«Tenemos que adaptarnos al cambio climático y cambiar nuestro modelo de uso del agua»
Raúl Medina, director general de IHCantabria, analiza la trayectoria de la entidad en su aniversario y explica los grandes retos que implica a nivel global la transformación de la gestión de los recursos hídricos
Cada vez somos más. Cada vez consumimos más agua. El cambio climático provoca que aumenten las temperaturas y que la sequía sea un fenómeno cada ... vez más intenso y habitual. En ese contexto, el modelo de gestión del agua tiene que cambiar. Y para que ese cambio sea factible y real, toda la sociedad, desde los ciudadanos a los gestores, tienen que tomar conciencia del reto que supone esa transformación e implicarse en ella. En el ámbito de los recursos hídricos y, en general, en todo lo relacionado con el ciclo integral del agua, generar el conocimiento científico y técnico necesario para que las Administraciones puedan conocer la situación real con la máxima exactitud posible y plantear sus soluciones es un primer paso esencial. Y es ahí donde el trabajo del Instituto de Hidráulica de de la Universidad de Cantabria (IHCantabria) se posiciona como un valor imprescindible.
Así lo explica Raúl Medina, Catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Universidad de Cantabria (UC) y Director General del instituto cántabro, con motivo del Día Mundial del Agua. Una efeméride que coincide con la fecha fundacional de IHCantabria, que hoy cumple 17 años de brillante trayectoria en los que ha realizado más de 1.500 proyectos en más de 70 países. Gran conocedor del impacto que el agua y su gestión tienen en la sociedad actual, Medina analiza tanto la evolución del instituto cántabro como sus restos de futuro, que están directamente ligados a aquellos que los recursos hídricos plantean tanto a la sociedad cántabra en particular como a nivel global.
–Lo primero, felicidades. IHCantabria cumple ya 17 años. A punto de cumplir la mayoría de edad.
–Cumplimos 17 años, sí, pero en realidad son casi 20 porque crear el Instituto y la Fundación nos llevó algo más de dos años. La idea cumple 20 años, el Instituto 17.
–¿Fue aquella un despegue complicado?
–Hubo que unir muchos intereses. Hay que tener en cuenta que el instituto es un convenio entre la Universidad de Cantabria y una fundación del Gobierno de Cantabria (Fundación Instituto de Hidráulica Ambiental), y esa fundación hubo que crearla. Hubo que realizar todos los trámites administrativos y también afrontar el proceso de ilusionar a la gente con esta idea. Lo cierto es que la gente creía en ella. Voy a decir que fue fácil, pero laborioso.
–¿A quién se refiere cuando habla de convencer a la gente?
–Estoy hablando tanto del equipo de gobierno de la Universidad de Cantabria, liderado en aquel momento por el rector Federico Gutiérrez Solana, como de quienes estaban al frente del Gobierno cántabro en aquel momento, con Miguel Ángel Revilla como presidente y Lola Gorostiaga como vicepresidenta. Fue a ellos a quienes les contamos la idea.
–¿De dónde surgió una idea que ha tenido tanto recorrido, y tan exitoso?
–La idea surgió de la convicción de que, al igual que existen 'empresas de investigación' biomédicas, donde la investigación es el elemento clave que permite generar riqueza, ese modelo, conocido como 'industria del conocimiento', era también posible en el área del agua. Y el tiempo nos ha dado la razón.
–¿Cuáles eran las bases prácticas de ese planteamiento?
–El objetivo era generar un modelo que permitiera unir a un conjunto de personas con capacidad de hacer investigación de excelencia y poder generar riqueza a partir de esa investigación. Cuando planteamos el proyecto creíamos en la idea, en que era una propuesta factible y capaz de ser auto sostenible. Teníamos investigadores con gran talento que la universidad, por sus características, no podía retener y planteamos un modelo capaz de hacerlo y de ser autosuficiente.
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–¿Cómo superaron ese condicionamiento?
–El problema es que con la estructura de la universidad es muy difícil retener talento, y cuando los alumnos terminan la tesis no tienen más recorrido que el académico. La universidad está pensada en docencia, para formar investigadores, pero no para retener ese talento. Por aquel entonces ya teníamos a esos alumnos formados, que habían hecho estancias en centros de investigación de prestigio y habían vuelto, y lo que nos planteamos fue si podíamos crear una estructura que retuviese ese talento dentro de la Universidad de Cantabria y que generase riqueza. De ahí surgió la idea, que es muy simple. Teníamos la materia prima, que son los investigadores, y faltaba un instrumento que permitiese aprovechar positivamente el potencial de esos investigadores. El reto que nos planteamos fue generar riqueza a partir de la investigación e innovación en esa rama del conocimiento.
