Una fiesta en el Palacio de Festivales para celebrar los diez años de 'El niño erizo'

Ese niño erizo ya es preadolescente y hoy se celebra una fiesta en su honor con un plantel de invitados que lo conocen muy bien; no en vano, son quienes le han dado vida y le han llevado a recorrer el mundo. Sobre el escenario del Palacio de Festivales (17.00 horas) tomará vida de nuevo gracias a La Machina. Antes, se presentará el texto que Ediciones Antígona ha publicado (12.00 horas) y después, habrá chocolatada y concierto a cargo de Nacho Mastretta, autor de la música de la obra.

«Hemos descubierto que la figura del niño erizo, como metáfora, funciona muy bien, porque ahora en nuestra sociedad, hay muchas maneras de ser diferente», dice Luque asomándose al recorrido que ha hecho un trabajo en el que se aborda la discriminación o el acoso escolar, pero siempre desde un prisma positivo, como un viaje de descubrimiento que «consigue conectar con todo tipo de públicos». El pequeño de una casa identificará unas cosas y el adulto otras distintas, pero todos se sentirán interpelados «que es lo que te interesa cuando haces teatro», expone.

La obra ha madurado, apenas con unos ajustes de texto desde su estreno, hace once años, en el Palacio de Festivales. «Va dejando un poso en los actores, que al dominar tanto la obra, se van identificando con los personajes y todo fluye de una manera muy natural», destaca Luque. Haber podido encontrarse con el público en tantas ocasiones ha ido aportando matices; rasgos más marcadamente humorísticos, por ejemplo.

La dramaturga solo tiene palabras positivas para los intérpretes, Patricia Cercas y Fernando Madrazo, que «están estupendos» y «ya saben perfectamente defender los roles», diversos a lo largo de la obra y «es gratificante ver cómo después de tantos años sigue interesando y gustando».

Un sinónimo de estructura sólida que sostiene el paso del tiempo. «Para mí es un privilegio trabajar con La Machina», enfatiza Luque. Cuando empezaron a colaborar con 'El niño erizo', la compañía cántabra ya contaba con un par de décadas de recorrido. «Eso implica que conocen muy bien el trabajo actoral, de dirección». En ellos recae, entre otros aspectos, el mérito de que la obra siga en cartel. Interpretación, dirección, vestuario, música, iluminación, escenografía...»Todo juega a favor de lo que se quiere tratar -enumera Luque- para que el público pueda completar la obra con su imaginación y sea un viaje de descubrimiento para el espectador».

Francisco Valcarce, director de La Machina y codirector de la obra junto a Rita Cofiño menciona que se han dado dos circunstancias destacadas en los últimos meses; 'El niño erizo' fue contratada por el Teatro Español de Madrid las pasadas navidades para realizar diez representaciones, lo que significó «un hito para la compañía, contratado por primera vez por un ente público del nivel del Español, el teatro actual en activo más antiguo del mundo». El segundo dato es que la obra se ha editado «un hecho significativo» que valoran de forma «muy positiva», para un espectáculo que «sigue teniendo vida propia». «Nos cuesta retirar espectáculos que tienen vigencia y hay generaciones de niños, espectadores que pueden tener oportunidad de verla aún». La producción de La Machina Teatro ha sido candidata al XXII Premio Max de Teatro 2019, como Mejor espectáculo infantil, juvenil o familiar, y Premio Canica 2019 del Café de las Artes de Santander.

Volver al punto de inicio, reuniendo al mismo elenco, representa «un festejo». «Volver a casa, al Palacio, es un privilegio para ellos y para mí, que soy madrileña, mucho más». Hacerlo combinando la publicación del texto por Ediciones Antígonas, la función con la chocolatada y el concierto de Nacho Mastretta «que ha hecho un trabajo de composición musical estupendo». El propio Mastretta acude a la cita «con alegría» y los nervios de una primera vez, porque lo es; nunca antes han interpretado en directo los temas de la obra y se siente feliz por volver a Santander. «Me encanta», dice entusiasta. Respecto a los temas que narra la pieza teatral, «parece que no ha pasado tanto tiempo, porque no ha mejorado mucho desde entonces», afirma.

La última pieza del puzzle es el público. Representar 'El niño erizo' significa encontrarse con niños que les vieron hace once años y han crecido en paralelo al relato. «Estamos ansiosos por ver cómo la obra ha evolucionado para ellos y el poso que deja en ellos», señala Diana I. Luque. Se abre el telón.