El sector turístico asegura que «ha salvado» julio, pero reconoce la caída de reservas en agosto
El fantasma de la crisis económica y el crecimiento de los brotes amenazan estos días con numerosas cancelaciones
Si a muchos empresarios del sector les hubieran propuesto en mayo unos resultados de ocupación como los arrojados por el mes de julio en Cantabria, ... lo hubieran firmado a fuego. Salvado más tímidamente los días laborables, y con mucha más afluencia los fines de semana y los puentes, el volumen de negocio es a la postre más que positivo teniendo en cuenta el contexto. El eslogan 'free covid' (libre de covid) con el que se ha promocionado el norte del país, parece haber «salvado» a un sector que en pleno pico de contagios de marzo veía el futuro más que negro. Como vuelve a verlo ahora, ya en agosto, debido una la caída de reservas alimentada principalmente por el miedo a los nuevos contagios y a una recesión económica que amenaza al final del verano.
Por lo pronto, en el pasado mes julio parece claro que el turismo rural le ganó la batalla al de la capital cántabra. Los campings, por ejemplo, se han revelado este año como el descubrimiento para muchos turistas que jamás habían probado esa experiencia. «Los hay de 20 y de 50 años que nunca habían estado acampados y que se han ido más que contentos», cuenta Eneko Valle, presidente de la Asociación de Campings. «Mucha gente que tenía algo de miedo de ir a un hotel o a un sitio donde tuviera más cercanía con más personas ha decidido apostar por esta opción, donde parece que está más controladas las distancias», argumenta.
Noticia Relacionada
La hostelería compensa la pérdida de facturación en barras con las terrazas
El bungaló ha sido la opción predilecta dentro de esta modalidad de pernoctación. «Puede que el cliente tenga la percepción de que ahí está todavía más aislado que en la tienda. La verdad es que si te limitas a hacer vida en tus habitaciones y luego en tu espacio de terraza, ahí si que no hay posibilidades de entrar en contacto con nadie más. Por eso entendemos que este año el alquiler de bungalós ha ido incluso mejor de lo que suele ser la tónica general otros años».
Mejor los fines de semana
Es complicado extraer una cifra media de ocupación de campings a lo largo de toda Cantabria, «las circunstancias cambian mucho de una zona a otra de la región, pero por norma general podríamos decir que estamos en un 40% los días laborables y en hasta un 90% los fines de semana». Es una tónica general que se ha dejado sentir en todos los establecimientos turísticos. «Entiendo que la gente viaja por cortos periodos de tiempo, que se escapan los puentes y los fines de semana, y eso es lo que estamos notando».
Queda esperar a la tendencia que seguirá en este mes de agosto. «No tiene por qué cambiar mucho si no se descontrola la situación con los brotes, pero sí que tenemos un poco de miedo porque hay muchos que están llamando para preguntar lo que ocurriría con la reserva en el caso de que hubiera que cancelarla por causa del covid. Nosotros ya les hemos explicado que en ese caso se reembolsaría la cantidad íntegra, pero esperemos que no suceda», matiza Valle.
Es una posibilidad que mantiene en vilo también al turismo rural. «Esperemos que no tengamos que lamentar otro cierre de fronteras y otro confinamiento porque esto ya no lo íbamos a aguantar ninguno en lo que se refiere a lo económico». Jesús Blanco, que representa a la asociación de este sector en la región, hace un apunte en medio del optimismo que parece haber imperado en las cifras de negocio en julio. «Dicen que estamos muy bien y que hemos facturado mucho porque la gente prefiere el campo a la ciudad, que ha huido de las aglomeraciones y eso tiene parte de verdad y parte de mentira».
Esperanza por las reservas de última hora
Una de las preguntas más comunes en estos días, sea en hoteles de Santander, o en campings de las zonas más rurales, tiene que ver con la posibilidad de cancelar las reservas en el caso de que la situación por el covid se recrudezca. «Hay clientes que reservan y preguntan por esto, pero también hemos notado que desde que se ha dado a conocer el crecimiento de los brotes en todo el país, las llamadas para pedir habitación han caído», cuenta Daniel Fidalgo, gerente del hotel Silken, en el centro de la capital. «Lo que sí esperamos es que haya mucha gente que tiene la determinación de salir de vacaciones y que esté aguardando a llamarnos al último momento hasta ver que todo está bien».
Dice que el turismo rural no se puede englobar en un todo y que no es lo mismo los alojamientos aislados, viviendas, cabañas y este tipo de oferta que se alquila como una unidad, a lo que se ciñe al régimen de habitaciones, como las posadas, las casonas o los hoteles rurales. «En estos segundos hemos estado un poco más flojos. Muy bien los fines de semana, con hasta el 80% de lleno como media, y algo peor en el resto, pero tenemos que agarrarnos a lo que hay para poder salvar este verano», defiende.
Critica el papel de las instituciones y el Gobierno, «porque se podía haber hecho mucho más para vender el turismo español en Europa pero también en España». «No han puesto en marcha ninguna ayuda, ningún plan realmente eficaz para establecer unos protocolos que garanticen la seguridad en los establecimientos, nada».
Suerte que a esta modalidad turística no le ha afectado la decisión del Gobierno británico de establecer cuarentenas para los viajeros procedentes de España a causa del repunte de casos de coronavirus. «A nosotros esos nos dan igual. Lo que dijo Fernando Simón en ese sentido es cierto. Si no vienen, para nosotros mejor, porque no traerán el virus. Nosotros nos nutrimos del cliente nacional, pero entiendo que hay compañeros de profesión que sí los tienen como cliente y a los que les está haciendo un daño».
3.000 euros en medidas
Muchas de las medidas de seguridad adoptadas por las casas rurales han sido una iniciativa propia. «Se han quitado los desayunos bufé, se han acondicionado las terrazas para que se conviertan en el centro de la actividad del negocio y se han adoptado medidas de desinfección y protocolos que a cada empresario pueden costarle hasta 3.000 euros.
Las grandes cifras
90%es la cifra de ocupación que se ha alcanzado en los campings regionales algunos fines de semana de julio.
80%es la ocupación que han alcanzado algunos establecimientos de turismo rural.
70%ha sido la media de afluencia de turistas a los hoteles de la capital cántabra el mes pasado.
De hecho es uno de los argumentos con los que el presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria pretende rebajar los ánimos. «No es lo mismo ocupación que facturación. De ocupación andamos más o menos bien, de acuerdo con lo que esperábamos, pero ha habido que bajar precios para que esto se sostenga y eso tiene un impacto negativo en la caja. Y el problema es lo que está por venir, porque esperamos que este agosto venga bien, pero no hay ninguna certeza», cuenta Ángel Cuevas.
Tampoco la tienen en el hotel Victoria, en pleno Sardinero: «Tenemos mucho miedo con las cancelaciones de última hora porque las noticias sobre los brotes están calando y generan miedo», explica Carmen Pérez, directora del negocio.
Mantener puestos de trabajo
La incertidumbre se percibe sobre todo a partir del 10 de agosto. «Ahí ya no está nada claro. De hecho está notándose un descenso del volumen de negocio de hasta un 50% desde que entramos en la última semana de julio. Así como las tres primeras semanas fueron buenas, ahora la situación es más incierta», cuenta Daniel Fidalgo, gerente del hotel Silken.
«Ya no se reserva con la alegría con la que se hacía y se mide mucho más todo, también el gasto. Lo único que pido es que se pueda mantener un agosto decente para tener una facturación aceptable y que podamos mantener los puestos de trabajo», zanja Fidalgo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión