Golpes muy bajos
Bonifaz. Filmoteca de Cantabria. ·
Eastwood lleva al extremo la metáfora pugilística sobre el cuadrilátero de la vida con un arriesgado gancho que se eleva entre el duelo y la redenciónHay magia cuando sigues luchando más allá de tu resistencia… la magia de darlo todo por un sueño que nadie más ve aparte de ti». ... Sería extraño no citar una de las sentencias más recurrentes no solo de la filmografía de Clint Eastwood, sino del cine de Hollywood surgido el último cuarto de siglo, cumpleaños que está a punto de cumplir 'Million Dollar Baby'. Sin descuidar la épica deportiva, humana y metafórica que conlleva un subgénero como el del boxeo en pantalla, el cineasta de 'Sin perdón' condujo al extremo su visión de la vida en la que caben el duelo, el fracaso, la redención y el combate cuerpo a cuerpo en todas sus dimensiones.
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Año 2004
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País Estados Unidos
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Dirección Clint Eastwood
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Guion Paul Haggis
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Reparto Clint Eastwood, Hilary Swank, Morgan Freeman, Anthony Mackie
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Género Drama
Pese a la luminosa y poderosa mirada intimista que precede al ring, lo que deslumbra de la dirección del hoy cineasta nonagenario es ese sombrío retrato del drama extraordinario que contiene, pero paradójicamente narrado y habitado por una serenidad de tono, estilo y forma. Eastwood no esconde su clasicismo tradicional, su coartada de obra antigua y, sin embargo, agitada por subtextos y variaciones sobre el sólido guion que lleva la película hacia zonas fuera de confort. Es esa lucidez, capacidad para dejar poso y control de la emotividad, sin que lo pseudo sentimental pueda desmoronar la arquitectura de un filme aparentemente modélico como manual de superación.
Como sucede en la magistral 'Un mundo perfecto', el cineasta envuelve al espectador con una fina y elegante capa de complicidad emotiva que, curiosamente, surge de lo oscuro: la violencia soterrada, la pérdida, la marginalidad, esa colección inigualable de perdedores e inadaptados. Un cine heredero de clásicos que edifica a su vez otro paso de intemporalidad nada complaciente. Una película de despertares y lucha que nunca arroja la toalla para facilitar los lugares comunes, capaz de noquear al más confiado. Hay algo conmovedor e inherente a las imágenes de este retrato de tres criaturas que abren y cierran las ventanas de sus respectivas vidas, conscientes de que esto va de golpes bajos, muy bajos. Un naufragio a tres bandas y otros tantos intérpretes inmensos en un réquiem de ring gastado y cuenta atrás inevitable. Eastwood ama a sus personajes y entrelaza con prodigiosa madurez el drama, la construcción de una familia desde el desarraigo y el desgarro y ese tempo de dolor y derrota sobre la lona de la dignidad.
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