Abrir cada día Valdecilla cuesta un millón de euros
El hospital puede llegar a concentrar en un solo día a más de 13.000 personas, cifra que supera la población del 90% de los municipios de la región
Sólo en el minuto y medio que se tarda en recorrer los 120 metros del pasillo de enlace de las Tres Torres o en subir ... a la novena planta del edificio 2 de Noviembre en ascensor, Valdecilla ha gastado más de 1.000 euros. Mientras uno contempla la pantalla del pase y espera a ver si sale su número de consulta o mira por la ventana de la habitación donde acompaña a un familiar recién operado, ese contador suma y sigue sin parar. Unos 47.000 euros a la hora. Abrir el hospital cada día cuesta un millón de euros. La mitad de su presupuesto, que el año que viene será de 378,1 millones, se destina a las nóminas de la plantilla.
La principal empresa de Cantabria emplea a 5.200 profesionales, sin contar los 650 trabajadores de los servicios no clínicos, que son los que gestiona Smart Hospital Cantabria (Ferrovial/SIEC), adjudicataria del contrato de colaboración público-privada hasta 2032. Como apunte, sólo para cubrir las vacaciones de verano de su personal, la Gerencia contrata a alrededor de 1.700 personas. Sí se contabilizan entre sus efectivos a los 300 médicos residentes (MIR). Aunque, al margen de estos, por el hospital rotan también al menos medio millar de estudiantes de Medicina, de Enfermería, auxiliares, técnicos, documentalistas...
Salvo un 2% que se reserva para inversiones de alta tecnología, el resto del montante se va en facturas de todo el suministro sanitario (farmacia, material de quirófano...) que necesita Valdecilla para funcionar las 24 horas los 365 días del año. Las cifras que mueve el gran hospital de Cantabria, dentro y fuera de su laberinto de pasillos, permiten dibujar las dimensiones de su actividad, acorde a su volumen de pacientes. Con una capacidad de unas 800 camas, registra anualmente más de 35.500 ingresos (casi un centenar al día), la mitad programados para cirugía, con una estancia media de una semana. El balance se completa con las hospitalizaciones derivadas desde Urgencias, donde raro es el día que no se recibe un infarto o una fractura de cadera. De hecho, los cardiólogos colocan diariamente seis stents coronarios, que son los dispositivos (muelle metálico) que se utiliza para desatascar las arterias que llevan la sangre al corazón, evitando así que acabe provocando una angina de pecho o un infarto de miocardio; y los traumatólogos ponen cinco prótesis de rodilla, hombro o cadera por jornada. Y son sólo dos ejemplos puntuales, porque la actividad quirúrgica de Valdecilla se eleva a 21.000 intervenciones al año, concentradas la mayoría en horario de mañana, que es cuando el hospital funciona a pleno rendimiento. En las plantas de hospitalización, en los laboratorios, en las salas de pruebas diagnósticas, en rehabilitación, en las consultas externas...
Aunque atraviesa diferentes niveles de intensidad al cabo del día, el centro se despereza bien temprano y no tarda en entrar en ebullición. El ejemplo más visible es el edificio de Valdecilla Sur, donde se atienden al año 624.000 consultas de las diferentes especialidades (a excepción de Oftalmología, desplazada al Hospital de Liencres). Salas de espera repletas de pacientes y la inevitable cola en la entrada del parking, que recibe una media de un millar de vehículos al día –a sumar a los otros mil que aparcan en el subterráneo de la plaza norte–. Esa es la rutina matutina en este extremo del complejo hospitalario. Se calcula que sólo entre los pacientes ingresados y los que acuden a consulta, contando un solo acompañante por cada uno, pasan por Valdecilla diariamente alrededor de 8.000 personas. Pero si se añaden los que van a Urgencias, los que acuden a hacerse análisis o a someterse a una prueba de Radiología el tráfico se eleva hasta las 13.000, que supera la población censada en el 90% de los municipios de Cantabria. Representa casi el equivalente a todos los habitantes de Santa Cruz de Bezana, más de los que tiene Laredo y el doble de los residentes en Cartes o Polanco.
