«El terreno de juego de la UC a partir de ahora no será Cantabria o España sino el mundo entero»
Tras su reelección, centra el futuro de la institución en el peso creciente de la docencia en línea, la internacionalización y la transferencia de valores
No por ser único candidato –y con ello ganador– en las últimas elecciones a rector Ángel Pazos ha dejado de trazar una hoja de ... ruta llena de propósitos para la Universidad de Cantabria. Al contrario. La pandemia del coronavirus no ha hecho otra cosa que acelerar la implantación de los ejes que centrarán el futuro de la institución pública. «Ha cambiado todo», asegura el máximo responsable de la institución, ilusionado con la elección de la UC para formar parte del consorcio Eunice y las ideas proyectadas para potenciar el campus. También el de Torrelavega, «seguro».
–¿Siente que el hecho de que no se presentaran rivales a las elecciones a rector es una forma de aprobar su primer periodo?
–En parte, sí. Creo que es un mensaje de que no existe un malestar importante en la comunidad y que por eso ningún otro catedrático ha querido dar el paso. No parece que exista una oposición evidente.
–¿Está satisfecho con la participación en estos comicios?
–Bastante. Partíamos con muchos elementos en contra, no sólo el hecho de que yo fuera el único candidato sino que, además, no se pudiera hacer una campaña presencial. Superar el 50% es muy positivo y dentro de esa participación el 76% ha votado a favor. Eso es importante. Después de todo, en estos procesos de candidato único la única forma de demostrar el desacuerdo es el voto en blanco. No existe una oposición clara, y eso es fruto del trabajo de todos.
–¿Hasta que punto dejará de ser continuista el nuevo mandato?
–Hay que continuar algunas líneas maestras pero, ahora, después del covid-19, sabemos que nada volverá a ser igual. Todo queda transformado, también la UC. No digo que vayamos a transformarlo todo, pero seguro que habrá un peso de la enseñanza a distancia que no pensábamos que fuera a ir tan rápido hace un año. También tendremos que acostumbrarnos a que, probablemente, una parte de la movilidad, sobre todo la internacional, tendrá que ser 'on line'.
–El año pasado pidió «el apoyo de todos para no perder el tren del futuro». ¿Qué futuro es ese un año después?
–Ha cambiado todo. Ese futuro discurrirá por la docencia y la investigación a distancia, por la internacionalización... Cada vez tendrá menor sentido decir que la UC es muy buena aquí o en nuestro país. Su terreno de juego a partir de ahora no será Cantabria o España sino el mundo entero. Competir y pelear en docencia e investigación y formar profesionales que con un pequeño cambio de 'chip' puedan trabajar en Santander, Malí, Bruselas o Estocolmo. Digitalización, internacionalización, intensificar la colaboración con el sector productivo... Eso sin contar la transferencia, que también ha de ser de valores sociales. Hay muchísimo camino por hacer.
–¿Qué balance hace de este inicio de curso? ¿Cree que se ha conseguido mantener al máximo la presencialidad?
–El balance es muy positivo. Hemos implantando un modelo mixto con muy pocas alteraciones por culpa del virus. Los datos revelan que hemos salvado un primer cuatrimestre que podría haber sido peor, como ha pasado en otras universidades. Eso ha sido gracias al trabajo de todos. Hay que seguir igual y no dejar que los anuncios de la llegada de la vacuna nos den una falsa sensación de euforia. Seguimos haciendo una llamada a la responsabilidad individual de todos para evitar el riesgo de contagio y salir de esta situación lo antes posible.
–El Plan Estratégico 2019-23 se vio afectado de lleno por la crisis sanitaria. ¿Tiene remedio?
–Hay que replantearlo un poco en el sentido de que hay objetivos en ese plan que no les afectaba el transcurso de la pandemia. No creo que haya que cambiarlo dramáticamente pero sí examinar cada acción y reajustar el calendario, algo en lo que ya estamos trabajando. Eso seguro, porque los primeros meses de pandemia se invirtieron en salvar el curso, que ya es un asunto titánico.
–Otra de las áreas más perjudicadas fue la actividad investigadora. ¿Pero hasta qué punto?
–Desde luego se vio más afectada que la docencia. Hay una parte de la investigación que sí se siguió haciendo a distancia, pero toda aquella que requiere una instalación o un laboratorio permaneció cerrada. Ahí obviamente hay una herida cuyo tamaño aún es difícil de cuantificar. Ahora intentaremos compensar este problema, prorrogando por ejemplo los contratos de investigación.
