«Sin movilidad no nos planteamos la reapertura hasta primeros de junio»

Abrir un hotel no es tan sencillo como pulsar un interruptor y encender la luz del salón de casa. La comparativa la hace Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria, para dejar claro que si no hay un protocolo sanitario claro, «ni movilidad» de personas, ni ningún tipo de garantía o ayuda económica, la reapertura de los hoteles «no nos la planteamos hasta primeros de junio». Responde así al plan de desescalada del Gobierno que el sector ha recibido «con mucho disgusto».

Cuevas se pregunta qué pinta un hotel abierto «para tener igual dos habitaciones» con cántabros. O quizás ni eso. Si algo necesita el turismo es la llegada de visitantes y, por el momento, nadie más allá de quien esté en la región podrá visitarla. De ahí que no se plantean abrir los hoteles hasta que no se acerque la fecha del levantamiento de esa restricción, es decir mediados de junio si las fases del plan de desescalada siguen el ritmo previsto. Ponerse en marcha ahora, sin ninguna ayuda económica que permita a los hoteles aguantar el tirón, supone que «vamos a perder dinero», resume Cuevas. El ritmo de actividad irá muy poco a poco y, por ende, la facturación. Además, dada el obligado distanciamiento social, no todos los trabajadores de los alojamientos podrán trabajar. Y las medidas de reapertura deben, en todo caso, «ir aparejadas con medidas económicas» como la flexibilización de los ERTE. El sector también exige un protocolo sanitario y una hoja de ruta que les indique las medidas de seguridad a seguir.

«Un sinsentido». Así valora Jesús Blanco, de la Asociación de Turismo Rural de Cantabria, el plan de desescalada presentado por elGobierno. «Un desastre», resume, porque, además de abrir, lo importante es saber «en qué condiciones lo vamos a hacer». No sólo importa el cuándo, también el cómo. Sin un protocolo sanitario y unas medidas de seguridad concretas, «no vamos a abrir», sentencia. Por un lado considera que no se cumplen las condiciones sanitarias. Y, por otro, tampoco las sociales, la restricción de movilidad seguirá en pie incluso después de la reapertura de alojamientos turísticos. «No podemos abrir un negocio para no tener clientela», dice. Deberán poner en marcha un establecimiento y preparar una estructura de negocio para que no haya actividad porque hasta mediados de junio no se flexibilizará la movilidad general. «¿Para qué abrimos entonces?», se pregunta Blanco. «No es rentable». Acercarse a comprar a un comercio es algo de «proximidad», pero la actividad turística, no.

El cierre obligado durante dos meses ya ha supuesto un batacazo económico en el sector que ahora necesita un empujón para arrancar. Además del coste de subir la persiana, hará falta «buscar ayudas y financiación porque las medidas y los protocolos supondrán un gasto», explica. «Esto no es serio ni de recibo». En resumen: «No podemos abrir hasta que no se den todas las circunstancias, y eso será en julio posiblemente».

«Abrir es bueno». Para avanzar en la desescalada, «por algún sitio hay que empezar», dice Eneko Valles, presidente de la Asociación de Empresarios de Campings de Cantabria. El plan publicado por el Gobierno es demasiado «general», pero para Valles es importante «empezar a abrir». Al igual que a otros sectores turísticos y ligados a la llegada de turistas, el problema principal estará en la «movilidad interprovincial». Una restricción que será la que «nos va a dificultar bastante la temporada», explica. Otra complicación está en la incorporación del personal de las instalación para «los porcentajes de aforo que nos imponen». Estos aspectos son los que tendrán un impacto a nivel económico, pero en el sector preocupa también no saber las medidas de seguridad que deberán cumplir.

A favor de los campings juega el contar con «zonas abiertas y grandes» donde puede resultar más sencillo «cumplir con las medidas de distanciamiento». Ahora están a la espera de conocer el resto de medidas y recibir un «protocolo específico» para sus infraestructuras que permita garantizar la salud de trabajadores y clientes. Ante la falta de fechas, en los campings habían previsto que la reapertura llegaría a finales de junio, por eso «abrir ahora es un pequeño paso, pero importante», valora Valles. Hay que empezar a «quitar ese miedo que todos tenemos a la nueva normalidad y al cómo será». Cambiará la manera de ir a los sitios, igual que ha ocurrido en supermercados y fruterías, pero es momento de arrancar.

«Todo está resultando complejo y confuso y hay falta de información. Hasta que no nos proporcionen más detalles no podremos saber cómo nos afecta». Natalia de los Arcos, portavoz de la Asociación de Concesionarios Oficiales de Vehículos de Cantabria, reconoce que resulta difícil valorar el plan de vuelta a la actividad económica.

«Para nosotros, un tema fundamental es saber si se van a mantener los ERTE por fuerza mayor. En los concesionarios, el día 1 no van a empezar a entrar clientes a comprar, ni se va a recuperar el volumen de reparaciones postventa. Necesitamos acomodarnos a la demanda que vamos a tener, así que las empresas también precisan su propia desescalada gradual para adaptarse a la nueva situación. Tampoco tenemos muy claros los protocolos de seguridad para trabajadores y clientes, ni la certeza de que lo que hagamos sea correcto al cien por cien».

Natalia de los Arcos reclama para el sector medidas que palíen el im pacto de la crisis. «El mercado de matrícula de coche nuevo en Cantabria es cero, y nuestros ingresos en los dos últimos meses, como los de la mayor parte de la población, se han visto terriblemente disminuidos».

«Se trata de un sector estratégico, del que dependen muchos puestos de trabajo en España, y que demanda medidas claras, en las que me consta que ya se está trabajando. Hay que incentivar la demanda y, en el menor tiempo posible, tratar de posicionarnos en el mismo lugar en que estábamos antes de la crisis».

«El sector cuenta con una propuesta de protocolo de medidas para la vuelta a la actividad. Queremos que se redacte un protocolo y nosotros ya tenemos una propuesta hecha y trabajada, así que pedimos que se nos tenga en cuenta para elaborar esa hoja de ruta de vuelta a la actividad y a las instalaciones», indica Isabel Vega, directora de Marisma Wellness Center y presidenta de la Asociación Cántabra de Empresario de la Salud y el Ejercicio Físico (Acesef). «Si se cumplen las medidas que proponemos, bien, podemos abrir; si las medidas son muy restrictivas, lo vemos complicado». «Todavía no sabemos en qué fase estamos los centros deportivos. Estamos inquietos porque vamos a abrir con reducción de aforo y los ERTE que tenemos los centros deportivos van a desaparecer: la incorporación de los trabajadores debería ser progresiva para ir cubriendo las necesidades», señala Vega. «Por otro lado, nos preocupa saber si dispondremos de los equipos de protección homologados para todos los trabajadores cuando nos toque abrir».

Isabel Vega opina que retomar la actividad será más sencillo para las instalaciones pequeñas que para las grandes. «No sabemos exactamente en qué fecha podremos abrir, porque no está muy concretado; se habla de espacio, con una reducción de aforo de un tercio, que es mucho. Una gran ayuda para el sector sería contemplar la actividad física como algo esencial y que tenga un gravamen del 4% y no del 21%, como es ahora, como si fuera un artículo de lujo».