José Manuel González Rubio
González Rubio toma el testigo de Berrazueta al frente de la institución después de 36 años de mandato
Después de 36 años al frente del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Cantabria, José Manuel González Rubio toma el relevo en la ... presidencia a Miguel Ángel Berrazueta. La defensa de las atribuciones profesionales de este colectivo que ahora representa, reivindicando un mayor reconocimiento a su labor, es uno de los objetivos con los que accede al cargo.
–Este cambio al frente del Colegio, después de tantos años, supone toda una revolución. ¿Por qué hacía falta este cambio?
–Hombre, pues por una mera renovación, simplemente. Llevamos tres décadas en una misma línea, en muchas cosas, y creo que siempre es bueno cambiar y conseguir que la gente se implique.
–Aboga por una mayor transparencia en la gestión de la institución, buscando mayor participación de los colegiados, y limitando el mandato. ¿Es una crítica implícita a la anterior Junta?
–En ningún caso. Lo que pasa es que son cosas que entiendo que son mejorables, y eso no implica que sea ninguna crítica a la anterior Junta, de la que además yo he sido miembro los últimos ocho años. Lo de poner límite a la gestión, tampoco, porque eso va en la línea de que los colegiados puedan participar. Para que la gente participe y se implique, pues tiene que haber rotación, inquietudes y distintos puntos de vista en todo lo que atañe al colegio.
–Defiende también un mayor reconocimiento para la profesión. ¿No lo tiene?
–Se trata de una profesión que en Cantabria tiene en total más de 500 colegiados, de los cuales casi 400 estamos ejercientes. En todo lo que es el ámbito edificatorio, ya sea construcción o rehabilitación, estamos presentes y queremos seguir estándolo y también aportar cosas al sector.
–¿Es la rehabilitación el gran refugio de la profesión después del fin del boom de la construcción?
–Hay un poco de todo. Hay bastante rehabilitación, sí que es cierto. También es cierto que nuestra comunidad autónoma, por sus peculiaridades en cuanto a clima y demás, tiene cierto nicho de mercado en cuanto a cierto tipo de edificación, ya sea colectiva o incluso residencial individual de gente de fuera, que decide venir a fijar en nuestra comunidad su segunda residencia, o incluso gente que se traslada aquí para disfrutar de las bondades del clima, y queremos aprovechar esa dinámica que hay.
–¿Cómo se puede potenciar la actividad profesional de los aparejadores? ¿Hay forma de ampliar ese abanico de actividad?
–El abanico de un aparejador es ya de por sí muy, muy amplio. Nos ceñimos a veces solo a la construcción de viviendas, dirección de ejecución, pero también hay coordinadores de seguridad, hay compañeros que están a pie de obra, como jefe de obra, como jefes de producción, y luego está todo lo que son temas de expedientes en locales comerciales, informes, ya sea de parte o periciales para el juzgado. O sea, el ámbito en sí de la profesión es tremendamente amplio, es muy versátil y lo que queremos es que todos aquellos que se incorporen nuevos tengan conocimiento de todo ese abanico de posibilidades que tienen para desempeñar su profesión.
–El número de colegiados en Cantabria permanece casi invariable desde hace más de quince años...
–Sí, tiene pequeñas oscilaciones, entre 500 y 550. Lo que pasa es que ha habido épocas, hace 20 o 25 años, que todos los años se colegiaban entre 50 y 60 profesionales y ahora esa cifra se reduce a la mínima expresión, es decir, podemos andar en torno a la decena al año.
–Lo que pregunto es si se debe a que no hay titulados nuevos o a que éstos no se colegian.
–Me imagino que sea un poco de todo. Sobre lo de colegiarse, nosotros no podemos saber quién no lo hace: en el Colegio tenemos controlados, por así decir, o fiscalizados a aquellos que están colegiados. Lo que sí que es un hecho es que sí que ha descendido notablemente el tema de matrículas en escuelas de arquitectura técnica. Eso es algo que entiendo que los colegios también debemos implicarnos en ello y facilitar el dar a conocer la profesión, ya no solo en la época universitaria sino para que haya gente que esté acabando su bachillerato o sus estudios antes de la universidad, y que lo puedan tener en cuenta como una posible opción con múltiples salidas laborales.
–Llama la atención que haya tan pocas vocaciones cuando se trata de una de las profesiones con pleno empleo.
–Pues es cierto, prácticamente hay pleno empleo, creo que lo rozamos en este momento. Entonces sí que es cierto que tenemos que hacer que esos datos en cuanto a que casi no hay paro, se trasladen a aquellos potenciales estudiantes que les pueda interesar trabajar en un sector que es tremendamente interesante.
– Como profesional del ámbito de la vivienda, ¿cuál es su fórmula para solucionar el problema que tiene planteado todo el país?
–Pues eso es complejo, el problema es complejo, porque influyen en muchos factores. Influye el suelo, influye el tema administrativo, la promoción privada, la promoción pública... el tema es complejo. Evidentemente, para poder construir necesitamos suelo, suelo que sea asequible y suelo que luego sea fácil de desarrollar, es decir, no puede ser que para tener una licencia de una obra nueva, pues pasen meses o incluso en algunos ayuntamientos, años. Eso es una barbaridad porque echa para atrás cualquier tipo de inversión o cualquier tipo de incentivo para alguien que quiera meterse en ese campo. Entonces, habrá que trabajar sobre todo el tema con las administraciones para agilizar en la medida de lo posible esos permisos, esas licencias y, luego, proponer siempre cosas de calidad en cuanto a lo que se edifique.
–Desde que se aprobó la nuevga Ley del Suelo de Cantabria se han autorizado 374 edificaciones en suelo rústico. ¿Es eso una solución?
–Eso puede aliviar en algo, es una parte de suelo en el que la nueva ley permite construir, porque, evidentemente, todo lo que es suelo urbano y demás pues es difícilmente asequible para un promotor privado para hacerse una casita, por ejemplo. Tienes que ir a cosas más asequibles porque lo que es suelo urbano, sobre todo en grandes núcleos, es prohibitivo.
–¿Cómo explica que hagan falta tantas nuevas viviendas mientras miles de ellas permanecen vacías?
– Pues es difícil de explicar, la verdad es que sí, porque el que haya casas vacías yo creo que ahora mismo es por un tema de inseguridad jurídica; hay gente que podría tener su casa arrendada, sacándole un beneficio a ese bien y sin embargo, por determinadas circunstancias, como el miedo a los impagos, la okupación y cosas de ese estilo, pues la gente se retrae. Así y todo, evidentemente, para que esto siga funcionando no se puede vivir solo de la rehabilitación, habrá que seguir construyendo viviendas, de manera proporcional, eso sí.
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