–Ese fue planteamiento interno, pero a nivel externo, de mercado, ¿cómo se tradujo?
–La cuestión era, y es, ser conscientes de dónde generamos valor, dónde generamos riqueza. Lo que está claro es que no somos ni queremos ser competencia de ninguna empresa, porque entonces no estaríamos dando un servicio a la sociedad. Lo que intentamos hacer es ese pequeño porcentaje de cualquier proyecto tan especializado que a una empresa no le sale rentable tener personal específico para ello pero que nosotros sí podemos hacerlo. De tal modo que si hay una oferta o un proyecto, en lugar de presentarnos nosotros y competir con empresas, nuestro objetivo es ir colaborando con todas las empresas que se presenten. Porque si somos capaces de ir con todas ellas al mismo tiempo, el éxito está garantizado. En ese sentido teníamos muy claro cuál era el modelo: hacer cosas muy específicas y con mucha innovación, y acompañar a las empresas para dotarlas de unas capacidades que no tienen.
–Conseguir desarrollar ese modelo con éxito en un ámbito como el del agua, ¿no planteaba cierta incertidumbre?
–No, porque el agua es un recurso fundamental. Dependemos completamente del agua. El agua es un problema tanto por su cantidad como por su calidad. Si hay mucha agua y tenemos inundaciones, hay problemas. Si hay poca agua y tenemos sequía, hay problemas. Si el agua está sucia o contaminada, más problemas… Hay muchos problemas alrededor del agua que tenemos que solventar, y por eso es un recurso que siempre va a estar ahí. Y cada vez más, porque cada vez consumimos más agua, cada vez necesitamos más agua y cada vez hay menos agua. Entonces, ¿cuál es nuestra misión? Dar soluciones innovadoras a los problemas que la sociedad tiene con respecto al agua y los recursos hídricos. Y siempre que seamos capaces de hacer ese punto de innovación, ese punto de excelencia investigadora apoyando a las empresas del sector, IHCantabria tendrá una función y una razón de ser.
El ciclo integral del agua
–¿Cómo abordan un campo tan amplio?
–Hemos tratado y tratamos de cubrir lo que se llama el ciclo integral del agua. Intentamos cubrir todo ese ciclo: desde que llueve, el agua va por los arroyos, llega al cauce del río, llega a un estuario, llega al mar… Y también todo lo que está dentro del agua, es decir, sedimentos, contaminación, nutrientes, oxígeno… Asimismo, todo lo que se contruye en el agua: un puente, una presa, un puerto, una estructura offshore… Toda la cuenca del río y toda la zona del litoral. Tratamos de cubrir aspectos físicos, aspectos biológicos, aspectos sociales… Nuestro objetivo es analizar los problemas relacionados con el agua desde todos los puntos de vista.
–¿Cómo ha sido la evolución del instituto?
–Ha sido una evolución muy natural. En el origen había dos grupos de investigación en la Escuela de Caminos, uno dedicado a ríos, al agua dulce, y a otro dedicado al mar y al agua salada. Y tuvimos muy claro que había que juntar esfuerzos para cubrir todo el ciclo del agua. Y ha sido a partir de esa unión, de ese germen, de esa idea, como hemos ido creciendo desde hace 17 años. Entonces éramos dos grupos de investigación que podríamos tener unas 40 personas. Ahora somos más de 200 y 11 grupos, y más que irán creándose. Porque nuestro objetivo es cubrir todos los aspectos relacionados con la gestión del agua pero son muchos y actualmente no cubrimos todos. Por ejemplo, en los temas de aguas subterráneas todavía tenemos recorrido, como en temas de Ingeniería Sanitaria. Lo que hacemos es apoyarnos en otros grupos que están en la Universidad, otros grupos de fuera, porque nuestra idea y nuestro fin es siempre dar la respuesta global al problema que la sociedad tenga.
«Se trata de identificar qué necesidades de investigación tiene la sociedad y, una vez que se detectan, ver si somos capaces de resolver ese problema»
–Muchas veces la investigación se asocia a resultados a largo plazo o a poca rentabilidad, pero ese no es su caso. ¿Cómo han conseguido un modelo que ha demostrado tanta efectividad en el mercado?
