El búho nival murió de una neumonía micótica
El búho nival que apareció el jueves desplomado en Santoña murió de una neumonía micótica. Los análisis que han realizado los técnicos del Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre -lugar al que trasladaron al animal- determinan que el ejemplar, una hembra de 1,2 kilos, contenía en su organismo el hongo que habitualmente causa la enfermedad, según ha confirmado este viernes la Consejería de Medio Ambiente. Tal y como han explicado los veterinarios, se trata de un hongo que se puede encontrar en una amplia variedad de ambientes, pero que puede convertirse en patógeno provocando la muerte, en este caso, del búho que revoloteaba por el municipio desde el pasado mes de noviembre. Es fundamental la «inmunidad innata del ave» en el desarrollo de la enfermedad y, señalan los técnicos, esta especie procedente del Ártico es una de las que presenta «una gran susceptibilidad a padecerla».
El ejemplar apareció el jueves por la mañana sin vida junto a la plaza de toros de la localidad, en el mismo sitio en el que fue avistado durante la tarde del miércoles. El aviso lo dio a la Policía Local una vecina que se topó con el búho durante su paseo matutino y los agentes del Medio Natural se encargaron de trasladar al animal para hacer la necropsia y determinar las causas de la muerte.
Su presencia en Santoña hace un par de días atrajo a numerosos ornitólogos aunque no era una novedad. Porque por la región se han dejado ver hasta tres búhos nivales en los últimos meses. Uno de ellos fue avistado en la Virgen del Mar, en Santander, un ejemplar que también fue trasladado al Centro de Recuperación donde murió horas después. En este caso, se encontraba desnutrido. «El ejemplar llevaba tiempo sin comer, con síntomas claros de inanición y mucho estrés», explicó el miércoles el subdirector general de Medio Natural, Ángel Serdio.
¿Por qué tanto revuelo?
Aunque es habitual verlo en la gran pantalla, gracias a las escenas de la Piedra Filosofal y la Cámara Secreta de Harry Potter en el papel de Hedwig, es un hecho insólito encontrárselo en España, con una latitud tan baja con respecto a la suya (el Ártico). Una rareza que, curiosamente, se ha repetido dos veces en un periodo corto de tiempo. No obstante, parece que los ejemplares se dejaron caer primero por Cabo Peñas (Asturias) donde aparecieron en las mismas fechas en las que fue avistado en Santander el tercer búho polar. Claro que no hay certezas al cien por cien. Lo que sí es evidente es la enorme belleza de esta especie (Bubo scandiacus) y la curiosidad que despierta: medio centenar de personas desplegaron ayer sus trípodes en la misma acera del restaurante Asador Casa Emilia de Santoña para tomar fotografías y vídeos.
