La vara de medir

Se suceden las aperturas, siempre más sonoras que los cierres, que también los hay, tanto motivados por falta de relevo generacional, por traspasos cuantiosos difíciles de amortizar o simplemente por un colapso del proyecto empresarial fruto de la inexperiencia o de haber asumido demasiados riesgos.

El ticket medio en la mayoría de los casos se ha reducido, no faltan mesas que comen con agua, porque el cliente medio no quiere renunciar a salir a cenar, prefiere acortar la factura en aspectos como la bebida o el postre.

La mayoría de los restaurantes, en los últimos 24 meses, han incrementado en más de una ocasión el precio de sus cartas, algo perfectamente comprensible, sobre todo después de escuchar a más de uno que no han podido trasladar todos los incrementos al cliente.

Por todo ello, la vara de medir del cliente más exigente, por justicia, debería tener en cuenta estas circunstancias. Ahora, más que nunca, hay que valorar la relación precio-calidad.