15.000 cafés
Un tránsito que se ve reflejado en las estadísticas de asistencia, como las 205.000 radiografías, las 60.400 ecografías, los 42.400 TAC (escáner) o las 22.600 resonancias magnéticas anuales, pero también en los servicios paralelos. Sólo en las máquinas de vending distribuidas por el hospital se sacan al mes 5.000 botellas de agua y 15.000 cafés y chocolates. Y en la parada de taxi de Valdecilla Sur, que concentra el grueso de su demanda por la mañana, la frecuencia de clientes ronda la treintena a la hora. Un taxi cada dos minutos. Eso sí, en hora punta (de 10.00 a 13.00 horas), subrayan los taxistas, porque el resto del día el trabajo decae a casi cero y la actividad de la parada Norte es mucho menor.
Las carreras de taxis se mezclan con las de las ambulancias. Y no sólo con las que llegan con las sirenas activadas, con destino a Urgencias, sino también con las que se amontonan a la puerta de Rehabilitación, donde son trasladados desde diferentes puntos de la región unos 90 pacientes por día para recibir su tratamiento. Y hay que tener en cuenta que son una minoría, porque el servicio recibe cada jornada laborable hasta 650 casos, contando las cien consultas de media y las sesiones de fisioterapia (450), de logopedia y de terapia ocupacional.
Mientras el día avanza, la factura de Valdecilla alcanza las seis cifras. Cada 24 horas de ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) cuesta mil euros, y el balance anual se sitúa en 1.600 pacientes, con una estancia media de una semana.
Como es lógico, gran parte del desembolso se debe al consumo de medicamentos. La farmacia hospitalaria, que recientemente ha estrenado instalaciones en la Torre D, mueve un volumen de medicinas de 7 millones de euros al mes. A diario gestiona un millar de órdenes médicas (prescripciones). Una vez organizados los pedidos, los 23 carros de unidosis (los blíster de pastillas se dividen) se encaminan hacia las plantas de hospitalización con la medicación para las 24 horas siguientes para cada paciente. Los comprimidos de mayor consumo son los de paracetamol (357.000 unidades al año) –aunque en inyectable se administran otras 214.000–, seguidos de omeprazol, desketoprofeno (antiinflamatorio) y capecitabina (quimioterapia oral).
Según los datos facilitados por la Dirección, el año pasado se administraron 7,8 millones de unidades de fármacos a pacientes ingresados y otros 2,2 millones se dispensaron directamente a enfermos ambulatorios –alrededor de 200 diarios (60 oncohematológicos y el resto de otras patologías)–, que siendo menos en número representan el 60% del gasto farmacéutico. Los tratamientos más innovadores siempre son los más caros. Por eso el coste de la quimioterapia puede oscilar entre los 200 euros y los 80.000 euros. En el hospital de día se ponen 130.000 dosis de tratamiento quimioterápico al año (356 al día), a las que se suman otras 400.000 que se preparan para tomar en el domicilio. De otro lado, también resulta llamativa la cifra de consumo de suero: 130.800 unidades al mes.
La cadena farmacéutica se adapta al ritmo del hospital (el mayor volumen se concentra por la mañana), pero funciona las 24 horas, lo mismo que los laboratorios. Cada año se realizan más de 674.000 analíticas, de ellas 127.000 pedidas por los equipos de guardia en Urgencias, otro de los focos de mayor afluencia, aunque ahí los atascos son más frecuentes a medida que avanza el día. En total, se atienden más de 170.000 urgencias al año, de las cuales 119.000 llegan al servicio general (adultos), mientras que el resto se reparte entre las pediátricas (40.000) y las de Ginecología y Obstetricia (11.600), siendo aquí las embarazadas las principales protagonistas. De media nacen cada día nueve bebés en Valdecilla, situándose la tasa de cesáreas en la actualidad en el 21%. En 2017 el número de partos fue de 3.540. De un año a otro, el descenso de la natalidad resta una media de cien retoños al balance.
Salvo los programados, los nacimientos no entienden de horarios, circunstancia similar a la que se vive con los trasplantes –233 se realizaron el año pasado, entre órganos, médula ósea (progenitores hematopoyéticos) y córnea–. Los hay indemorables, que obligan a activar el engranaje de guardia y actuar a contrarreloj, y otros que se pueden planificar con más margen de tiempo. En ese caso se opta por el horario de tarde o noche para no interferir en la actividad quirúrgica programada y, por tanto, en las listas de espera. Precisamente, la demora excesiva representa el motivo de queja más repetido entre los usuarios, que el año pasado presentaron casi 2.400 reclamaciones, la mitad de ellas con ese argumento.
