Una gastronomía con mucho recorrido
La Ruta del Pincho regresa a Castro en su XI edición para poner en valor esta especialidad culinaria que presentarán los 28 establecimientos participantes
El vaivén de pinchos es constante en los 28 establecimientos que participan en la Ruta del Pincho, un evento que tiene como finalidad dar a conocer la ciudad, atraer a los visitantes e incrementar las ventas en los bares y cafeterías y también en el resto de comercios castreños.
Hace tres ediciones que Roberto Liendo y José Boyero organizan esta ruta gastronómica de la que peligró su continuidad al no contar con nadie que la organizase. Fue entonces cuando Liendo, quien ya estaba en la organización anteriormente, y Boyero decidieron no dejar morir este evento gastronómico. Para ello, contaron con el patrocinio de la agencia de viajes Nautalia, quien se encarga desde entonces de diseñar el cartel y elaborar los ruteros, una hoja que los clientes que quieren hacer la ruta deben adquirir en cualquiera de los establecimientos participantes por el precio de un euro. En dicho papel aparece la información necesaria para poder realizar la ruta, indicando el nombre del bar y del pincho que se presenta al concurso, el horario y la zona, además de las fechas destacadas del evento y de los premios que se sortean. Quienes logren un sello de cada establecimiento podrán entrar en el sorteo de ocho experiencias 'Instante SPA'; ocho escapadas con encanto; ocho visitas a bodega con cata; una sesión en la sala 'Escape Time'; una cena en La Brasserie Turcanu; un asesoramiento deportivo con valoración antropométrica y un cheque regalo a canjear en la tienda Celopman. Por su parte, los 28 establecimientos participantes se disputarán con sus pinchos el primer, segundo y tercer premio del jurado y también del público, obteniendo con estos seis puestos el título correspondiente de la Ruta del Pincho y con ello su reconocimiento.
«La Ruta del Pincho ya es una marca en sí misma. Hace que sea un pueblo con vida durante estos diez días», asegura Boyero, quien reconoce que en esta edición nota «a la gente con más ganas por el ambiente que hay» y que los bares están «cada vez más ilusionados». «Les apretamos para que sean mejores pinchos. Queremos que sean de un nivel muy alto porque cada vez viene más gente y notamos que tanto los de fuera como los del pueblo se vuelcan. El año pasado el parking Amestoy tuvo que abrir otra planta debido a la gran afluencia de gente, algo que pasa pocas veces. Si lo mantenemos puede funcionar muy bien», destaca el organizador. Además, Boyero recuerda que al principio los bares se tomaban la Ruta del Pincho como un pincho-pote «en el que se daba una tapita con la bebida», sin embargo, desde la organización decidieron darle un toque «más profesional», para lo que fue fundamental el papel del jurado, ya que los hosteleros tienen que esforzarse más, porque sus pinchos son valorados por varios cocineros con Estrella Michelín. Roberto Liendo, el otro miembro de la organización, detalla que en esta edición, el jurado está compuesto por Óscar Calleja, chef que tiene dos estrellas Michelin en un restaurante de San Vicente de la Barquera y el premio al mejor restaurante de España 2018; la chef con Estrella Michelín Zuriñe García; el chef Mikel Población, mano derecha de Fernando Canales, también con Estrella Michelín; Edu Quintana, con Estrella Michelín en Hoznayo y la cocinera castreña Leire Becerril, que ha trabajado con Jordi Cruz. Estos profesionales cataron los 28 pinchos el pasado 3 de abril en la presentación de la ruta que tuvo lugar en el IES Ataúlfo Argenta, dejando su valoración en un sobre cerrado, unos resultados que se conocerán el 16 de abril.
El jurado profesional que valoró los 28 pinchos está compuesto por varios chefs con estrella Michelin
Entre fogones
El trabajo se multiplica en las cocinas de los 28 locales participantes en la Ruta del Pincho durante estos diez días, algo que bien sabe Laura García, cocinera y propietaria junto a Manuel Brígido de La Bodeguita, establecimiento ubicado en el casco antiguo que ha ganado dos primeros premios de esta competición gastronómica. «El año pasado vendimos cerca de 3.500 pinchos el primer fin de semana», cuenta García mientras coloca minuciosamente los ingredientes del pincho de este año, llamado 'Pluma Roja' e inspirado en los viajes que realiza junto a Brígido. «Viajamos mucho y conseguimos ideas originales. Nunca copiamos de otros pinchos», aseguró este, resaltando que la ruta es un «escaparate que sirve para que la clientela te conozca y vuelva durante todo el año». Ambos compiten directamente con La Marinera, local del que también son propietarios.
En la zona de Los Jardines está el Vespa Café, local que ha ganado en varias ocasiones el título de Mejor atención. Marcos Colinas sale de la barra y explica que, junto a sus cuatro compañeros, crea cada año el pincho que presentan. «Este año se llama 'Chincheta 0,60' porque siempre tenemos pique y 0,60 es el escrutinio que nos ha dado el jefe para gastar en cada pincho. Hemos probado varias fórmulas hasta dar con el pincho adecuado», cuenta Colinas añadiendo que lo importante «es que lo que se de, se de bien» y que «cuanta más afluencia de gente haya, es mejor para el pueblo». En el barrio de Cotolino, en El Paréntesis, trabaja en el fogón Nerea San Miguel, en su pincho 'MancocomaN', de influencia tailandesa. El primer año que se presentó obtuvo el primer y segundo premio y en esta edición es el único local de Cotolino que se presenta a la ruta. «Es importante que se conozca que aquí también hay una zona consolidada de poteo», indica con ilusión San Miguel, quien comenzará a pensar en el pincho del año que viene en cuanto finalice esta ruta.