«El nuevo test de autodiagnóstico de covid nos llegará a las farmacias en unos 15 días»
Dispuesta a colaborar si Sanidad les encomienda realizar cribados, resta importancia a las críticas de enfermería y resalta la «labor social» de los farmacéuticos en la crisis
Rita de la Plaza (Santander, 1971) habla con orgullo del colectivo al que representa, que desde que estalló la pandemia «ha puesto todo de su ... parte para que a ningún ciudadano de Cantabria le faltara su medicación». La presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Cantabria, cargo que ocupa desde el verano de 2018, destaca que «no ha cerrado ninguna farmacia», y eso que el gremio –ella incluida– también ha sufrido bajas por covid. De la Plaza resta importancia a las críticas de enfermería tras la propuesta –descartada en Cantabria– de que las boticas realicen cribados poblacionales de coronavirus, y avanza que «en unos 15 días» dispondrán de test de autodiagnóstico para poder realizar uno mismo en casa.
–¿Cómo están llevando las farmacias esta crisis sanitaria?
–Los farmacéuticos seguimos trabajando como hemos estado desde el primer día, en Cantabria no se ha cerrado ninguna farmacia (en otras provincias, sí). En España han muerto muchos farmacéuticos por covid, aquí nos ha afectado, como a todo el mundo, porque el covid no diferencia, pero seguimos trabajando con mucha ilusión para que a ningún cántabro le falte un medicamento y puedan seguir con sus tratamientos.
–¿Cuántos farmacéuticos se han contagiado en Cantabria?
–Entre farmacéuticos y personal técnico ha habido un centenar de infectados, yo también he pasado el covid. Tenemos un retén de farmacéuticos jóvenes que van allí donde se producen bajas, lo que nos ha permitido seguir abiertos. En una farmacia con dos personas, si se contagian, mínimo tendría que estar cerrada diez días, y si es única en un municipio, como puede ser Vega de Pas, dejas a toda una población sin farmacia. Si se cierra una farmacia en Santander es doloroso, pero en un municipio donde sólo hay una supone más problema.
–¿No ha habido en ningún momento falta de farmacéuticos?
–Falta sí, pero la relación con la Dirección General de Ordenación, Farmacia e Inspección es muy buena, y si en algún momento ha habido que reducir horarios, ante un posible contagio, nos han dejado.
–Ahora el debate gira en torno a los test rápidos de covid, con la propuesta de comunidades como Madrid de hacer cribados poblacionales a través de las farmacias, y otras, como Cantabria, que lo descartan. ¿Qué opina?
–El Colegio y todas las farmacias que voluntariamente quieran se ofrecen a hacer test, pero siempre que sea dentro de una estrategia de Salud Pública. Hay tres tipos diferentes de test: la PCR no se puede hacer en farmacia, los de antígenos (también con muestra nasofaríngea) tendría que ser dentro de una estrategia de Salud Pública, que nos dijera 'necesitamos que lo hagáis' (esta sería la propuesta de Madrid), y los de anticuerpos, que como cribado ya se hace en las farmacias de Orense, por ejemplo, pero en coordinación con Sanidad. Nosotros, como establecimiento sanitario que somos, ya hacemos campañas de cribado, como el del VIH, que llevamos años, con un sistema parecido al que requeriría el test de anticuerpos, un pinchazo para obtener una pequeña muestra de sangre.
–¿Ha habido alguna novedad al respecto en los últimos días?
-No. La Consejería de Sanidad sabe que nosotros estamos ahí.
–Sólo el hecho de que se haya planteado esta posibilidad ha molestado mucho a la profesión de enfermería, que ha mostrado su rechazo. ¿Qué responde?
–Que no es momento de polémica, aquí estamos todos para sumar, no para restar. Si está colapsada la Atención Primaria, vamos a ver en qué podemos ayudar. Hemos vivido el colapso de llamar por teléfono a los centros de salud y que no cojan, de no poder pedir citas... nosotros nos hemos ofrecido, no es ninguna competición.