–¿Hasta dónde llega esa herida económica provocada por la pandemia en toda la UC?
–Hay una parte que es fácilmente medible: sólo entre cámaras de vídeo para las clases en 'streaming', las mascarillas, los geles y la señalética, por ejemplo, calculamos una pérdida directa de alrededor del millón de euros. Luego hay daños indirectos, desde los cursos que habitualmente organizábamos y las actividades que se han quedado en el camino, que oscila entre los dos y tres millones de euros. Ahora falta por ver qué ocurrirá en 2021. Si sigue siendo igual de exigente, nos situará fácilmente en otro millón de pérdidas.
–El Gobierno regional aumentó los recursos para la UC en los presupuestos. ¿Es suficiente?
–El Ejecutivo ha hecho el esfuerzo que ha podido hacer y precisamente en ese incremento están incluidos unos fondos extra del Gobierno central para afrontar las secuelas del covid-19. Yo siempre demando más fondos, más en esta situación de falta de certezas en la que no sabemos qué pasará el año que viene y cómo de grande será el agujero que deje esta pandemia.
–La UC ha sido seleccionada por la Comisión Europea para integrar el consorcio Eunice. ¿Hasta qué punto marcará este proyecto el camino de la política universitaria europea?
–Cambiará todo. El consorcio Eunice es lo más importante que le ha pasado a la UC desde 2009, año en que le dieron la distinción de Campus de Excelencia Internacional. Hace tres años, Bruselas dijo que quería implantar una política de universidades propia. En Europa hay miles de universidades, pero se han seleccionado sólo unas pocas para crear un consorcio. Y ahí es donde ha sido seleccionada nuestra universidad. Para nosotros era vital entrar, y no era fácil. Hemos firmado ante Europa que vamos a cambiar muchas cosas. No será mañana, pero dentro de una década la UC será otra completamente distinta. Nos va a obligar a transformar esquemas, a trabajar mucho. Es una gran noticia.
–Pacto por la Ciencia. ¿Es algo más que una declaración de intenciones del Gobierno?
–Espero que sí. Estoy convencido de que sí. El Gobierno lo ha anunciado varias veces y creo que es más que una intención. Es un reto fundamental, y si no lo vemos ahora con una pandemia no lo veremos nunca. Todo el mundo dice que la Ciencia es clave, pero luego históricamente, cuando llegan las crisis, es lo primero que cae en los recortes. Ahora asistimos a la llegada de una vacuna en enero. ¿Pero por qué llega? Por el esfuerzo enorme de investigación, desarrollo y trabajo en laboratorios públicos y privados. Cuando digo que se ha hecho un esfuerzo enorme, hay que ser claros: se ha puesto un dinero enorme sobre la mesa. La Ciencia nunca es barata.
–¿Tiene previsto impulsar más titulaciones en un plazo medio?
–En el horizonte inmediato, no. Con la pandemia y todas las incertidumbres sería poco responsable. Este año ya hemos estrenado dos dobles titulaciones y el grado en Ciencias Biomédicas, que han ido muy bien. Seguimos estudiando nuevas opciones para el futuro. Se pueden dar dos situaciones muy diferentes: poner en marcha un estudio del que ya tenemos aquí materia y experiencia, como es la Biomedicina; o plantear un grado de una temática absolutamente nueva, con 100 nuevos profesores. Si eso se llega a hacer, tiene que ser con la ayuda del Gobierno. Pero en el primer caso estamos abiertos y pensando en algunas situaciones. En cualquier caso, ahora, con lo que está pasando, no parece el mejor momento de hacerlo.
–¿Afectará algunas de esas situaciones al campus de Torrelavega?
–Seguro. El campus de Torrelavega tiene que crecer, de forma sensata, pero tiene que crecer. Es factible reformar o incorporar alguna titulación de máster o incluso algún doble grado que se aproveche de lo que ya hay ahí o en Santander y que llegue a nuevas titulaciones. El campus tiene que crecer por la vía de la investigación. No hay que olvidar que en el área del Besaya hay una concentración empresarial fundamental y tenemos que ser capaces de generar un núcleo estable de trabajo desde el punto de vista de la innovación.
–¿Qué le parece el papel de las universidades privadas en Cantabria? ¿Es sana la competencia? ¿Qué tal es la convivencia?
–La competencia es buena siempre. Lo único, lo que yo siempre digo en general, no sólo refiriéndome a Cantabria: tiene que haber unos estándares mínimos para todas. Y ahí debo decir que en los últimos años ha habido una proliferación grande de universidades que sería discutible si cumplen esos criterios.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión