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La madrileña Phil Camino, muy ligada a Cantabria, pasa el periodo de cuarentena en su casa de Esles. DM
La cultura desde dentro

«La educación es el gran reto pendiente de esta sociedad»

La autora de 'La memoria de los vivos' reclama una revisión del modelo cultural y retrata un sector editorial muy golpeado por la crisis

Viernes, 3 de abril 2020, 07:12

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El mundo de Phil Camino (Madrid, 1972) es el mundo de los libros. Los escribe, los traduce, los edita y los vende. Licenciada en Ciencias de la Información y con una dilatada trayectoria editorial, la escritora y directora editorial de La Huerta Grande está pasando la cuarentena en su casa de Esles, lejos del bullicio de Madrid, donde opera regularmente. Ahora tiene más tiempo para la familia, para ver películas, cuidar su jardín y, sobre todo, para leer y escribir. Una pausa y una calma que se mezclan con la compleja situación que afronta su sector, el editorial, por el impacto de la crisis sanitaria provocada por la pandemia, y que la lleva a reclamar una profunda revisión del modelo cultural, económico y social.

–¿Muchos libros durante esta cuarentena forzosa? ¿Cómo está viviendo estos días y en qué los está empleando?

–Sí, estoy leyendo mucho estos días, todo lo que puedo. Hay poco trabajo editorial, así que empleo mi tiempo en avanzar, en leer manuscritos, aunque no dejo de preguntarme cuándo podré sacarlos y en qué circunstancias porque ahora mismo todo está frágil. Estos días me dedico a la familia, estoy viviendo con mi marido, mis cuatro hijos y mis padres, a los que hay que cuidar especialmente, manteniendo las distancias y haciendo todas las cosas que sabemos que sabemos que hay que hacer en estas circunstancias. No nos aburrimos, vemos películas, leemos, cocinamos, pasamos tiempo juntos. También escribo, ahora tengo tiempo para escribir, no me puedo quejar. Y paso tiempo en el jardín; me siento muy afortunada por estar ahora mismo aquí, en mi casa, en Esles, y poder cuidar del jardín y de mis plantas. Este verano el jardín me lo va a agradecer.

–Es usted escritora, editora, traductora y periodista. ¿Cómo le está afectando profesionalmente la crisis sanitaria?

–Ahora tengo tiempo para escribir. Me había lanzado a un proyecto de novela fantástica, algo que no había hecho nunca, y cosas de la vida, resulta que este clima, en cierto modo distópico y absurdo e irreal, a mi me está nutriendo en lo que a la escritura se refiere. En cuanto al mundo editorial, está a la espera de ver qué va a pasar. Mi editorial es pequeña, tenemos esa ventaja ahora mismo, que podemos reaccionar más rápidamente que los grandes grupos, a los que se les va a venir encima una muy gorda. Iremos a nuestro pequeño ritmo y sabremos acoplarnos a lo que tenga que venir. En cuanto a la librería la verdad es que no sabemos lo que va a pasar. Estábamos en una situación muy frágil, como tantísimos libreros de este país, y tampoco tenemos la certeza de saber cuándo vamos a poder abrir, de si cuando abramos la gente lo que va a querer hacer es volver a la librerías de inmediato a comprar libros... La situación es frágil y ahora mismo estamos todo en ese 'ya veremos'.

–La cultura es uno de los sectores más afectados por el impacto de la crisis. ¿Cómo es ese impacto y qué medidas cree que deberían adoptarse

–Se tomarán y se están tomando ya, claro, pero aquí el asunto es tratar de hacer una reflexión muchísimo más profunda porque al final esas medidas pueden acabar siendo meros parches que desatasquen esta situación momentáneamente y creo que la cultura en general y el sector editorial no necesitan parches, sino esa seria y profunda reflexión. Yo no soy gestora y no sé cuáles son las decisiones correctas que hay que tomar, pero sí creo que hay una decisión en la que podemos ponernos todos a trabajar y en la que debemos emplear energía, y es la educación. Sin educación no podemos fomentar la lectura, y al final lo primero que necesita el sector editorial son lectores. Sin no hay lectores es muy difícil que podamos sostener un tejido editorial basado precisamente en que haya gente que lea. Sin educación no vamos a ir a ninguna parte. Creo que la gran pregunta ahora mismo es qué vamos a hacer como sociedad para mejorar nuestra educación. Y si esa reflexión la hacemos de manera conjunta, teniéndola como la tenemos pendiente desde hace demasiado tiempo, podremos hablar de cómo eso afectará en positivo, por ejemplo al sector editorial, y tendremos que empezar a hablar menos de parches y de medidas temporales para salvar la situación, que es la sensación que produce esta cuestión desde hace tantísimo tiempo, para poder hablar de una estructura sólida que se corresponde con una sociedad que demanda y que pide esas lecturas.

–¿Cómo está afectado al sector editorial y cómo debe éste afrontar su futuro?

