«En España hay mucho talento para el ballet»
Es uno de los mejores bailarines de danza clásica del país y este verano participó en los 'Caprichos Musicales' de Comillas, donde emocionó al público
Se ha formado en los mejores escenarios internacionales, sobre los que 'vuela' con una elegancia propia de una divinidad. Este bailarín es ahora un maestro ... que enseña en su propia escuela y lucha para que España se convierta en una referencia de la danza. Lo hace con constancia y sacrificio, dos premisas esenciales que lleva interiorizando toda su vida.
–¿Cuándo le entraron las ganas de bailar?
–Mi hermana estudiaba danza y yo trataba de copiarla siendo un niño. Al principio quería bailar flamenco pero luego me apunté al concurso del programa 'Veo Veo' y me ofrecieron una beca para estudiar en una escuela de Madrid con una profesora ucraniana, Tatiana Stepanova, que me enseñó todo lo que sé de ballet clásico. Gracias a ella, comencé a pasar los veranos en Odessa, Ucrania, donde practicaba con una compañía de ballet, y luego en San Petersburgo, con la compañía Jacobson. Más tarde entré en la Academia Vaganova de Ballet Ruso.
–Ha implantado el método Vaganova en su escuela José Antonio Checa Ballet, en Madrid. ¿En qué consiste?
–Es un método muy completo porque aglutina varios saberes. Cuando tuvo lugar la Revolución Francesa, en Francia se dejó de dar importancia al ballet y los buenos bailarines se marcharon a San Petersburgo, que se convirtió en el epicentro de la danza. Vaganova recopiló lo mejor de cada disciplina y creó este método concreto de enseñanza que se transmite entre los diez y los 18 años.
–¿Por qué en Rusia hay un nivel más alto?
–Porque es un país con una tradición de 300 años. La Academia Vaganova se abrió en 1738 y cuenta con los mejores maestros y coreógrafos del mundo. Para ellos el ballet clásico es una profesión que debe estudiarse como una ingeniería y para las familias es un orgullo tener un hijo bailarín.
–En su caso, ¿cómo se lo tomaron sus padres?
–Están muy orgullosos y siempre he recibido el apoyo de mi familia, pero es cierto que en España actualmente solo hay una compañía de ballet clásico y se considera una profesión con pocas salidas. Es una pena porque aquí hay mucho talento y ojalá se potenciase, porque contamos con infraestructura suficiente para poder hacerlo.
–Usted fue el primer bailarín extranjero en formar parte de una compañía rusa. En el ballet, ¿cuánto hay de naturalidad y cuánto de técnica?
–Para poder triunfar en el ballet clásico hay que tener una serie de condiciones, pero siempre trato de transmitir que lo más importante es el trabajo. La persona que se quiera dedicar a esto tiene que esforzarse mucho para ejecutar cada movimiento de la forma correcta y llegar a la perfección, aunque suene un poco duro. También hay que tener la cabeza muy bien amueblada, porque llega un momento en el que estás tú solo con tu trabajo.
–¿Hay una norma estética ligada al ballet?
–Sí, pero ha evolucionado muchísimo y cambia según las modas. En los años cincuenta el canon de belleza ideal no tenía nada que ver con el de hoy en día. Es cierto que en EEUU ahora mismo se acepta un perfil en el ballet de mujer más natural y en Europa, sin embargo, se apuesta por un perfil más lánguido y delgado, pero también depende del tipo de compañía. Sucede que quizá en determinadas obras encaja mejor una mujer de cabeza pequeña, piernas largas y brazos delgados, más esbelta, que una mujer más musculada.
–¿Conlleva esto que las bailarinas que no encajan en este papel experimenten problemas emocionales con su aspecto?
–Sí, puede ser, y por eso es importante tener un buen maestro que te sepa dirigir, lo mismo que una atleta debe mantener una rutina alimenticia y de entrenamiento muy estricta y necesita a alguien que la guíe.
–¿Cuánto dura la carrera de un bailarín de clásico?
–Las exigencias del ballet clásico son muy duras. Cuando terminas de estudiar en la escuela profesional tienes 18 años y has adquirido conocimientos físicos y técnicos que te preparan para dar el salto, pero si no has tenido ninguna lesión, a los 33 años te toca dejar la danza clásica pura y dedicarte a la danza neoclásica por ejemplo, porque el cuerpo ya no aguanta tanta exigencia.
–Y usted ha optado por abrir su propia escuela.
–Me gustaría traer a España lo que he aprendido en el extranjero, crear una escuela de élite y ojalá formar una compañía de danza mayoritariamente clásica, pero también contemporánea, con bailarines completos, que puedan actuar en otros países. Es algo que hace falta en España. Para mí es un sueño y estoy intentando llevarlo a cabo con catorce personas, pero nos haría falta alguna ayuda o subvención y en este sentido, de momento, no hemos conseguido nada.
–¿Cómo fue su experiencia participando en los Caprichos Musicales de Comillas?
–Fue algo maravilloso que pude vivir gracias a Serguei Mesropian (organizador del festival), que siempre me apoya. Fue él quien me llamó para participar y debo destacar la buena acogida de la gente.
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