«Puedo mirar al sicario y dejarlo seguir porque me enseñaron a respetar la vida»
Anoche presentó en la Filmoteca de Cantabria 'Matar a Jesús', la película donde relata el asesinato de su padre en Medellín Laura Mora Directora de cine
«Después de matar a mi papá estuve años sin escribir. Una noche, en Australia, tuve un sueño en el que estaba en un mirador ... y un hombre de 23 años se me acercaba y comenzábamos a hablar. Al final me decía, me llamo Jesús y he matado a su papá». Así relata la directora colombiana Laura Moro (Medellín, 1981) el origen de 'Matar a Jesús', la película en la que relata el asesinato de su padre en Medellín. Anoche presentó la película en la Filmoteca de Cantabria y compartió con los espectadores las experiencias del rodaje.
-¿Cuándo supo que iba a escribir un guion para una película sobre la muerte de su padre?
-Después del asesinato de mi padre me fui a vivir a Australia. Me hacía muchas preguntas sobre lo que había sucedido y sobre mi país, sobre la violencia, la prostitución y la desigualdad o un sistema de clases tan marcado. Esa había sido la gran obsesión de mi padre. Éramos de una clase media alta muy educada y para mi papá era muy importante.
-Supongo que ha sido muy duro.
-Me ha gustado escribir toda la vida, pero me costó mucho después del asesinato. Mucha gente me pedía que escribiese un texto sobre la relación con mi padre, pero no era capaz. Sentía que la violencia había acabado con lo que yo podía hacer. Una noche, en Australia, tuve un sueño en el que estaba en un mirador y llegaba un chico de unos 23 años y comenzábamos a hablar. Al cabo de un rato me decía yo me llamo Jesús y he matado a su papá. En ese momento me desperté y empecé a escribir por primera vez después de años sobre las conversaciones imaginarias que tuve con ese chico. Lo titulé 'Conversaciones con Jesús'. Yo no sé qué cara tiene el hombre que mató a mi padre, es todo imaginación. Empecé a escribir como una especie de catarsis hasta que observé que había un relato dramático muy potente, aparecían muchas imágenes y dejaba de ser solo prosa. Me resultaba difícil escribir y llamé a un amigo, Alonso Torres, guionista, que me ayudó a terminar.
«La película es una oda a la resistencia, en una sociedad indolente donde la justicia no opera ni te acompaña»
-¿Por qué el título?
-Hay gente que le concede una interpretación mística, de revelación. Para mí, los sueños son una manifestación del inconsciente y el mío todos los días se preguntaba quién había sido el asesino. En mis sueños, era Jesús, aunque él no es el asesino real, él solo aprieta el gatillo.
-¿Es Jesús el verdadero asesino?
-Es un nombre imaginario, el que me vino en el sueño. Además, la película sucede en Navidad y habla de la relación entre la religión y la violencia. Es un título provocador.
-¿La película ha sido su perdón o su venganza?
-Lo bello de la película es que parto de una anécdota y lo hace universal. Eso fue posible al separar la ficción de la realidad, al construir el relato a partir de un sueño. La película es una oda a la resistencia, cómo resistirse a la violencia en una sociedad indolente, donde la justicia no opera y no te acompaña, y eres capaz de decir que respetas su vida aunque te quitara la del ser humano que más amaste.
-¿Qué siente frente al asesino de su padre?
-Escribirlo fue muy duro emocionalmente. También hubo momentos muy duros en la película, como dirigir el momento del asesinato. Era imaginar y recrear algo que no quisiera haber visto. También me afectaron los detalles. Por ejemplo, vestí a mi padre igual que iba el día que murió. El tiempo me ha ayudado. Mi padre se murió cuando yo tenía 22 años y he dirigido la película con 35 años. Ese dolor ha madurado y mis reflexiones también. Ver al final la película y tener que responder a muchas preguntas ha sido duro.
«Fue muy duro dirigir la escena del asesinato de mi padre. Era recrear algo que no quisiera haber visto»
-Si se encuentra frente al asesino, en la realidad, ¿qué le diría?
-Esta película humaniza al sicario, porque siento que es una víctima del aparato criminal y de una sociedad basada en la exclusión. Puedo mirar al sicario y dejarlo seguir porque me enseñaron a respetar la vida. Es una carta de amor a mi papá y mi mamá y la educación que me dieron, que me ayudó a sobreponerme a la tragedia y no perpetuar la venganza. Pero no exculpo a los autores intelectuales del crimen. Con ellos espero que la justicie opere. Eso sí, siempre respetaré la vida de todos. Los autores intelectuales son los que han llevado la batuta de la tragedia en Colombia y con ellos marco otra distancia.
-¿Qué mensaje transmite esta película?
-No tiene moraleja, sino que plantea preguntas. Y en esta película son muy concretas: ponerse en el lugar del otro, cómo resistirse, cómo la violencia te lleva a la exclusión, por qué no nos miramos nunca o cómo al humanizar al otro podemos no matarlo.
-La ciudad de Medellín da para mucho cine, ¿no cree?
-Ufff. Medellín ha sido mi fuente de inspiración. Me encanta que la ciudad sea la tercera protagonista de la película, un lugar que hermana belleza y tragedia. Es contradictoria, inspiradora y trágica.
-¿Qué proyectos tiene ahora entre manos?
-Estoy escribiendo 'Los Reyes del Mundo'. Vuelvo a explorar el tema de la violencia, ligada a la tierra, desde los ojos de chicos que han crecido en la exclusión. Es una historia de aventura, mapa y tesoro.
«Me encanta que sea la tercera protagonista. Es un lugar que hermana belleza y tragedia»
-¿Cómo llegó al mundo del cine?
-Soy una persona muy curiosa. En el colegio me gustaba el cine, el teatro, la política, la arquitectura... y pensé que el cine me permitía explorar todos los campos. Primero pensé que iba a ser documentalista, pero al final hago ficción. Hice cortos, trabajé en series de televisión, como 'Escobar', donde dirigí varios capítulos.
-¿Y qué le ha enseñado el cine?
-Todo. Me ha permitido indagar sobre la condición humana, que no deja de sorprenderme. Me enseña a mirar y a ponerme en el lugar del otro. Me encanta también oír la experiencia del espectador después de ver una película.
-Mujer y directora de cine... ¿ha encontrado muchos problemas en su vida profesional?
-Me crié en un mundo muy masculino y decía cosas muy atrevidas como que el machismo lo hemos inventado las mujeres. Siempre estuve rodeada de hombres que nunca me hicieron sentir inferior. En el trabajo he tenido alguna experiencia fuerte. Cuando dirigía 'Escobar', por ejemplo, algunos hombres me llegaron a decir que ellos no recibían órdenes de mujeres. Me lo decían de frente, sin ningún asomo de vergüenza en sus palabras. Cuando llega un hombre joven a dirigir una película todos piensan, menudo talento. Sin embargo, cuando llega una mujer joven la gente se pregunta quién sabe lo que habrá hecho para llegar tan alto. Siempre hay un asomo de duda. Me parece bien hablar de la visibilidad, pero mi sueño es llegar al punto de ser directora, no mujer directora.
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