La edición conmemorativa del centenario de 'Manual de espumas' se presenta en Santander

El responsable de la edición Juan Marqués, acompañado por Andrea Puente, directora de la Fundación santanderina, trasladará al público la identidad singular de 'Manual de espumas'. Un proyecto fruto de la colaboración editorial entre la Fundación Gerardo Diego y el sello Papeles Mínimos. Gracias a los patronos de la entidad, Ayuntamiento de Santander y Gobierno de Cantabria, ha visto la luz esta iniciativa de evocación y homenaje con el objetivo de «facilitar la presencia en bibliotecas y librerías de este título clave en la poesía española de vanguardia». Cuando Gerardo Diego llegó a Madrid se quedó fascinado por el Creacionismo de Vicente Huidobro. En 1922 viaja a París. Allí conoce a artistas como Juan Gris, Fernand Léger y María Blanchard. Dicha experiencia le inunda y adapta sus ojos a la estética cubista. A la vuelta de aquel viaje se instala en Gijón para escribir su 'Manual de espumas'.

La Fundación alberga este proyecto dentro de su línea de trabajo colaborativo con editoriales de ámbito nacional para difundir la obra poética del autor de 'Versos humanos'. Esta cuidada publicación, ya disponible en librerías, ofrece en semi-facsímil la primera edición del libro, arropada con un prólogo de Juan Marqués y un álbum iconográfico. El poeta, filólogo y crítico Juan Marqués (Zaragoza, 1980) ya trabajó en la poesía de vanguardia de Gerardo Diego. Ahora también está prevista su presentación en la Residencia de Estudiantes el 3 de diciembre a cargo de la poeta Clara Janés.

Hay que recordar que 'Manual de espumas' ya fue objeto de un ensayo de José Luis Bernal Salgado, bajo el epígrafe 'La plenitud creacionista de Gerardo Diego', estudio que obtuvo el Premio Internacional de Investigación Literaria 2007. Diego escribió en los años setenta en 'Versos escogidos' un perfil de 'Manual de espumas' al que definió como su «libro clásico» dentro de la poética creacionista. «Los rapports, las gradaciones desde el tema u objeto de la naturaleza hasta su transfiguración en unidad, y calidades autónomas plásticas y cromáticas, ya en sentido abstraedor, ya por el contrario concretador si se partía de lo geométrico, me abrían cada día inéditas perspectivas que luego en la paz feliz de la playa cantábrica encontraban su armoniosa poetización». Marqué subraya que es uno de los libros vanguardistas «más amables que se dieron en esos primeros años de osadías, cuando todo era especialmente confuso y alegre, entretenido y estimulante». Alguien como Diego, «tan lector y todavía tan joven, tan activo y tan inquieto, con tantas legítimas ganas de decir cosas y de llegar a los sitios desde los que poder decir más, supo escribir un ramillete de poemas que demuestran que la afinidad por las nuevas corrientes podía adoptar un tono casi ingenuo, que la ruptura formal no implicaba necesariamente el fin de la inocencia, que se podía estar al día en lo estético y a continuación, para entendernos, asistir a misa».