La cocina clásica que se disfruta todo el año
Terraza y especialidades. Legumbres, carnes a la brasa, guisos y escabeches, al aire libre
En pleno verano hay platos que aunque sean más demandados en otras épocas, tienen su público y su demanda en estos meses. Las suaves temperaturas de los estíos en el norte no impiden disfrutar de las verdinas con almejas, de las alubias rojas con chorizo, de los judiones o garbanzos con oreja de cerdo y del cocido montañés.
En Corbán, el Asador El Llar lleva casi cuarenta años haciendo una cocina clásica que se disfruta todo el año, y ahora en una agradable terraza que han acondicionado a la entrada del restaurante, abierto en 1983, a raíz de las restricciones que les ha impuesto el covid.
Una pandemia que no ha impedido a los clientes saborear los buenos guisos, los pucheros ni los clásicos de la matanza -chorizo, torreznos, morcilla-, que son otra especialidad, junto con las carnes a la brasa.
La materia prima se cuida de manera especial en esta casa, tanto las legumbres como las carnes que se asan sobre carbón de encina -chuletón, chuletillas y conejo-, los pescados de cada temporada como el bonito o los bocartes, otra de las especialidades de El Llar, ligeramente cocinados al ajillo, aunque también se preparan fritos o rebozados, el bacalao y la lubina; y las verduras de la huerta familiar, pimientos, tomates, lechugas y cebollas.
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Ubicación Calle Santa Catalina 15 (Corbán), Santander.
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Teléfono 942 347 035.
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Propietario y cocinero: Alejandro Fernández
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Inaugurado: 1983.
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Sala: Marlin Bussel y Cristian Fernández
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Estilo de cocina: Clásica, tradicional.
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Precio medio: 30-35 euros.
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Bodega: Más de medio centenar de referencias.
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Terraza: Sí.
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Horario: Abierto para comidas y cenas.
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Cierra: Lunes.
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Café: Dromedario.
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Aparcamiento: Sí, particular.
Los pimientos verdes rellenos de rabo guisado -anteriormente se hacían de manitas-, merecen ser destacados, así como estofado o relleno de foie; las ensaladas, de codornices escabechadas y de bonito en escabeche casero y tomate; los callos, los huevos con patatas y torreznos o el magret de pato con salsa de Oporto.
Alejandro Fernández lleva 37 años y 23 como propietario, cocinando y atendiendo a sus clientes en las mesas -también su hijo Cristian-. El Llar es un referente de la tradición y de buena mesa, por él no pasan los años y siempre agrada volver.