Ellas sí, heroínas
Hay conmoción en este retrato de sororidad sobre los derechos humanos humillados, pero el academicismo del cineasta se antoja suficiente
Reading Lolita in Tehran. 2024. 108 min. Italia. Dirección: Eran Riklis. Guion: Marjorie David. Música: Jonathan Riklis. Fotografía: Hélène Louvartn. Reparto Golshifteh Farahani, Zar Amir- ... Ebrahimi, Mina Kavani, Reza Diako. Género: Drama. Salas: Embajadores Santander.
«El Islam y el Estado no son lo mismo». Las palabras se escuchan en uno de esos filmes más necesarios por su capacidad de denuncia, de testimonio de visibilidad de una situación enquistada que atenta contra los valores más esenciales, que por destacar por lo puramente cinematográfico. Sería paradójico que en una cartelera de verano sembrada por gastados héroes de la aventura, pueda pasar desapercibida una cinta como 'Leer Lolita en Teherán', en cuyo cobijo coral femenino asoman, ellas sí, heroínas sometidas por la intolerancia más primaria de un régimen y vigiladas por una policía de la moral. Retrato plural de la mujer iraní, es un filme eficaz, de estructura curiosa vertebrada por los títulos de obras literarias famosas. A la película se le pide más fuerza y se echa de menos una mezcla vibrante de narrativa y sensibilidad. El israelí Eran Riklisse se apoya en ocasiones en una serie de imágenes en blanco y negro que contextualizan lo político e histórico de los hechos. Sororidad y conmoción en un retrato que reclama atención sobre los derechos humanos vulnerados, mientras crece la sombra y el miedo, también el terror, empujado desde la intolerancia. Sin embargo, la mirada es convencional, falta intensidad y a veces el tono no está al nivel de la desgarradura humana que implica la depresión, el dolor, o el propio drama ante esa losa de dogmas religiosos y de imposiciones amparadas en las tradiciones patriarcales. A veces Riklis, cineasta de 'Los limoneros', recurre levemente a alguna imagen que compensa sus limitaciones y se aferra a su simbolismo: la del hiyab negro, la de los libros despreciados por los aparatos de la opresión. Basada en la novela autobiográfica homónima de Azar Nafisi, el filme refleja más de dos décadas, desde 1979, y tiene buena parte de su atractivo en la presencia de una serie de actrices iraníes, todas exiliadas, que dan vida a la pequeña comunidad, a modo de club de lectura doméstico. De sus conversaciones y silencios, de su complicidad la cinta avanza a través de los títulos que la configuran: no solo 'Lolita', sino 'El gran Gatsby', 'Daisy Miller' y 'Orgullo y prejuicio'. La desesperación, el latigazo moral, el silencio, el exilio interior van posándose en la historia que sangra por las heridas dramáticas del rostro de la protagonista y su reflejo en las otras seis mujeres que se obligan a la supervivencia cultural de resistencia casera. El academicismo de Riklis se antoja insuficiente para acercar el ahogo, el despotismo, la tiranía y la sumisión constituyen el único paisaje cotidiano.
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