Borrar
Los vecinos de Cañadío y Río de la Pila no quieren que el Gobierno permita abrir los bares media hora más.
Los vecinos del Río y Cañadío rechazan que los bares tengan media hora de margen para cerrar

Los vecinos del Río y Cañadío rechazan que los bares tengan media hora de margen para cerrar

"Los argumentos de hostelería son ridículos; es reírse de la gente", dicen y avisan al Gobierno de que se opondrán si la medida se incluye en la Ley de Espectáculos

Violeta Santiago

Sábado, 12 de marzo 2016, 08:37

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Dos de las asociaciones de vecinos ubicadas en zonas hosteleras de gran movimiento de Santander (la de Cañadío y la del Río de la Pila) se han mostrado radicalmente contrarias a que el Gobierno regional asuma la petición realizada por la Asociación de Hostelería de Cantabria para que se permita a los bares media hora de margen para desalojar los locales ahora que se redacta una nueva Ley de Espectáculos con la que se espera regular éstos en los negocios. Ricardo Alea, presidente de la asociación de vecinos Pombo-Cañadío, declaró a El Diario que el colectivo «se va a oponer de todas las formas, porque estamos muy hartos».

Su asociación ha sido una de las que ha aprovechado el periodo de alegaciones para dejar clara su disconformidad, porque «no queremos que se estire el horario, de ninguna manera: todo lo que sea dejar un mínimo a discreción del empresario, acaba siendo un mal asunto».

Alea contestó así al razonamiento de la Asociación de Hostelería, cuyo presidente, Ángel Cuevas, explicó recientemente que ha pedido que se mantenga la hora de cierre actual, «pero con media hora más para el desalojo». Es decir, que se dé un poco de manga ancha para que, «con la música y las luces apagadas, la gente se pueda ir marchando poco a poco». Cuevas justificó su petición en que se habla de negocios «que viven de ocho horas de actividad a la semana. Con esa media hora se puede hacer todo de manera más ordenada y apurar un poco», explicó.

Pero al representante de los residentes de Pombo-Cañadío, un colectivo que lleva años batallando contra el botellón y la suciedad que genera, contra los horarios de las terrazas y contra los ruidos, esta petición le parece simple y llanamente «mucha cara», porque las horas de cierre actuales «son más que suficientes. Es increíble que quieran una ampliación. Eso se convertirá, primero, en cerrar a las 5.30 (se refiere a las discotecas, salas de fiesta con espectáculo, etc.) Y cuando se les permita esa media hora, querrán estirarlo hasta las 6.00».

El "doble botellón" del Río de la Pila

  • En pleno siglo XXI, los vecinos del Río de la Pila ruegan al cielo para que llueva los viernes. Y a ser posible, a cántaros, «porque es la única forma de evitar el botellón que se monta en las escaleras colindantes al ascensor». Lo cuenta Jesús Garay, presidente de la Asociación de Vecinos del lugar, que dice que esa primera noche del fin de semana los residentes en esta céntrica calle sufren «el doble botellón».

  • El primero es el alcohólico y lo nutren decenas o cientos de jóvenes que se van escalonando desde San Celedonio hacia arriba entre aproximadamente las 23.00 horas y las 3-4 de la mañana, «hora en que se les acaba el suministro».

  • El segundo lo protagonizan los barrenderos de Ascán, la empresa concesionaria de la limpieza en Santander, «que a partir de las seis de la mañana se dedican a barrer toda la suciedad y las botellas calle abajo y organizan tal escandalera que yo he bajado en más de una ocasión a llamarles la atención». Hasta ahora, todas sus protestas caen en saco roto ni la policía se acerca a impedir las concentraciones, ni los limpiadores se enmiendan.

Alea señaló que los argumentos empresariales le parecen «ridículos. Que digan que esa media hora es vital para el negocio es reírse de la gente». También calificó de irracional su pretensión. «Lo que nadie ve es que, para los vecinos, las cinco es la hora en que por fin puedes dormir. Y eso que muchas veces el problema no es el local, que está bien insonorizado, sino las terrazas y el lío que se genera en la calle en el momento del cierre porque la gente se pone a dar guerra y las voces no paran. Para los residentes este es un problema muy gordo».

Su asociación también ha alegado oficialmente contra la ambigüedad de la redacción de la ley en lo que tiene que ver con la petición de permisos para desarrollar actuaciones en vivo en los locales.

La hartura es compartida por Jesús Garay, del Río de la Pila, que tampoco entiende la reclamación de los hosteleros ni que el Gobierno no se haya dirigido de oficio a las asociaciones de vecinos que más sufren las consecuencias de la hostelería para recabar su opinión. Esta organización no ha alegado oficialmente, pero Garay se pronuncia rotundo: «La propuesta me parece muy mal. No mal», insiste, «sino fatal. Parece que la hostelería tiene bula y eso no sería criticable si también se respetara el tiempo de descanso de los vecinos, pero no es el caso». Garay matiza que no tiene nada en contra de las actuaciones en vivo en los locales, siempre que se planteen «a horarios decentes, sean a puerta cerrada y se cumpla con las horas y los decibelios». Su asociación lleva años reclamando «horarios europeos», sin resultados.

Fecav: «No es descabellado»

La Fecav, Federación Cántabra de Asociaciones de Vecinos, por su parte, no está en contra de esa media hora de margen. A su presidente, Ricardo Sainz, no le parece «descabellado» abrir la mano un poco para desalojar. La Fecav también ha alegado a la norma en gestación, pero se ha centrado en todo lo relacionado con los espectáculos al aire libre, como conciertos o ferias.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios