Estética, barberías, gimnasios y gastronomía, la nueva generación del comercio en Cantabria
Son locales que, en general, no requieren «de una gran inversión» para abrir y no compiten con las ventas por internet | La Federación que aglutina al sector ve cierto optimismo en un contexto golpeado por las cadenas y la digitalización
Si algo tienen claro en el sector del comercio local –porque se ha visto obligado a ello varias veces– es que es necesario encontrar la ... fórmula para seguir adelante y resistir a la imparable llegada de las grandes cadenas a las ciudades y a las ventas por internet. Un claro ejemplo de esta lucha por la supervivencia se encuentra en la calle San Francisco, en pleno centro de Santander. Esta arteria de la ciudad, que fue una de las primeras calles comerciales, se reformó integralmente tras más de once años de decadencia, marcados por el cierre en cadena de comercios. A pesar de que hoy en día aún se puede ver una decena de locales vacíos, también se aprecian algunos signos de mejoría. Y es que en los últimos tiempos se han abierto nuevos negocios –un café de especialidad, varias tiendas de productos estéticos, un salón de uñas o una tienda de vinilos, entre otros– que, aunque aún son insuficientes para completar los tres tramos que componen esta calle, dan «algo más de vida» a la zona. Especialmente la terraza de la cafetería, llena habitualmente.
Los cambios en el consumo y también en la forma de consumir traen consigo una nueva generación de comercio local que se reinventa con negocios de estética, barberías, gimnasios y tiendas de productos de especialidad. Un patrón de aperturas que se repite tanto en la capital cántabra como en Torrelavega, las dos ciudades en las que más variaciones experimenta el comercio. «Aquel profesional que puede hacer algo con las manos, es insustituible», resume Eduardo Abad, presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UTAC-UPTA), para así explicar esta nueva tendencia.
8.192 autónomos
se dedican al sector del comercio en Cantabria a fecha de octubre de 2025, según los datos de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UTAC-UPTA). Son 380 menos que hace dos años.
A pesar de que surgen oportunidades, como la ocupación de los cinco locales vacíos que en su día regentaron marcas de Inditex en Torrelavega, el sector sigue enfrentando los mismos problemas que han condicionado su evolución durante los últimos años y que se agravaron con la pandemia. La competencia de las franquicias y las grandes superficies siguen siendo su principal amenaza, a lo que hay que sumar las plataformas 'online', que crecieron –aún más– con el confinamiento derivado del covid. Lo que les lleva a afrontar uno de sus grandes retos: la digitalización de los negocios.
Aun así, hay un cierto optimismo en el sector, que ve «con buenos ojos» el desarrollo de los últimos meses de este año. «Cantabria ha estado apareciendo, en los informes mensuales del Instituto Nacional de Estadística (INE), como una de las comunidades en las que más han aumentado las ventas respecto a las mismas fechas de 2024», apunta Gonzalo Cayón, secretario general de la Federación del Comercio de Cantabria (Coercan). «Eso siempre es positivo», añade.
Uno de los principales retos que debe afrontarel sector pasa por atraeral público joven
En Santander hay movimiento de comercios que se van a otras zonas por el precio del local
La situación está «estable» porque los cierres se compensan con aperturas de nuevos negocios
El efecto del turismo
Cayón también menciona el turismo, que no para de crecer en Cantabria, como un fenómeno «crucial» para el comercio. «Afecta de forma muy positiva a la actividad comercial y cuantos más meses haya turísticamente hablando, con presencia de clientes de otras localidades, de otras comunidades o de otros países, pues mejor para el sector», añade el portavoz, que insiste en que este último año no ha sido tan malo. «No hay una sensación de cierres como pudo haber en el 2021. Creo que está la situación bastante estable porque los cierres se compensan con nuevas aperturas. Y también hay cambio de ubicaciones». Una realidad que se agudiza en la capital cántabra, por el precio de los alquileres. «El coste del local es un hándicap habitual a la hora de desarrollar la actividad comercial. Por eso, están apostando por oportunidades que se les presentan en otros barrios o calles que entienden que están mejor de precio y que pueden tener mayor atracción comercial».
Desde la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos tienen una visión un poco más pesimista del contexto en base a los datos que manejan. Estos reflejan que en octubre de este año había 8.192 autónomos en Cantabria dedicados al sector comercial, que son 380 menos si se comparan con los que había en el mismo mes de hace dos años (8.572). «Las cifras nos dicen que hay un envejecimiento en el ámbito del pequeño comercio, que está sufriendo el cambio en el modelo de consumo. Ese cambio lleva consigo la adaptación a la venta por internet y todo lo que tiene que ver con los nuevos mecanismos de consumo. Porque en 25 años ha cambiado de forma dramática el panorama comercial». Abad entiende que la situación que vive el comercio sigue muy marcada por las políticas municipales, autonómicas y estatales respecto a la regularización, como por ejemplo, en lo que se refiere a los horarios, muy diferentes entre el pequeño comercio y las grandes superficies, que pueden permitirse horarios ininterrumpidos, sin cerrar al mediodía. Esas grandes cadenas, añade, «se llevaron fuera de los cascos urbanos. El caso de Santander es muy claro. ¿Dónde está El Corte Inglés? ¿Y dónde está el área comercial del centro», plantea. «Se ha preferido llevar al consumidor de forma agrupada a centros agrupados de grandes estructuras económicas. Cuando lo que teníamos que haber hecho era facilitar la incorporación de grandes marcas en zonas céntricas, para que así hubiera un flujo comercial importante».
Los nuevos negocios
En lo que sí coinciden todas las asociaciones que aglutina el sector es en el nuevo tipo de negocios que han surgido centrados en la estética, las barberías, las tiendas de productos de especialidad o típicos de la región... «Son establecimientos que no tienen competencia por internet. En sus casos no hay necesidad por parte del cliente de consumir lo que ofertan a través de una página web ya que casi todo tiene que hacerse en un espacio físico», cuenta Cayón. Eso, sumado a que la inversión que tienen que hacer, en general, «no es muy grande», propicia lo que desde Santander valoran ya como «saturación», dice Óscar Boo, de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, que pide más colaboración de las administraciones para que se fomente el comercio cercano y de calidad. De lo contrario, «las ciudades mueren».
Una sensación de saturación –porque hay una «excesiva» concentración del mismo tipo de negocios– que también comparten en Torrelavega, ya que, aunque es positivo que los locales vacíos estén ocupados, sí lamentan que no se abran otro tipo de establecimientos «de esos que hacen ciudad», apunta Miguel Rincón, presidente de Apemecac (Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios, Comerciantes y Autónomos de Cantabria). Lo dice en referencia al «comercio minorista independiente del sector de la moda», que sí que tiene una mayor competencia. En este contexto, el comercio debe afrontar sus principales retos: «principalmente el de atraer al público joven; aprovechar, todavía más, las posibilidades de las redes sociales; y ser más participativo a través de las asociaciones, ya que son herramientas muy necesarias, aunque este aspecto se ha mejorado en los últimos años», concluye el secretario general de Coercan.
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