Las murgas ponen voz al carnaval

Detrás del telón siempre hay algo de nervios. Un sentimiento de responsabilidad por darlo todo ante su pueblo. Ese cosquilleo en el estómago, minutos antes de actuar, es lo que lleva a los murguistas a volver a pisar las tablas. A enfundarse el disfraz y la peluca. A cantar a su carnaval marinero al llegar cada febrero.

El arranque del concurso de murgas adultas escribió ayer el primer capítulo de esta colorida fiesta. Al compás de irónicos pasodobles e ingeniosos popurrís, Santoña se sumergió en un espectáculo que, cada año, sube un peldaño más en calidad. Porque, ayer, sobre el escenario instalado en la plaza de San Antonio se vieron disfraces de lo más dispares, escenografías imposibles y letras impregnadas de sátira y humor. Unas puestas en escena fruto de cuatro meses de trabajo, esfuerzo y mucha ilusión. El público, congregado en la carpa, respondió con sonoros aplausos, vibró con sus afinadas gargantas y rió a carcajadas con sus parodias. Y, eso, es lo que buscaban las cuatro murgas que ayer subieron el telón del Carnaval 2016. Hacer disfrutar a los asistentes. A vecinos y visitantes. Y con ese mismo objetivo entonarán sus voces hoy y mañana las nueve murgas restantes que compiten en esta edición.

El primer pase del concurso dejó buenas sensaciones. Los encargados de romper el hielo y hacer entrar en calor tanto al personal como a los micrófonos fueron Los Canallas. Estos jóvenes pusieron la carpa «del revés» con su particular estación de metro. Representaron a esos artistas que «se buscan la vida entre acordes y cartones» cantando en las estaciones de las grandes ciudades a cambio de unas monedas. Por unos minutos aparcaron sus guitarras para pedir al alcalde que «no sea la estrella del postureo y trabaje y gobierne por su pueblo». Se mofaron del fracasado fichaje de De Gea y dieron un repaso a los incontables conciertos que ha habido este verano en la villa. No se olvidaron de Nanda, esa concejala que va de «alcaldesa» y se preguntaron para qué sirven los debates políticos en televisión, «si, luego, la gente vota a bulto».

Con el billete del carnaval ya comprado, el público viajó hasta México con las catrinas de Por fin Juntos. Las calaveras del Día de la Muerte. El original y elaborado maquillaje de los integrantes llamó mucho la atención. En las primeras estrofas se mostraron dispuestas a dejar la eternidad para disfrutar de este «maravilloso carnaval». Emocionaron a todos con un homenaje a los enfermos de alzheimer y desataron las risas al decir que «estaban hasta la castaña de tanto chino» y al recordar la operación de Leticia Sabater para «hacerse grande todo su potorro». Y de México hasta Perú de la mano de Frágile. Una veterana y laureada murga que trajo a Santoña los ritmos andinos. Con el Machu Picchu de fondo, lanzaron sus dardos contra los Reyes Magos que tardaron más de la cuenta en salir al balcón del ayuntamiento porque estuvieron «saludando a los hijos de amigos de concejales». Estos peruanos se burlaron de su «hermana» Chabelita y de la «hostia a Rajoy que le dejó medio atontado». Y no se cortaron al comparar al PRC local con «un camaleón» porque cambia de colores para pactar con todos.

El primer pase se cerró bajando hasta los infiernos con Los Makys y la «exconcejala de fiestas». Estos demonios en pañales se presentaron «dispuestos a liarla y quemar la carpa en carnaval». Con su tono más serio, rechazaron la independencia de Cataluña y criticaron la construcción del túnel de la «ruta de la mierda» y la intención de tirar el Palacio de Chiloeches. Antes de marcharse aseguraron que el mejor fuego es el calor del público, «este es el infierno que quiero yo», cantaron.