De tardeo en la terraza de La Flor de Tetuán

Además, por su carácter inquieto, Maite ha abierto La Flor a nuevos clientes, tanto con la comida para llevar como con la fórmula del 'tardeo', absolutamente innovadora y pionera en la ciudad. Consiste en que, de martes a viernes, de 18.30 a 20.00 horas, el cliente puede disfrutar de un menú especial dedicado a las tardes de invierno, con aperitivo, plato principal y postre. Por 20 euros, que incluyen una copa de vino, se proponen sendos bocados de ensaladilla rusa, cóctel de marisco, pastel templado de cabracho, ceviche de cabra roca, zamburiñas, almejas, rabas, delicias de merluza, pastas y hojaldres.

Volviendo a la carta de La Flor de Tetuán, lo primero a destacar es la amplitud de propuestas que formula, empezando por el picoteo, ideal para compartir antes de profundizar con el marisco, los pescados, la carne o un arroz.

Para ir abriendo boca, con la compañía de una de las numerosas referencias de los vinos conforman una notable bodega que dirige la sumiller Yolanda Alonso, se pueden pedir las rabas de calamar; pastel de cabracho, bañado con salsa holandesa y gratinado; anchoas de Montebuciero; ensaladilla rusa; salpicón de marisco con lechuga picada en juliana, langostinos, rape y colas de santiaguinos o bogavante; ensalada templada de bacalao; mejillones en salsa marinera o en vinagreta; albóndigas de rape; cóctel de langostinos; zamburiñas a la plancha; foie fresco al PX; gambas orly; ventresca con cebolla caramelizada; jamón ibérico Blázquez, o huevas de merluza en vinagreta.

En arroces, excelente el de almejas, con piezas grandes, sabor y punto. También los hay con bogavante del Cantábrico y con carabineros, y un guiso de patatas también con carabineros que se proclamó campeón regional en su categoría.

La calidad incontestable de los pescados se plasma en elaboraciones a la sal o al horno de lubina, dorada o machote. Además se ofrece bacalao al pil pil o con tomate casero; merluza con cocochas y almejas; rape rebozado o a la plancha; lenguado a la plancha, en salsa Menier o en filetes rebozados; mero a la plancha; rodaballo; virrey, o besugo.

Pero quizá lo más diferencial de este restaurante es el marisco que aguarda su momento en viveros propios. Los platos más demandados, además del ya citado salpicón, son las almejas a la marinera, a la sartén, al natural o al vapor y el camarón.

Para los más fans del marisco están las ostras; los langostinos cocidos o a la plancha; el percebe; la nécora; el centollo; los carabineros; el bogavante o la langosta, ambos del Cantábrico, y la cigala de tronco. Elaboraciones sencillas y gustosas en las que el producto es el gran protagonista.

También hay buenas carnes, pero antes de terminar, ¿y de postre? No hay que perderse la tarta de queso, el souflé, las fresas flambeadas o el tocino de cielo.