–Uno de los argumentos en los que apoyan esa crítica es en la falta de seguridad para hacer esas pruebas en farmacia. ¿Usted garantiza esa seguridad?
–Bueno, hay algunas farmacias que no podrían, pero muchas tienen dos puertas y la zona de atención farmacéutica, donde se revisan tratamientos o se atiende a los pacientes que quieren contarte algo de forma confidencial. Muchas farmacias tienen laboratorio y muchos farmacéuticos son analistas. Estamos perfectamente capacitados y preparados.
–¿Cuándo contarán las farmacias de Cantabria con test de autodiagnóstico (para hacer uno mismo)?
–Se acaban de aprobar por la Agencia Española del Medicamento y llegarán aproximadamente en unos 15 días. Todo esto pasa muchos controles. Ya hemos visto que se venden test por internet, pero otra cosa es su fiabilidad, igual que se falsifican medicamentos. De ahí que tengamos en las farmacias esa trazabilidad y esa verificación para detectar si entra algo falsificado.
–¿Hablamos de un producto de venta privada y accesible directamente para la población?
–Sí, es un test de anticuerpos que se realiza a partir de una muestra de sangre. Y será necesaria receta médica para adquirirlo.
–¿Y cuánto costará?
–En torno a 30 euros, exactamente aún no lo sabemos.
–¿Ahora existe esta demanda?
–Por ahora, no. En Cantabria ha funcionado muy bien el sistema de coroautos, y al mínimo síntoma, te hacen una prueba PCR.
«En muchos pueblos el único sanitario era el farmacéutico»
–¿El covid ha reforzado el papel de las farmacias rurales?
–Sí, se ha reforzado. Durante el confinamiento, en muchos sitios era el único sanitario que estaba al alcance de los pacientes. Ha habido muchos consultorios cerrados. A mí me llamaban farmacéuticos que estaban saliendo de la farmacia a las diez de la noche, porque estaban desinfectando, porque habían tenido que llevar medicamentos a domicilio a personas que no se podían desplazar... hemos hecho todo lo posible y la población lo ha agradecido. También hemos acercado la medicación de los hospitales, a través de una colaboración entre la farmacia comunitaria y la hospitalaria, para que los pacientes de pueblos como San Roque de Riomiera, Vega de Pas o Polientes los recibieran directamente. Ahí el papel de las farmacias ha sido fundamental. Todas, las 277, han entregado esa medicación hospitalaria y han evitado que esas personas se desplazaran a recogerla al hospital.
–¿Ya están funcionando todas las farmacias adjudicadas en el último concurso público?
–Casi todas, han abierto 30, en la actualidad tenemos ya más capilaridad que los bancos.
–¿Los cambios forzados por esta pandemia se van a quedar?
–En la receta electrónica se han hecho muchos cambios que van a seguir. Ahora está muy de moda la telemedicina, y eso va a cambiar la forma de trabajar, podemos aportar mucho más. De cara a la vacunación del covid, que van a ser varias dosis, a lo mejor podemos ir haciendo una campaña a través de la receta electrónica e ir avisando a las personas a las que está indicada la vacuna. Con esta herramienta, ya no hace falta ir al médico a por la medicación cada mes, la tienen para todo un año. Se nos puede utilizar a las farmacias para informar a la población, para ayudar a los rastreadores y en los programas de cribado.
–En la comparativa de precios de las mascarillas, las farmacias salen mal paradas, frente a otros establecimientos. ¿Qué diferencia hay para que varíe tanto?
–La diferencia está en el tipo de protección. Hay que dejar bien claro que desde el minuto cero los farmacéuticos hemos pedido que se bajara el IVA porque no es un producto de lujo, sino esencial e imprescindible. Esta bajada del IVA sólo se ha hecho en las mascarillas quirúrgicas, que son producto sanitario. También podemos dispensar las higiénicas y las FFP1, FFP2 y FFP3. Al principio se veían trozos de tela, hechas caseramente, pero era la única forma de protegerse. Ahora tenemos más oferta, pero hay que ver de qué manera nos protegemos. Quirúrgicas hay tres, dependen del tamaño del poro, de que te protejas a ti, pero también a los demás. No hay que mirar solo el precio, sino el tipo de protección.
