«El borrón y cuenta nueva es difícil de hacer con un nudo en el estómago»
El actor y cineasta Carlos Iglesias presenta hoy en Embajadores Santander 'La bala', su última película, en un acto en el que mantendrá un coloquio con los espectadores
Una promesa. Ese es el punto de partida de 'La bala', la nueva película de Carlos Iglesias. La promesa de recuperar el cuerpo de una ... familiar fallecida en la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Esta tarde (19.30 horas) se proyecta en Cines Embajadores, con la presencia de Iglesias, que charlará con los espectadores a continuación.
'La bala' es su quinto filme como director y dicen que no hay quinto malo. «Me gusta contar historias que me gustaría escuchar a otros», reconoce. Y, sobre todo, contárselo a sus hijos, que cuando eran más pequeños, «no sabían cosas como que los españoles habíamos emigrado a Europa en los años 60», ejemplifica. «Me parecía muy higiénico para los chavales y para nosotros, saber que hemos sido lo mismo que otros».
Sabe el poder que tiene el cine como herramienta de acercamiento a esas nuevas generaciones que ensalzan tiempos pasados y oscuros. «Es una labor enorme, infinitamente mayor que con el teatro o la literatura; una película que se venda bien, como pasó con '1 franco, 14 pesetas', es una siembra de la que algo queda».
«Todo el mundo está analizando su historia, porque si no la conocemos, no sabemos de dónde venimos y es muy difícil entender cómo somos»
«Olvídate de este tema, porque no conduce a nada», dice el personaje de Elvira Vargas, respecto a esa búsqueda en el pasado para encontrar respuestas. «Esa es parte de la culpa que tenemos en todo esto, haber querido esconder, haber pisado esa parte de nuestra historia en vez de habernos propuesto sacarla a la luz y curarnos oxigenando las cosas». Iglesias lo compara con lo que hizo Alemania en su Segunda Guerra Mundial. «Parece que en una guerra entre hermanos es más duro aceptar cosas y reconocer lo que has hecho». En este sentido, expone el caso de amigos, conocidos, con ideologías enfrentadas, que cuestionan la necesidad de remover ese pasado, a los que plantea una pregunta: «¿Si fuera tu madre la que está enterrada en una cuneta, ¿la querrías sacar o no?». Y la respuesta siempre es la misma: «Obviamente todo el mundo dice que sí. Y de eso se trata: en esas cunetas está la madre, el padre o el abuelo de alguien».
En el equipo de la película cuenta con un plantel de veteranos de la escena; Silvia Marsó, Eloísa Vargas, Carlos Hipólito, Luisa Gavasa, Miguel Rellán, Roberto Álvarez.... «Me he rodeado de gente que es muy solvente, conocidos, lo cual es también un elemento para atraer al público, pero por otra parte también para necesitar menos tiempo de rodaje, porque son muy eficaces». E insiste en el mantra: «el presupuesto, siempre el presupuesto».
En esta película, Iglesias incluye a la División Azul, a la iglesia, los cuerpos sanitarios, los caciques... No se deja nada «porque así es nuestro país, absolutamente dividido y todo entremezclado». Un pasado dicotómico en el que no se quiere escarbar, pero que a la vez se utiliza como arma arrojadiza constante en los ámbitos políticos y sociales. «No cabe duda; estamos peor que cuando yo era un chaval. Nos odiamos más, porque no hemos dado una solución drástica a todo lo que pasó. El borrón y cuenta nueva es muy difícil cuando te queda un nudo en el estómago».
No existe, a su juicio, un género propio de cine español de guerra civil y posguerra, porque pueden encontrarse este tipo de películas en cualquier país. «Los americanos han hecho cientos de películas sobre su historia, desde que iban matando indios, a matar japoneses, igual que los alemanes o ahora los países nórdicos. Todo el mundo está analizando su historia, porque si no la conocemos, no sabemos de dónde venimos y es muy difícil entender cómo somos».
Dicen que una guerra se tarde en olvidar cincuenta años y una guerra civil cien. Por eso insiste en explicar a los jóvenes ese «de dónde venimos», de ese conflicto entre familias «que es lo peor que le puede ocurrir a un país». Con el tiempo, ya no buscamos responsables «porque habrán muerto», pero lo que quiere conseguir con 'La bala', en un país en el que «no se pueden recorrer 50 kilómetros en ninguna dirección sin encontrarse una fosa común» es «sacar los cuerpos de las cunetas y darles la dignidad que se merecen». Y después, «si podemos darnos la mano, a lo mejor empezamos a funcionar juntos, que buena falta nos hace».
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