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Uno de los pequeños da el biberón a uno de los becerros
Una granja de vacas lecheras como escuela

Una granja de vacas lecheras como escuela

Escenas de estío ·

Los visitantes, niños y mayores, disfrutan y se sorprenden con las nuevas tecnologías de ordeño y cuidado que se aplican en Cudaña, donde aprenden el día a día de las reses

SAMIRA HIDALGO | aLEXander AGUILERA

Martes, 22 de agosto 2017, 07:11

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El mugido de las vacas te acerca hasta la granja ubicada en Labarces. Al salir del coche decenas de estos animales esperan a los visitantes tumbados sobre arena de playa o asomando sus cabezas a través del pesebre en busca de comida. Dirigiendo a unos y otros se encuentra Eloy Entrecanales, uno de los dueños de 'Granja Cudaña', y encargado de explicar el funcionamiento de la misma durante las visitas guiadas.

Tres son las generaciones que llevan dedicándose a la ganadería la familia Entrecanales. Sin embargo, el sistema actual de visitas guiadas lo iniciaron hace apenas cuatro años. «Todo empezó cuando en verano se acercaba gente a dar biberones a las terneras, cada vez venían más visitantes y decidimos ofrecer a la gente una experiencia curiosa. Por un lado, queríamos explicarles todo lo que significa nuestra filosofía 'cow confort', que se trata de mimar lo máximo posible a nuestras vacas, y por otro que siguiesen disfrutando de poder dar de comer a las becerras. Al tercer año, los coches ya no cabían por lo que tuvimos que poner un cupo y hasta hoy», explica Eloy.

La granja ofrece la oportunidad de conocer más de cerca el mundo de la leche. Un mundo en el que las últimas tecnologías están presentes para que granjeros y animales disfruten de una mayor comodidad. Un ejemplo de esto son los dos robots en los que las reses hacen cola día y noche para ser ordeñadas: «Están en funcionamiento las 24 horas. Las vacas entran y salen cuando quieren, pero con un máximo de entre cuatro o cinco veces ya que el robot, a través de un dispositivo colocado en el collar, detecta si ha sido ordeñada hace poco y no se pone en funcionamiento». Las 140 vacas con que cuenta la granja están unos seis minutos dentro del robot durante los cuales comen en un dispensador que echa pienso en cantidades de 100 gramos, y al finalizar se les limpia las ubres con un cepillo especial. «Con todas estas comodidades, como para no hacer cola», explica Eloy entre risas.

«Se ha aprovechado la experiencia del ganadero de siempre para apostar por máquinas nuevas»

Una de las visitantes es Ana Casas, que viene con su familia desde Cádiz de vacaciones a Comillas y no quería desaprovechar la oportunidad de ver cómo se ordeña una vaca: «Preguntamos en la oficina de turismo y en cuanto nos informaron de este sitio no nos lo pensamos». Entre los distintos productos que ha podido degustar la gaditana no duda en destacar la leche ya que «el sabor es buenísimo». Algo en lo que coinciden sus hijos Ignacio y Miguel, que aún tienen el bigote blanco.

La hora del biberón

Muchos son los niños que disfrutan de esta visita tan especial. Con la boca abierta escuchan las diferentes explicaciones de Eloy, y otros se dispersan para jugar o tocar a las terneras. Sin embargo, cuando llega el turno de dar los biberones, todos corren al mismo lugar. Una carretilla se encarga de distribuirlos mientras las becerras esperan nerviosas sus casi tres litros y medio de leche. Entre los afortunados se encuentra Enzo, de 4 años: «He venido con mi papi, mi mami y mi güelita y lo que más me ha gustado es dar el bibi a los becerrines. El robot me ha gustado mucho, pero al principio me he asustado».

Durante este mes la afluencia de gente es mayor y es necesario hacer dos turnos de visitas, a lo que se suma que la cantidad de trabajo en la granja se duplica. Uno de los que ha aprovechado agosto es Jairo Martín, de Valladolid. Junto con su mujer e hijas disfrutan del veraneo en Cantabria y se han acercado a Cudaña para conocer el día a día de esta granja. «El año pasado en la recepción del camping donde nos alojamos nos recomendaron este sitio y me parece un buen lugar para que, sobre todo los niños, aprendan un poco más de este mundo», explica Martín quien destaca el auge que están teniendo las nuevas tecnologías. «Mis bisabuelos y abuelos tenían ovejas, y aunque disponían de batidoras gigantes y alguna que otra máquina, nada comparable con estos robots», señala.

Otros, como Rafael Cruz, han estacionado la furgoneta con la que están recorriendo el norte en el aparcamiento de esta granja. Cudaña era una parada obligatoria en su itinerario y, al parecer, ha merecido la pena el viaje desde Madrid: «Lo del sistema de ordeño es algo increíble; que se usen ya este tipo de tecnologías en la ganadería es asombroso. La leche va de la vaca a una cisterna de 8.000 litros con una temperatura de tres grados, más natural no puede ser», explica el madrileño. Tras la visita, la visión que tenía de una granja va a cambiar completamente ya que «hasta que no lo ves de cerca y te lo explican bien, la idea que tienes de cómo se hace la leche se aleja muchísimo de la realidad».

También tecnología

Y es que esta granja no deja indiferente a nadie. Lejos del tradicional cubo y banqueta para ordeñar uno mismo a las vacas, los últimos avances van adquiriendo un protagonismo más que evidente. De hecho, el murciano Manuel Mora muestra su asombro por el aporte tecnológico de la instalación que permite optimizar tanto los recursos como la calidad de la producción. «Me parece increíble cómo se ha aprovechado la experiencia del ganadero de siempre para apostar por máquinas nuevas. Esto no surge de la noche a la mañana y hay que valorar todo el trabajo que lleva mantener este tipo de producciones», aclara Mora mientras señala el robot de la granja. A su lado se encuentra su hija Irene, que desea ser veterinaria en un futuro: «Me gustaría dedicarme a los animales, dar el biberón me ha encantado, pero el olor de la granja no lo llevo muy bien».

Con la visita ya finalizada, Aurora Alonso de Miguel comenta con su marido e hijos los detalles que más les han llamado la atención. Esta familia bilbilitana disfruta de unas vacaciones en Suances y querían que los pequeños de la casa pudiesen ver el funcionamiento de una granja: «Busqué en internet algún sitio para que mis hijos comprobasen que la leche no se hace en los supermercados y encontré el sitio ideal porque además el paraje es espectacular». Además, sus hijos Diego y Alejandro, de 10 y 6 años respectivamente, han «salido encantados con la experiencia de dar un biberón gigante a las terneras».

Camas de arena de playa, robots que ordeñan automáticamente o vacas cuidadas con mimo. Pasado, presente y futuro se unen en Cudaña para que sus visitantes puedan aprender a la vez que disfrutan en un entorno rural.

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