–Nuestro crecimiento ha partido siempre de mirar qué necesita la sociedad y ofrecérselo. Hay una frase que a mí me gusta mucho, que es del mundo de los negocios y de la empresa pero que yo siempre aplico a la investigación: «No intentes vender lo que sabes hacer, intenta hacer lo que puedes vender». Aplicada al campo de la investigación, se trata de identificar qué necesidades tiene la sociedad y, una vez que se detectan, ver si somos capaces de resolver ese problema. Gracias a esta manera de actuar sabes que tu investigación va a ser bien recibida, que va a generar riqueza y que esa riqueza después la vas a poder reinvertir en generar nuevas investigaciones
Trayectoria e hitos
–En esos 17 años de actividad, ¿cuáles son los momentos o proyectos que más han marcado al instituto?
–Son ya bastantes años y son muchos proyectos. Actualmente hacemos en torno a 100 proyectos al año. Llevamos más de 1500 proyectos en los 17 años de vida del instituto y hemos trabajado en más de 70 países. Desde esa perspectiva elegir uno es difícil. Porque además no hay problemas pequeños, porque detrás de cada problema hay personas que lo están sufriendo. Desde el punto de vista de nuestra evolución sí destacaría el proyecto de Qatar. No porque piense que es más importante que otros, sino porque supuso un cambio importante, un antes y un después. Fue, por así decirlo, cuando entramos en la primera división.
–¿Por qué?
–Qatar sacó una convocatoria internacional para hacer un plan de gestión integrada de toda la costa del país, a la que nos presentamos junto a 33 grupos de empresas de todo el mundo. Primero pasamos la primera selección y al final ganamos. De alguna forma comprendimos quiénes éramos entonces, en qué nos habíamos convertido. Eso fue hace ya diez años.
–¿En que se tradujo ese cambio?
–Nos abrió más puertas y nos permitió crecer. En el crecimiento que hemos experimentado a lo largo de todo estos años hemos tenido un reconocimiento. Pero nuestra esencia y nuestra labor sigue siendo la misma: por un lado, dar soluciones a la sociedad y, por otro, ser tractor de las empresas.
«Queremos acompañar a las empresas y ser elementos tractores. Cuando salimos fuera a una convocatoria internacional las acompañamos para potenciar las posibilidades de negocio. Somos exportadores de ciencia y tecnología»
–¿Cómo han afrontado esa necesaria colaboración con el ámbito privado?
–Ha sido fácil porque estaba en el origen del instituto, en su ADN. Cuando se creó IHCantabria con la UC y con el Gobierno de Cantabria tuvimos dos mandatos. Uno desde de la universidad, que pedía hacer investigación de calidad, de excelencia, potenciar la formación de doctores, publicar artículos. Y hay otro mandato por parte del Gobierno de Cantabria, que se centraba en crear riqueza y ayudar a las empresas. Queremos acompañarlas y queremos ser elementos tractores. Eso significa que cuando salimos fuera, a una convocatoria del Banco Mundial o del Banco Interamericano de Desarrollo, lo que hacemos es acompañar a empresas españolas para potenciar las posibilidades de negocio. En ese sentido somos exportadores de ciencia y tecnología.
–No sé si en aquel momento llegaron a imaginarse que lograrían llegar a ser lo que son ahora. ¿Cuál cree que ha sido la clave de su éxito?
–Solo hay un truco y es hacer las cosas bien. En el momento que haces las cosas bien vas creciendo. Tener 200 personas dedicadas al tema del agua en Cantabria hace que esta comunidad se quede pequeña, y también incluso España se queda pequeña. Al final tu mercado es el mundo. Y eso fue precisamente lo que nos salvó en la época de la crisis. En aquel momento ya teníamos un pie fuera y fue cuando decidimos que había que salir del todo. Y gracias a esa salida pudimos pasar en poco tiempo de 40 a 150 investigadores.
Financiación
–Si analizamos la parte económica, el presupuesto es un aspecto fundamental. ¿Cómo plantean ese factor?
–Nuestro presupuesto intenta ser un 50% de investigación y un 50% de transferencia tecnológica. Pensamos que el equilibrio correcto está en hacer una investigación que dé su fruto y se incorpore en la sociedad, y en que la sociedad nos plantee los problemas para los que hacemos investigación. Ese círculo virtuoso hace que al final dediquemos un 50% de nuestro presupuesto a proyectos de investigación y otro 50% a problemas que requieren de transferencia tecnológica.
Vinculación con Cantabria
–Pese a su alcance global, su trabajo también tiene un impacto directo en esta tierra.