Al cierre de septiembre de 2018, en la lista de espera quirúrgica estructural de Valdecilla se contaban 6.345 pacientes, acumulando la mayor demanda Traumatología, seguido de Oftalmología y Cirugía General. Yde ellos, 866 ya saben lo que es cumplir seis meses sin recibir la llamada para ingresar, aunque la cifra de los que más esperan se ha reducido un 23,4% en el último año, según las estadísticas que maneja la Gerencia. No obstante, esa demora siempre lleva añadido el tiempo que transcurre hasta pasar por la consulta correspondiente. Y la relación de cántabros pendientes de ser vistos por el especialista ascendía el pasado septiembre a 25.629.
La cesta de la compra
El volumen de pacientes que aloja Valdecilla conlleva también una ingente lista de la compra para su manutención. De sus cocinas salen a diario 2.850 menús, entre desayunos, comidas, meriendas y cenas. En apenas doce horas se da lo que en un restaurante de tamaño medio se puede ofrecer en un mes entero. El servicio de restauración, gestionado por Mediterránea (dependiente de Smart Hospital), llena cada semana la despensa con 2.800 litros de leche, 500 litros de aceite, 800 kilos de pescado, 1.500 kilos de carne y 3.600 kilos de fruta y verdura –los productos frescos se reciben al día–, entre otros productos. El 55% de esa compra se realiza a proveedores cántabros.
Este año se introdujo el menú de elección para los pacientes con dieta basal, es decir, sin restricciones nutricionales, de tal forma que pueden seleccionar los platos de la oferta disponible de cara al día siguiente. La 'carta' dispone de hasta treinta dietas terapéuticas diferentes, más los menús no restrictivos, que siguen un régimen alimenticio equilibrado y rotan cada quince días.
El batallón de gente que pasa por Valdecilla conlleva también un ejército dedicado a la limpieza. Alrededor de 400 profesionales, también coordinados por la concesionaria, trabajan a turnos para mantener el estado óptimo del centro de forma permanente. Y ahí las cifras también hablan por sí solas. Solo en desinfectante se gastan todos los meses 1.300 litros. De otro lado, el gasto de agua asciende a 250.000 metros cúbicos al año. Aunque si hay un dato curioso, sin duda, es el del consumo de papel higiénico en el conjunto del hospital. Los rollos que se reponen anualmente suman 15.480 kilómetros, que darían para marcar el recorrido por carretera entre Santander y Pekín.
La ropa para lavar y los residuos del día se miden por toneladas
El nivel de actividad se mide también en función de la basura que genera. Y en Valdecilla sale por toneladas cada día. Según el dato aportado por el servicio encargado de gestionarla –este es otro de los cometidos a cargo de SHC (Ferrovial-SIEC)– se recogen a diario hasta 4.500 kilos de residuos sólidos urbanos, similares a los que se pueden generar en cualquier domicilio, como los procedentes de la cocina (restos de comida), papel y cartón. Para su retirada los camiones realizan 16 viajes al día. Aparte, otro vehículo se encarga de los 700 kilos que se generan de residuos biosanitarios, que se someten a un tratamiento diferente. En estas bolsas diferenciadas se recoge todo el material derivado de la práctica clínica, como textiles manchados con fluidos corporales no infecciosos, material de curas, sondas, bolsas vacías de orina, envases de suero... Su destino se marca al inicio de la cadena, mediante la recogida selectiva. Primero, en función de si son peligrosos o no. Y después, dependiendo de cuál va a ser su final. Unos se reciclan, otros se esterilizan antes de ir al vertedero y otros acaban incinerados. El material radiactivo se gestiona de forma independiente.
A este tráfico de camiones por el circuito hospitalario se añaden también los del servicio de lavandería (seis), que recogen unos 8.000 kilos de ropa sucia al día, que son lavados con maquinaria industrial en la planta que Amica, que es la adjudicataria, tiene en Maliaño, donde trabajan 130 personas. Hasta 15.000 prendas diarias, entre sábanas, toallas, ropa de quirófano y uniformes, se reparten en los 96 servicios del hospital. De la recogida y la distribución se encargan 19 personas –18 de ellas con discapacidad–. Cada jornada, 1.800 piezas de uniforme de trabajo, diferenciados por colores según las categorías profesionales, son dispensados a través de dos carruseles automáticos. Desde la puesta en marcha de ese sistema, cada prenda incorpora un chip que informa de la trazabilidad y permite el control de pérdidas que se producen, que también suponían un pellizco.
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