Contundencia atemporal
Náutica. Filmoteca UC. Mañana jueves. ·
Cuando miramos alrededor todo se traduce en claras señales de su atemporalidad. Potencia sin efectismo, resistencia y elusión de lo panfletarioLo sorprendente de 'Z', con la mirada de 2025, no es tanto la solidez de un thriller con pulso y energía que responde a la ... visión de uno de los cineastas europeos con mayor personalidad, sino la vigencia de su sustancia y esencia política. Asoman la corrupción en la médula espinal de la democracia, los vasos comunicantes de lo político y judicial, casi nunca en armonía, y la presencia del terrorismo o de ese tumor que revela la fragilidad del sistema.
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Año 1967
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País Argelia
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Diección Costa-Gavras
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Guion Jorge Semprún,Gavras, Ben Barzman
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Reparto Yves Montand, Jean-Louis Trintignant, Irene Papas, Jacques Perrin
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Género Thriller político
Un crimen en el origen desata el retrato de métodos, pruebas y disecciones morales en una intensa crónica, con aire de documento, a veces lo suficientemente visceral como para que el espectador se sienta implicado. Costa-Gavras forjó su fama con un punto de partida comprometido, decidido, valiente, en tres películas, la que nos atañe, más 'La confesión' y 'Estado de sitio', todas ellas con Yves Montand al frente, que encabezaron lo mejor del cine político post Mayo del 68. Más de medio siglo después el filme mantiene su tono desafiante, su incursión en el realismo de un país que, sin decirse abiertamente, sabemos que es Grecia, y ello sin perder lo ficcionado. De hecho, Gavras ha trazado en el tiempo un cine militante, a veces bañado de denuncia, otras de testimonio y documento con idéntica fuerza en sus imágenes. Ahí están ejemplos como 'Missing (Desaparecido)', 'Amén', incluso 'La caja de música' con su coartada dramática e histórica.
En el contexto de la Dictadura de los Coroneles, más allá de los componentes y guiños políticos directos, 'Z' se eleva en su ritmo, en su furiosa mirada sostenida en el ánimo de profundizar y diseccionar la realidad. A ello se suma que bajo la apariencia coral y de atmósfera, contiene unos intérpretes magistrales encabezados por Jean-Louis Trintignant. El otro factor, fruto de la colaboración entre dirección y escritura, es el destacado guión de Semprún y un montaje excelente. Dos miradas paralelas entrelazadas y seccionadas por lo oficial de los hechos y por la indagación desde fuera. Planos y flashbacks cortos, agudeza y fascinación a la hora de construir una potente cinta que desnuda la intrincada corrupción, el terrorismo de Estado, o la hipocresía del poder. Es decir, cuando miramos alrededor, todo son claras señales de su atemporalidad. Contundencia sin efectismo, declaración de resistencia y elusión de lo panfletario.
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