La fiesta musical de Casapalma clausura la primera edición del Festival Torre de Villaescusa
El dúo, formado por Irene Atienza y Yoel Molina, protagoniza el cuarto y último concierto del singular proyecto, en la Torre de Campoo, concebido por el pianista José Imhof
Una propuesta especial para un festival singular que no solo suma cultura, sino que ha abierto un espacio en el que vivir la música ... de manera diferente. Casapalma, el dúo configurado por Irene Atienza y Yoel Molina, protagoniza la última jornada del Festival Torre de Villaescusa que llega a su fin hoy sábado. Más que una despedida, el éxito de la neófita convocatoria ha permitido transmitir la seña de identidad de este Festival, concebido como una experiencia completa que combina música, patrimonio y encuentro, y que ha demostrado que «la descentralización de la cultura es posible y necesaria». Villaescusa del Bardal (Campoo de Enmedio) ha dado cabida a esta primera edición del Festival impulsado por el pianista José Imhof , plasmado en cuatro conciertos, uno cada sábado de este mes de julio, en el que distintos artistas abordaron un repertorio que ha discurrido por la música clásica, renacentista y la fusión contemporánea. El Festival ha contado con el apoyo institucional de la Consejería de Cultura, así como de la Sociedad Menéndez Pelayo la colaboracónn en distinto grado de diversos patrocinios.
La descentralización de la cultura, la revalorización del medio rural, la música como vehículo de desarrollo social, económico y emocional, y el vínculo entre naturaleza y creación artística son los fundamentos del proyecto. Para esta clausura, el Festival apuesta por una cita innovadora que mira tanto al pasado como al futuro: el folclore cántabro renovado de Casapalma. El dúo, formado por la voz de Irene Atienza y la guitarra de Yoel Molina, ha sabido recuperar la canción montañesa, mezclando tradición y electrónica para crear un sonido fresco y contemporáneo.
La Torre de Villaescusa, una edificación del siglo XVII, ha servido como un escenario único, donde la arquitectónica y la acústica de sus pajares rehabilitados han envuelto a artistas y público.
Esta primera edición del festival cierra con una cita de carácter más festivo, tras haber ofrecido al público tres semanas de conciertos que han abarcado desde el virtuosismo del violín hasta la música de cámara y el Renacimiento.
Los integrantes de Casapalma suman más de 15 años de experiencia en el sector musical. Atienza se formó como cantante y desarrolló su carrera entre Barcelona (donde integró bandas como Saravacalé o La Hermana Pequeña) y Brasil, donde residió durante diez años y publicó tres discos, realizando giras internacionales por Europa, Brasil, Argentina, Estados Unidos y China.Por su parte, Yoel Molina es guitarrista formado en Musikene y en el Conservatorio Superior de Amsterdam, desarrollando en paralelo un trabajo como productor musical desde 2020, con numerosas producciones publicadas y también trabajando en mentorías para proyectos y artistas emergentes de la escena nacional actual. Juntos han creado el Estudio Rural Las Zapateras, un espacio de creación musical situado en Cabuérniga, donde residen y reciben artistas que vienen a producir sus trabajos discográficos en el marco natural del valle.
El dúo ultima la salida de su nuevo trabajo, tras el éxito de su álbum debut 'Montañesas' (Raso, 2023), que fue seleccionado entre los diez mejores discos de 2024 en la Lista Ibérica de Músicas de Raíz y elegido entre los cien mejores discos del año en la lista internacional Transglobal World Music Chart.
Este último concierto festivo, que pondrá el punto final a la primera edición del Festival, comenzará a las 19.00 horas con la apertura de puertas, seguida de una charla informal con los artistas a las 19.30 horas. Como explica Imhof, promotor del Festival, «el concierto de Casapalma será un fin de fiesta perfecto para celebrar con el público el éxito de esta primera edición y, sobre todo, para agradecerle su generosidad». A su juicio, este festival no es solo un proyecto personal, sino «una contribución real a la cultura, al medio rural y a un nuevo modelo de desarrollo artístico descentralizado».
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