Borrar
José María Pou es Sócrates, el pensador y filósofo ateniense que fue ajusticiado por sus ideas. Su historia es la base de este juicio escénico

Este ‘Sócrates’ es un ignorante

Y ojalá todos lo fuéramos. Esa es la paradoja en la que indaga y reflexiona la obra de teatro sobre el genial filósofo que clausura el Festival de Invierno de Torrelavega | El texto, nominado al Premio Max, lo firman el cántabro Alberto Iglesias y Mario Gas

Marta San Miguel

Viernes, 4 de marzo 2016, 18:32

Sócrates no dejó nada por escrito, su sabiduría, sus dudas o planteamientos. Nada. Decían que necesitaba «todo su tiempo para reflexionar» y su reflexión siempre era con el otro, hablando. ¿Cómo encontrar si no el sentido a palabras como justicia, honestidad o agradecimiento? Él en principio no sabía hacerlo. «Era un ignorante» pero no por una negligencia para aprender sino como un punto de partida válido para componer por sí mismo las respuestas a las que su moral le exponía como ciudadano y como hombre.

«Lo bueno de partir de la ignorancia es que uno adquiere pensamientos propios y no adjudicados; hijos legítimos de su propia razón, no bastardos. Sócrates lo ignora todo y eso le convierte en el más sabio, ¿es paradójico, no?», advierte el actor y dramaturgo cántabro Alberto Iglesias, que firma junto a Mario Gas el texto que mañana sábado convertirá el Teatro Concha Espina de Torrelavega en la Atenas del año 399 aC, ese punto de luz donde comenzó todo lo que ahora conocemos como democracia. ¿Qué falló entonces para que se ajusticiara hasta la muerte a un personaje como Sócrates? ¿Y qué falló en esa base para que el actual sistema político adolezca de los mismos males? Le acusaron de no creer en los dioses de Atenas y sobre todo de corromper a la juventud con la palabra, «con cháchara», como dice un indignado Méleto en su acusación. Se bebió la cicuta obedeciendo las mismas leyes que respetaba, a pesar de que era precisamente la palabra su herramienta para buscar la verdad, la sabiduría, esa forma de libertad que tanto se temía y se teme.

La obra

  • teatro municipal concha espina

  • -Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano, este sábado a las 20.30 horas, en el Teatro Concha Espina de Torrelavega.

  • -Ficha técnica. Obra original de Mario Gas y Alberto Iglesias. Estrenada en 2015 en el Festival de Teatro Clásico de Mérida. Candidata al Premio Max a Mejor Autoría.

  • - Actores. José María Pou, Alberto Iglesias, Carles Canut, Guillem Moto, Amparo Pamplona, Ramón Pujol y Pep Molina.

«Somos una sociedad bastante soberbia que acumula verdades y fórmulas impuestas, lo que nos hace propensos a condenar sin someter los hechos al juicio de nuestros propios razonamientos y a nuestra conciencia». Con esta actitud, el escritor cántabro firma junto a Mario Gas un texto que coloca al público ante el juicio a Sócrates y su posterior muerte. Lo hacen con una ficción basada en textos de Platón, Jenofonte y Diógenes Laercio. Las palabras, por tanto, tienen dos mil años de historia y apuntan sus dardos a la irresponsabilidad con que se ejercen ciertos cargos públicos, el adocenamiento de cada individuo frente a lo que se considera como inmutable y, sobre todo, la acumulación de bienes como única forma de progreso posible. Si lo era entonces y lo sigue siendo ahora, ¿hay entonces una incapacidad congénita en el ser humano para vivir con «sensatez» y justicia? «Es más cómodo, desde luego, no tener que hacer el esfuerzo de plantearse preguntas que no sabes a dónde te van a llevar», admite el dramaturgo, «tenemos miedo al vacío, un miedo nacido de la desconfianza en nuestro potencial como individuos y como sociedad».

En la piel de 'Ánito'

Iglesias, que como dramaturgo gira en la actualidad con la obra Nosotras, de El Bucle Producciones, tiene un papel como actor en el montaje. El cántabro se mete en la piel de Ánito, uno de los justicieros de Sócrates que someterá a la visión actual del público los límites de la ética que ya entonces se trastocaban en Atenas. En esa ciudad «en la que los hombres que desafiaban a sus ciudadanos eran condenados a muerte» surge esta historia en la que la condena de Sócrates se basa en el riesgo que para la sociedad, según sus enemigos, tiene la búsqueda de la verdad que hace el filósofo.

Retórica peligrosa, dicen. Ese es su desafío, la libertad que otorga el conocimiento entendido éste como una amenaza para el jurado. Esto dice Sócrates en el libreto, este Sócrates ignorante al respecto: No cesaré de razonar, hablar y especular hasta mi último aliento. Sé bien que lo extraordinario ha de retirarse para que lo ordinario viva. Pero podrían convivir si no fuera por el temor de lo ordinario a volverse extraordinario. El resultado de escuchar sus palabras, interpretadas por el actor José María Pou en escena, supone trazar un paralelismo inevitable con el presente y verlo como una forma de fracaso: «El juicio y la muerte de Sócrates es el juicio y la muerte de la sensatez y de la justicia en una recién nacida democracia, la ateniense, de la que somos herederos y, sin embargo, es recibido como si fuera la muerte de la sensatez y la justicia de esta época que nos ha tocado vivir».

La obra revuelve el territorio del presente que se nos ha llenado de juicios. Son procesos que desenmascaran delitos, faltas o comportamientos reprobables entre las personas a las que Sócrates reprueba: Avergonzaos de no haber pensado más que en amontonar riquezas, adquirir crédito y honores y despreciar los tesoros de la verdad y la sabiduría, dice en la obra a través de un José María Pou inmenso. Se dirige a los mandatarios de Atenas, de aquel pueblo, sin embargo el texto que mañana se representa en Cantabria pone «voz y carne a las inquietudes de actuales gran parte de la sociedad». Porque eso es Sócrates, una obra para esos ignorantes que se plantean su derecho a pensar de nuevo.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Este ‘Sócrates’ es un ignorante

Este ‘Sócrates’ es un ignorante