–Hay algunas de las preguntas que creo que todos nos tenemos que hacer. ¿Tiene sentido la cantidad de novedades que estamos lanzando al mercado? ¿Podemos mejorar la cadena del libro? ¿Tiene sentido hoy en día, tal y como está planteado el mercado en general, que la cadena del libro siga siendo la misma que es desde hace muchísimos años, y que no ha sido revisada? Creo que va a haber que revisarla. ¿Cuál va a ser el alcance real de la tecnología en el mundo editorial? Estos días, por ejemplo, mucha gente se ha dado de alta en plataformas como Amazon. Es algo que nos va a afectar mucho porque una vez que uno se da de alta en estos sistemas accede a la comodidad inevitable que implican. Como siempre, estamos en el esfuerzo. Parece que siempre se le ponen trabas a la cultura, que siempre necesita un esfuerzo más del usuario de esa cultura para llegar a ella, y eso es un problema que tenemos que ver cómo encarar y cómo vamos a solucionarlo. En ese sentido, ¿estaban bien empleados los recursos que tenemos en el mundo de la cultura?Igual hay que poner la casa patas arriba y repensar muchas de las cosas que se estaban haciendo.

-Como representante del mundo de la cultura y como ciudadana, ¿cómo cree que está la sociedad afrontando esta situación tan compleja?

-El mundo de la cultura está reaccionando estos días como tiene que reaccionar, y como tiene que reaccionar la sociedad: con una tremenda generosidad. La reacción inicial ha sido tanto de músicos, autores, bailarines, cantantes... de ofrecer aquello que saben hacer, aquello para lo que han estado trabajando y para lo que valen. Eso es muy bonito y está bien que ocurra desde el nivel de los médicos, los empresarios... La gente está dando y aportando lo que puede. Sin embargo hay un problema, o una situación complicada, y que radica en que la cultura arrastra desde hace demasiado tiempo ese lastre de la gratuidad. En ese sentido, los pasos que se den para que se reconozca el trabajo de los artistas en general cuesta mucho darlos.

-Publicó su último libros, 'La memoria de los vivos', el año pasado. ¿Cómo es este título y qué tal está funcionando editorialmente?

-Si ha ido bien editorialmente habría que preguntárselo a mi editor, Joan Tarrida, de Galaxia Gutenberg. Supongo que ha ido suficientemente bien. Desde mi punto de vista sí lo ha hecho; es una novela que ha tenido bastantes lectores para la modestia a la que hoy en día aspiramos casi cualquier escritor. Ha habido lectores satisfechos que me han escrito cosas muy bonitas y me pedían más porque decían que les había sabido a poco. Eso siempre es un regalo bonito que recibimos cuando pasamos tanto tiempo escribiendo una historia.

'La memoria de los vivos', último libro de Phil Camino.'
Imagen - 'La memoria de los vivos', último libro de Phil Camino.'

–¿En qué proyectos literarios, editoriales o de otro tipo está trabajando actualmente?

–Ahora mismo sigo trabajando en nuestra editorial, La Huerta Grande. Dadas las circunstancias ajustaremos los títulos a un nuevo calendario. Habrá que ver cuándo podremos volver a salir a la calle a distribuir nuestros libros y a ver en qué situación lo hacemos con este cuello de botella que se ha formado. Seguimos trabajando con mucha ilusión. La editorial va a cumplir su sexto año y tenemos que empezar a ver que el trabajo que se ha hecho hasta ahora merece la pena. Hay autores que están empezando a tener cierta relevancia en el sector literario de España y sería una faena que este drama colectivo que estamos viviendo se llevara por delante el trabajo de tanto tiempo. Desde el punto de vista de la escritura sigo escribiendo, estoy trabajando muy bien en mi novela, que además está localizada aquí, en Cantabria.

-¿Qué libros o autores recomienda para ayudar a hacer más llevadera o productiva esta cuarentena?

-En estos momentos hay gente que me esta diciendo que no puede leer, y es muy comprensible. Hay un sentimiento general de ansiedad y de frustración que hace que cada uno tenga que asimilar lo que está pasando a su manera y mucha gente no se puede concentrar. En mi caso soy un poco como Lorca, que decía aquello de que «Si tengo hambre no me des un pan: dame medio pan y un libro». Yo leo porque es mi manera de gestionar esa ansiedad y mis inquietudes. Ahora demás tengo más tiempo que en circunstancias normales para leer aquello que quiero leer. Ahora mismo estoy leyendo todos los días un ensayo de Montaigne, que siempre sirve para la cabeza y para ponerme a trabajar, antes de escribir. Estos días he leído ficción y novela y algo de poesía. Destacaría 'Zorro', que es un libro de la escritora croata Dubravka Ugrešić. Me ha parecido una gran narradora, una gran contadora, que me ha hecho pensar y eso es algo que me gusta. Ahora mismo estoy leyendo 'El infinito en un junco', de Irene Vallejo, un ensayo fantástico muy bien escrito que me está llevando de viaje por la Historia y por toda la geografía del planeta, enseñándome y recordándome cosas de la bella historia de los libros. Es una lectura absolutamente recomendable en estos momentos.

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