Rojo sangre y Cushing
Bonifaz. Filmoteca de Cantabria. Esta semana. ·
A la creadora de 'Frankenstein, o el moderno Prometeo', le hubiera gustado esta reinvención del mal y lo gótico, que reinauguró la iconografía del mitoUna buena historia consistiría en situar en el presente a Mary Wollstonecraft (Shelley) y ver su reacción ante las dimensiones del universo generado por su ... Frankenstein. Lo cierto es que nadie podía imaginar lo que iba a surgir de aquella noche del 16 de junio de 1816, cuando Mary Shelley, azuzada por el gran poeta Lord Byron, junto a Percy Shelley y Polidori (no olvidar 'El vampiro'), se encontraban en Villa Diodati a orillas del lago Lemán. Romanticismo, imaginación descarnada, visceralidad, absenta, láudano y un axioma para la posteridad dictado por el autor de las 'Peregrinaciones de Childe Harold': «El objeto de nuestra existencia está en la sensación».
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Año 1957
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País Reino Unido
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Dirección Terence Fisher
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Guion Jimmy Sangster
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Reparto Peter Cushing, Hazel Court, Robert Urquhart, Christopher Lee
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Género Terror
A lo largo del siglo XX fue el cine el que alimentó la iconografía desprendida de las muchas lecturas y de una desaforada mirada gótica, tenebrosa, siempre apasionada. Atrás quedaron las cintas de James Whale, en los 30, como referencias de la Universal. Pero hay otra fecha clave para la evolución y la mirada del monstruo: el 2 de mayo de 1957 se estrena 'La maldición de Frankenstein'. Y ese punto de partida bajo el sello de la Hammer supone una agitada reinvención de la violencia, de cuidada ambientación, de hipérboles cromáticas y una llamada a la implicación del espectador desde un lado más físico y sugestivo que poético. A ello hay que sumar la presencia esencial del tándem formado por Cushing (el único Barón Frankenstein con patente de corso y licencia para sugerir) y Lee.
'La maldición', que ahora rescata la Filmoteca es importante precisamente por ser pionera, por urdir ese nuevo entramado estético y por esa elegancia innata y seducción de la puesta en escena que se irían depurando en las siguientes entregas. Y un director en el sentido noble y vivaz de la palabra, un creador como Terence Fisher. Hoy puede parecer todo vintage, colorista y retro rancio, pero la materia prima mantiene su esencia: Peter Cushing canalizando la maldad, el foco trasladado de la criatura a lo humano. Y una estilizada mirada con la profundidad de campo, la concisión, el uso del color, la potencia visual. Hay una mezcla de tensión, impacto y terror inherente a la saga que sigue destilando un dramatismo finalista, una desgarrada juerga de sangre y diabólica sucesión de escenarios e imágenes retorciendo la intimidad. Hasta 'Frankenstein y el monstruo del infierno' que cerró la saga en los setenta, el festival estuvo asegurado gracias a la capacidad de síntesis, al juego de atmósferas y la apuesta por el asombro.
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