Me entra una profunda tristeza. Yo en su lugar sería feliz si pudiera dejar al partido en manos de alguien que lo quiere, que lo conoce, que trabaja por él. Diego ha destacado siempre mi lealtad, mi entrega y mi capacidad de trabajo. Después de ver al presidente anunciar a los alcaldes pasiegos que buscaba un candidato para neutralizarme y comprobar que no tiene proyecto, tengo mis dudas de que Ignacio Diego quiera presidir este partido. Eso sí, tengo la seguridad de lo que no quiere es que sea yo.

¿Quién ha dejado a quién? ¿Diego a usted o al revés?

Yo me niego a vivirlo como un enfrentamiento. No lo veo como una riña familiar, sino que hay una diferencia clara de proyecto. Hay alguien que pretende construir el futuro del PP de Cantabria y hay otro que quiere que las cosas se queden como están, que nada cambie y seguir mirando al pasado.

Pero una parte de la crisis interna tiene que ver con la quiebra de las relaciones personales del grupo dirigente. Solo así se entienden las acusaciones de traición, deslealtad, cuchilladas...

Nadie puede poner en duda mi lealtad. He defendido ideas, aunque no las respaldara. Creo que una persona no puede llevar a su organización hacia donde no quiere ir. Choca mucho hacer apelaciones a la unidad mientras se mantienen acusaciones desde algunas filas. Esto suena un poco al bombero pirómano, que trata de incendiarlo todo y luego quiere parecer el que lo apaga. No voy a entrar en una política de descalificaciones o enfrentamientos personales, porque me siento en la obligación de ahorrar vergüenza y más humillación pública a mi partido.

Sus rivales dicen que su candidatura es una operación orquestada por Íñigo de la Serna.

Lamentablemente estas cosas suelen ocurrir cuando la que da un paso al frente es una mujer. Casualmente se duda de sus capacidades y habilidades, de su carácter y casi siempre tiene que ser la interpuesta de alguien. Me honra tener el apoyo de una persona con la que coincido en la manera de ver las cosas y entender la política, pero junto a él hay muchas personas igual de implicadas.

¿Contaba con el apoyo de Génova cuando anunció su candidatura?

La dirección nacional ha hablado dos veces de forma contundente. Yo llevo muchos años en política y nunca he visto una respuesta tan dura. Cuando presenté mi candidatura la dirección nacional no emitió ningún comunicado expresando su malestar, pero con la suya sí ocurrió. No fue tanto por dar el paso, que está en su derecho, sino porque había incumplido el compromiso de no hacerlo en tanto y cuando no terminase una negociación. Fue una traición y una deslealtad que mereció la oportuna desautorización. Más recientemente Íñigo de la Serna ha mostrado su apuesta por el cambio. A nadie se le escapa que comparte consejo de ministros con Mariano Rajoy. Eso deja muy claro qué es lo que piensa Génova.

¿Cree que se equivocaron con la política de retrovisor y ahora no han sabido gestionar su vuelta a la oposición?

Ante todo, me declaro orgullosa de la época que se ha vivido, copartícipe de los éxitos y de los fracasos, hemos alcanzado una mayoría absoluta probablemente histórica. No podemos estar perdiendo el tiempo en saldar cuentas del pasado. Nadie entendería qué hace el PP hablando todavía de las facturas que encontramos en el cajón en 2011. No pueden aprobar el examen de 2019 con el temario de 2015. Durante los años de Gobierno no me cabe duda que hicimos lo que tocaba, pero es que han pasado dos años en blanco, sin un rumbo cierto y sin una estrategia clara y de referencia para una mayoría social. El PP tiene que tener un proyecto, saber a dónde va, marcar su estrategia y hacerla llegar a la sociedad.

¿Qué puede aportar ahora después de 13 años en la dirección?

Ofrezco participación, diálogo e ilusión, que creo que hace mucha falta en la familia del PP. No es solamente un cambio de liderazgo y una significativa renovación del equipo, sino en las formas de hacer política, de trabajar y de relacionarnos con los demás. Hay que impulsar cambios, empezando por el liderazgo en el partido, para luego seguir con una renovación significativa de los equipos y empezar a cambiar las formas de hacer política. Es decir, trabajar mucho más en equipo, de forma mucho menos personalista y mejorar la capacidad de relacionarnos con todo aquello que nos rodea.

En los últimos comicios perdieron 13 puntos y 53.000 votos en las regionales... Si no hay un cambio, ¿qué puede ocurrir en las próximas elecciones?

A mí me preocupa mucho. Hay que impulsar un proyecto de renovación para garantizar un horizonte de futuro al PP. Un partido que gana pero que no gobierna al final corre el riesgo de dejar de hacerlo. Los ciudadanos quieren que su voto sea útil y yo creo que nos exigen que gobernemos. Tenemos las habilidades, las capacidades y las personas para remover todos los obstáculos que nos impiden tener la presencia que merecemos.

La candidatura autonómica de 2015 sacó miles de votos menos que las municipales, ¿había un problema de liderazgo?

Fueron años durísimos, esos datos no son achacables a nadie concreto. Pero está claro que no en todos los sitios el PP se comportó igual. No hay que flagelarse, pero hay que tomar medidas y recuperar el tiempo perdido. Se produjo un desgaste claro del proyecto, un agotamiento de los equipos y la estructura. Yo en ese momento hago la lectura de que se ha acabado esa etapa y de que tiene que empezar otra. No sé si el presidente y el resto del entorno la hicieron conmigo. Visto lo visto, no. El mensaje que nos mandó la sociedad fue clarísimo. No se puede esperar a hacer el relevo a que las cosas se acaben, se agoten o que estén bajo mínimos.

¿Está en riesgo la supervivencia del PP por la crisis interna?

Al menos por mi parte bajo ningún concepto. Lo primero que tiene que tener claro un presidente es cuáles son las obligaciones y la nuestra es mantener la unidad. Yo lo estoy haciendo desde el minuto uno para que sea una oferta sincera. Me gustaría pensar que si es Diego haría lo mismo.

Pero la herida es enorme.

Hay que trabajar bastante para curar las heridas con generosidad e inteligencia. Tengo la capacidad, junto a un equipo fuerte, de recomponer las cosas y recuperar el PP para la sociedad.

Habla de gobernar, dialogar y pactar.¿Se da la paradoja de que usted se vaya a entender mejor con Revilla que con el presidente de su partido?

No lo creo. Lo que tenemos que hacer es ser capaces de sentarnos en torno a una mesa para aún desde proyectos diferentes o discrepantes, poder buscar soluciones para resolver los problemas de los ciudadanos. Los ciudadanos están muy cansados de la tensión, de la crispación, de los enfrentamientos... Discrepar del proyecto no es dividir ni romper. Los cambios no son purgas, sino integración y renovación.

Si pierde, ¿se quedaría a o se marcharía?

Estoy convencida de que van a respaldar el cambio. Es el futuro. A partir de ahí, veremos.

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