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Imagen de la propuesta escénica que recala en Santander. Proyecto 43-2

La Muestra de Teatro Contemporáneo viaja a las heridas que laten en la memoria histórica

'Federico. No hay olvido, ni sueño: carne viva', que se representa hoy en el Paraninfo de Las LLamas, del colectivo Proyecto 43-2 rescata fragmentos de vidas truncadas y emociones que aún están suspendidas en el tiempo

Guillermo Balbona

Santander

Viernes, 28 de noviembre 2025, 07:36

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Concebido como «un documento entre el recuerdo, el deseo y la imaginación que viaja hasta el fondo de la tierra, donde habitan los desaparecidos y desaparecidas», la pieza escénica 'Federico. No hay olvido, ni sueño: carne viva' explora la huella de Lorca entre Valderrubio y el barranco de Víznar, territorio de exhumaciones y memoria. Hoy viernes, día 28, a las 20 horas, la 36 Muestra Internacional de Teatro Contemporáneo de la Universidad de Cantabria, organizada a través de su nuevo Aula de Artes Escénicas, acoge la obra. Nacida del encargo de la Diputación de Granada, con el fin de generar una obra documental sobre el poeta, condujo a la compañía hasta el citado barranco, donde desde hacía cuatro años estaban exhumando huesos y desenterrando historias. Y de ese viaje, nace la pieza documento de Pablo Rodríguez, Alba Muñoz y María San Miguel, «en un intento de aportar algo en la conservación de la memoria de este país».

Proyecto 43-2 es una compañía de teatro con tres líneas de trabajo: la artística, basada en la investigación y búsqueda de un lenguaje propio a través de un riguroso proceso documental y una puesta en escena que nace de la elaboración de dramaturgias propias». La pedagógica, compuesta por varias actividades destinadas a jóvenes, adultos y colectivos especiales en las que «utiliza la herramienta teatral como elemento de transformación del conflicto y encuentro con el otro, basándose en la deslegitimación de la violencia y el fomento de la cultura de paz e igualdad». Y, finalmente, la documental que reúne en formato audiovisual videográfico sus trabajos de investigación y los procesos de entrevistas que son motor de los montajes de la compañía. En sí mismo, este material audiovisual toma una forma artística que acerca al gran público «realidades diversas y el paso de la compañía por espacios no convencionales donde el teatro ha llegado para transformar». Definida como una pieza de fantasma, es un thriller de objetos documentales. «Una vez que te acercas a Federico, te das cuenta de que todo el mundo ha mentido, ha llenado los huecos y ha ocultado información de manera interesada», apunta la compañía».

Un mosaico de voces del mundo rural explorando en la mistura entre recuerdo, deseo e imaginación, buscando lo documental desde el misterio; que el cuerpo –palabra– objeto encarnen la presencia de lo fantasmagórico. Un proyecto atravesado por la memoria, la ruptura del silencio, el relato oral, el pasado y el presente del mundo rural y la violencia.

María San Miguel, productora, dramaturga, creadora y actriz de la compañía, subraya que 'Federico. No hay olvido, ni sueño: carne viva' «no es otra ficción sobre García Lorca. Es un lugar de especulaciones poéticas, porque no hay nada definitivo hasta que el laboratorio de genética diga lo contrario». Lorca emerge «no solo como símbolo, sino como un latido colectivo que insiste en ser escuchado».

Un relato escénico «necesario, íntimo y contundente» que invita al público a mirar de frente la historia y descubrir, en ella, su propio reflejo. Una obra «para sentir, pensar y no olvidar».

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