–¿Cómo recuerda la respuesta a la primera ola de covid, en la que gran parte de la asistencia sanitaria se paralizó y había tanta incertidumbre en la población?
–El primer momento fue de incertidumbre para todos. No teníamos ni protección para nosotros y de forma muy rápida las farmacias se transformaron casi en 'búnker', con mamparas, aforos limitados... al principio resolvimos las dudas de la población, porque éramos los únicos que estábamos abiertos, sin cita previa y con horarios ampliados, incluso de guardia. Muchas veces hemos sido incluso el salvoconducto para salir de casa. Recuerdo en los primeros momentos los problemas con los geles hidroalcohólicos, que no había en ningún sitio y nos dejaron a las farmacias elaborarlos como formulación magistral. Las mascarillas fueron una pesadilla, porque era un producto sanitario residual, que no teníamos ni dispensábamos normalmente. La pandemia nos hizo, como con todo, ir rápido, espabilar e intentar muchas veces tranquilizar a la población.
–¿Les ha tocado en cierta manera hacer también de psicólogos?
–Sí, la farmacia es asistencial, pero también muy social. Durante esta pandemia hemos hecho varios acuerdos de colaboración, como el firmado con la Guardia Civil para avisar sobre aquellas personas vulnerables, que viven solas, que conocemos, que sabemos perfectamente cuándo toman su tratamiento y cuándo no, porque les echamos en falta si no vienen. A través de este convenio, una vez que avisamos, la Guardia Civil se desplaza al domicilio de esas personas. Hemos hecho también 'Mascarilla 19' para todas las víctimas de violencia de género. Durante esta época en la que hubo que estar confinado, se ha sufrido más. Mascarilla 19 era como la contraseña que ellas decían al llegar a la farmacia y a partir de ahí nosotros nos poníamos en contacto con la policía.
–¿Cuántos casos han tenido?
–No te puedo decir, ha habido alguno, pero lo gestiona directamente la policía. También desarrollamos otras campañas sanitarias, como la del uso racional de antibióticos. La última ha sido la de 'Abre tus ojos a la enfermedad mental', con Ascasam y Sanidad, en la que nos ha ayudado el actor cántabro Eduardo Noriega.
–En plena crisis sentó fatal que los farmacéuticos quedaran excluidos de los colectivos a los que Sanidad facilitó protección.
–Nos dijeron que nos teníamos que autoproteger, era un momento de escasez, no había equipos ni para los hospitales. Tuvimos que hacerlo con nuestros medios. Si de algo estoy orgullosa es de que los farmacéuticos nos hemos autoprotegido, hemos puesto todo lo que está de nuestra parte y nunca hemos dejado de atender a la población. Hubo momentos de mucho nerviosismo, e incluso se llegó a pensar que igual nos teníamos que encerrar y atender por los guardieros (ventanuco), pero no lo hicimos. Es muy importante tener al paciente de frente y poderlo ver, y sobre todo darle seguridad, saber que tienes a un profesional sanitario que te está escuchando.
–¿Por qué cree que había ese miedo a ir al centro de salud y no lo había de ir a la farmacia?
–No sé, somos muy cercanos. No hemos notado esa falta de gente.
–¿Ninguna farmacia ha notado el bajón económico?
–Bueno, sí ha habido farmacias que lo han pasado mal, sobre todo en los centros de las ciudades. Hay que tener en cuenta que gran parte de la población que hace su vida en el centro, vive en el extrarradio, y toda la gente que ha estado teletrabajando ha dejado de comprar en el centro. En los barrios, en cambio, hemos conocido a gente que jamás habíamos visto.
–Ha comentado que no han cerrado farmacias, pero ¿cuántas hay en una situación que no es sostenible económicamente?
–Hay farmacias (cuatro o cinco) con viabilidad económica comprometida, que las tiene que ayudar el Gobierno para salir adelante, pero que tienen que estar, porque son el único establecimiento sanitario que hay en esos pueblos.
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