María Bengoa
La crítica literaria presenta mañana en Librería Gil 'Las damiselas y el escritor', una revisión de la vida y relaciones de Ramiro Pinilla
El 19 de noviembre vio la luz 'Las damiselas y el escritor'. Un libro, sí, pero también una revisión biográfica, una búsqueda de respuestas y ... en cierto modo, un homenaje. El de su autora María Bengoa al protagonista, Ramiro Pinilla. Ambos compartieron vida durante la etapa final de la vida del ganador del Premio Nadal, verso libre, independiente de verdad. Ahora, ella conversa quienes fueron amigas de Pinilla a lo largo de su vida. El resultado, en forma de novela recién publicada por Tusquets, lo presenta mañana en la Librería Gil (19.00 horas).
El libro
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Título: Las damiselas y el escritor.
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Autor: María Bengoa
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Editorial: Tusquets.
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Precio 19,90 euros
–¿Qué supone para usted ver este libro hecho realidad?
–Pues tenía mucho miedo antes de que se publicara porque al referirme a personas vivas, estaba un poco expectante. Pero estoy contenta y me están llegando mensajes muy bonitos.
–Aparecen muchos personajes vivos, retratados con sutileza. Se cuida de dar demasiados detalles.
–Así es, ese ha sido mi afán, porque es evidente que las muchas amigas que tuvo este gran escritor y gran persona, la relación que tuvieron con él les pertenece a ellas, no me pertenece a mí. Entonces yo simplemente he querido utilizar ese pretexto para construir un artefacto narrativo que indague y que explore en la fascinante personalidad de Ramiro Pinilla.
–Menciona un punto común en ellas: ninguna madrugaba.
–(Ríe) Sí, eso digo. He trabajado tantos años que reflejo el tipo de vida que tenían estas mujeres, quizá porque eran jóvenes o porque eran de familias muy bien. Yo no sé por qué, pero en Getxo se dan ese tipo de perfiles de personas que, digamos, no tienen una vida reglada y organizada.
–Es un dato curioso, que tiene que ver con el contexto geográfico y que ¿quizá haya que explicar a quienes no lo conozcan?
–Sí, Getxo es una zona muy rica, de una renta per cápita de las más altas de toda España. Eso por una parte, pero también tiene mucho que ver con la personalidad de estas mujeres que eran todas de temperamento artístico; todas querían hacer algo, pintar, escribir, bailar. Vieron en él un referente por su perfil, porque es un escritor consagrado, aunque no va de maestro, pero ya había ganado el Premio Nadal y el Premio de la Crítica, sus primeros premios importantes.
«Creo en la ficción como una indagación, una exploración de los personajes y también del propio escritor»
«Era una persona con un espíritu muy libre, un poco airado, siempre con una parte joven en su personalidad»
–Dice que nunca se comportó como un maestro. ¿Qué papel ejercía entonces?
–Bueno, su papel era de ayudarlas como personas. Él había tenido una juventud muy dura; se reían de él porque quería escribir y quería que no les faltara ese apoyo para sus anhelos artísticos. Me gusta una frase de Cicerón que dice que un maestro no enseña lo que dice, sino enseña lo que es. Él con su ejemplo de vida, con su manera de de enfrentarse a sus afanes literarios, pues les enseñaba mucho, yo creo. No nada arrogante, sino muy humilde y auténtico.
–¿Y todo de forma altruista?
–Sí, sí, absolutamente. Él mantuvo un taller de escritura en Getxo durante casi 40 años, desde el año 78 hasta que murió en 2014, absolutamente gratuito, teniendo ya el premio Nadal, dos premios de la crítica, el premio Euskadi, el Premio Nacional de Literatura… Un caso absolutamente atípico, ¿no?
–¿Y qué le aportaba a él?
–Creo que le aportaba juventud, vitalidad. Siempre le gustaba mucho relacionarse con personas jóvenes, pero porque él lo era, es que él no encajaba con la gente de su edad. Era una persona con un espíritu muy libre y un poco airado, distinto. Recuerdo que quería sumarse a los indignados del 15M de la puerta del Sol y tenía casi 90 años cuando pasó. Mantuvo siempre una parte adolescente y joven de su personalidad. Era muy afín al espíritu rebelde y contestatario de la juventud. He querido reflejar su personalidad a través de dos carriles; las entrevistas y los diarios, pero todo es gran medida una ficción. Lo que no es ficción es su personalidad ni nuestra historia de amor. Eso está ahí y es lo más puro y lo más lleno de verdad que yo he sido capaz de reflejar.
–La fascinación se extrae casi en cada página. ¿Es fácil caer enamorado de la propia admiración?
–Creo que no hay verdadero amor sin admiración. Admiración de una parte de la personalidad del otro. No hace falta que admires todo; luego en otras cosas será un desastre. Su talento y su gran dignidad como ser humano, su honestidad…era una persona absolutamente admirable. Era fácil enamorarse de él; yo dejé a mi pareja para estar con él.
–Recoge una expresión muy bonita; escribir es un trabajo como sembrar la huerta. ¿Tuvo que quitar malas hierbas en el proceso de escritura?
–Bueno, este libro tiene una estructura muy compleja, muy audaz, muy ambiciosa. No es una novela clásica, sino que se construye con herramientas del periodismo. Si fluye para el lector, será el gran logro del libro. Y otra parte difícil es que está dedicado a mi hermana Mar, que murió con 52 años en 26 días por una leucemia, justo después de la pandemia. Hay mucha muerte y dolor. Me he dejado ahí la piel, pero a la vez la literatura ayuda a vivir.
–Se retrata a sí misma también mostrando reticencias o cierto enfado hacia algunas cosas. ¿Este libro habla también de usted?
–Sí, mucho. Me pareció que era una manera de darle más marchita. Creo en la ficción como una indagación. Una exploración de los personajes a los que retratas y también del propio escritor. Y me ha servido. Imagino cómo me veían algunas de esas amigas por las que yo sentía celos, porque este libro también habla de los celos.
–En ese proceso, ¿ha conocido mejor a Ramiro Pinilla o a usted misma?
–Pues en este libro, para conocerme mejor a mí misma. El que escribí antes sobre él, que indagaba en su infancia y su juventud y cómo construyó esa personalidad que tenía como de un titán, indagué más en él, pero este me ha servido para conocerme a mí misma, porque yo estoy también en las damiselas y las damiselas están en mí.
– ¿Cómo vive ahora?
–No voy a decir que sufriendo mucho porque queda muy mal.
–Si es la verdad, ¿por qué no decirlo?
–Es que estas personas que son tan grandes dejan un hueco infinito y él ha sido lo mejor de mi vida. Pero ya lo tengo que dejar ir; ya he hecho dos libros sobre él; jamás desaparecerá de mi vida, pero no escribiré más sobre Ramiro Pinilla.
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