–Sí, claro. Para empezar porque muchos de los investigadores, de ese talento que hemos conseguido retener y fijar, son cántabros. Pero hay muchos otros ejemplos. Uno de los más actuales es el Programa de Ciencias Marinas (PCM). Con los fondos europeos Next Generation EU que tenemos en España, a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades ha impulsado este programa en siete comunidades autónomas: Cantabria, Galicia, Andalucía, Murcia, Valencia, Baleares y Canarias. En nuestro caso participamos la Universidad de Cantabria, IHCantabria y el Instituto Español de Oceanografía (IEO).
–¿En qué consiste esta iniciativa?
–Nuestra investigación va dedicada a resolver un conjunto de problemas con aplicación en Cantabria. Estamos explorando, por ejemplo, técnicas de inteligencia artificial para temas de contaminación marina, de vertidos… Estamos desarrollando lo que se denomina un 'gemelo digital', que es un modelo que permite estudiar cómo va a afectar el cambio climático a la erosión de las playas, entre otras muchas cosas, y todo eso lo estamos aplicando en la bahía de Santander y en la costa de Cantabria. El proyecto terminará el año que viene, en septiembre del 2025, cuando esperamos tener un conjunto de herramientas y de datos que permitan a la sociedad cántabra tener más información sobre el cambio climático y una mejor predicción de su contaminación.
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–Hablando del cambio climático, del agua, de la contaminación de los ecosistemas... ¿Nos tenemos que asustar?
–No nos tenemos que asustar: nos tenemos que preocupar. Tenemos que preocuparnos, tenemos que interesarnos, tenemos que tener conciencia de que el cambio climático está aquí, de que cada vez somos más, de que cada vez consumimos más agua y de que tenemos que afrontar los retos de cambio climático, los retos de la contaminación marina, los retos de la escasez de agua. Desde esa perspectiva me gustaría lanzar un mensaje y es que tenemos grandes retos por delante y no podemos escondernos. Todos tenemos mucho que hacer y nuestra labor como instituto es poner la información y los datos encima la mesa para que los gestores tomen las mejores decisiones
–No le quiero poner en un compromiso, pero muchas veces la política se basa en otro tipo de intereses y tiene un enfoque mucho más cortoplacista. ¿Es optimista?
–Nuestra misión es hacer ciencia para que los gestores puedan tomar las mejores decisiones, pero las decisiones son suyas. Nosotros tenemos una visión científico técnica de los problemas y nuestra misión es darle esa información, pero luego los gestores tienen otra información: económica, social… Y tienen que tener todo eso en cuenta para tomar sus decisiones. No estamos aquí para criticar lo que hacen los gestores, sino para apoyar dándoles la mejor información posible.
Disponibilidad de agua
–El agua es un elemento fundamental que Cantabria siempre ha dado por hecho pero últimamente, con la sequía, ha cambiado el panorama. ¿Cómo ve este cambio?
–Lo que es cierto es que tanto la gestión de este recurso como el uso que hemos venido haciendo en Cantabria tiene que cambiar. Como aquí llovía tanto no ha sido necesario ningún elemento de retención de agua, ninguna gran presa, porque con los cauces de los ríos y los pozos era suficiente. Pero con el cambio climático, es decir, con menos lluvia o con una cantidad de lluvia similar pero distribuida de modo diferente, con mayor número de habitantes en verano, con mayores temperaturas, el modelo necesariamente tiene que cambiar
–¿Cómo debe ser ese cambio?
–El principal elemento aquí es que tenemos que cambiar nuestro modelo de uso de agua, tenemos que ahorrar agua. Optimizar. Y hay muchos elementos de microgestión del agua que permiten hacerlo y que tenemos que ir incorporando e implantando en la sociedad. Tenemos que adaptarnos. Adaptación es la palabra: esa es la clave.
Día Mundial del Agua
–La fecha de creación de IHCantabria coincidió con la conmemoración del Día Mundial del Agua, que se celebra hoy bajo el lema 'Agua para la Paz'. ¿Cómo valora esta fecha?
–Pudiera parecer extraño ese enfoque, y pensar qué tiene que ver el agua con la paz. La respuesta es todo. El agua es mucho más que un recurso natural, y así lo demuestra la Historia.
–¿Por qué?
–El agua es el elemento que ha estructurado en gran medida la Historia. ¿Dónde se crearon las grandes ciudades y los grandes imperios? En el Eúfrates, el Tigris, el Nilo... En los grandes ríos. ¿Por qué se han destruido y desaparecido grandes civilizaciones como los mayas o los hititas? Por grandes sequías. ¿Por qué se han producido gran parte de los conflictos bélicos del mundo históricamente? Por el acceso al agua. Esos problemas van a ir más. De ahí que me parezca que es un enfoque muy inteligente y muy bien planteado el del agua y la paz.
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