Una retrospectiva reúne en Torrelavega tres etapas creativas de Faustino Cuevas
La sala Mauro Muriedas inaugura el próximo viernes una muestra de la trayectoria del veterano pintor de Cabezón plasmada en las serie Metamorfosis, Trileros y Desayunos con Bacon
Nunca ha dejado de mirar alrededor y, por tanto, de crecer. Desde Cabezón de la Sal, fiel a un paisaje y perseguidor de muchos ... otros, Faustino Cuevas ha mostrado su querencia por la pintura y ha mantenido una evolución creativa que ahora se refleja en tres etapas correspondientes a una década de actividad e inquietud. En el escaparate mediático de la feria Artesantander sorprendía con un juego extraño de retratos y ahora regresa con una exposición que, bajo el significativo epígrafe de 'Huellas', se presentará desde el próximo viernes en la Sala Municipal de Exposiciones Mauro Muriedas de Torrelavega. La muestra estará abierta hasta el próximo 10 de marzo. Estela Docal y Espacio Garcilaso han sido las galerías privadas que han mostrado su obra en los últimos tiempos.
En su nueva cita expositiva Faustino Cuevas estructura su obra en tres apartados: 'Metamorfosis', 'Trileros' y 'Desayunos con Bacon'. Diez años de creación alumbran estas series que atraviesan con matices sus diferentes perspectivas y experiencias basadas en un mundo onírico cargado de una amplia simbología y dotado de elementos un tanto perturbadores. Y asoma el collage, que utiliza con la misma naturalidad que cualquier técnica pictórica clásica. La trayectoria de Faustino Cuevas se ha caracterizado por una coherencia estilística de gran rigor técnico y siempre ha sabido establecer su experiencia plástica en los ámbitos de la contemporaneidad.
Docal acogió precisamente una de la exposiciones más singulares del veterano creador cántabro, 'Disecciones', un personalísimo análisis de la naturaleza última de las formas. También entonces la técnica del collage abundaba en su obra. La trayectoria de Cuevas comenzó a mediados de los años setenta partiendo precisamente de la figuración, y después de tres décadas y diversas incursiones en otras tendencias, extremó esta apuesta.
Durante los ochenta su andadura se ubicó dentro de lo abstracto pero no fue lineal y realizó un acercamiento cada vez mayor al minimalismo.
En esta dinámica se ha forjado el recorrido ascendente del pintor, si bien en la exposición que acaba de inaugurar vuelve su paleta hacia los cuadros más figurativos, eso sí sin perder su propia identidad siempre tan presente en cada una de las obras.
'Metamorfosis, celebrada hace diez años, en el Castillo del Rey de San Vicente de la Barquera, es la primera referencia de esta retrospectiva. Después la galería santanderina Santiago Casar, ya desaparecida, acogió la serie en Santander.
Esa creación se inspiró, y está dedicada, a la memoria de Chantal Sébire, la profesora francesa que se suicidó dos días después de que la justicia de su país le negara el derecho a la eutanasia, tras padecer durante ocho años un tumor que la había desfigurado el rostro y la causaba terribles dolores.
«La imagen de Chantal, ya ciega, implorando una muerte digna ante los medios de comunicación, me hizo llorar, también conmocionó hondamente a la sociedad durante un tiempo; pero después se olvidó» confesó en su día el artista de Cabezón de la Sal.
Faustino Cuevas (1948) también abordó 'Trileros' que ahora se evoca. Una serie centrada en los rostros de quienes se empeñaron en hacer negocio con las emociones de la gente. Monstruos con corbatas en los que saca a la luz «la verdadera cara de esos personajes implicados en desfalcos, estafas y otras situaciones parejas a la crisis que se sufre en la actualidad» y que, según apuntó, «en los últimos años han llenado las páginas de los periódicos».
Su creación respondió a una especie de dicotomía. «No se sabe muy bien si estas extrañas criaturas se disfrazan de humanos o si esas personas a las que retrato llevan dentro uno de estos monstruos».
En 'Trileros', además, hizo un acercamiento hacia la figuración como mejor forma de expresar su indignación por la situación actual y hacer un guiño a las víctimas de esas usuras que denuncia. «Son personas irreconocibles, elegantemente vestidas, pero que en sus desproporcionadas cabezas se adivina ideas y pensamientos dirigidos al beneficio propio, aún a sabiendas del perjuicio que ocasiona a los que caen en sus trampas».
La tercera de las etapas creativas, recogida ahora en la sala Mauro Muriedas es 'Desayunos con Bacon', que precisamente expuso en la feria santanderina con Estela Docal. Inspirada en los retratos y autorretratos del artista irlandés que murió en Madrid en los noventa, la integran rostros distorsionados y convulsos que nos hacen reflexionar «sobre si es más importante el parecido físico o el interior de nosotros mismos». Son trabajos en los que, haciendo el papel de espejo, la imagen reflejada «nos debiera hacer pensar sobre qué hay más allá de la propia representación».
Desde su primera exposición en el Círculo de Recreo de Torrelavega en el año 1973, el artista cántabro ha desarrollado una trayectoria, no ajena a la docencia, también reconocida con varios galardones, como el Primer Premio Gutiérrez Solana del Gobierno de Cantabria en 1998. Sus primeros cuadros estaban más próximos a la figuración, pero tras unos años de investigación y estudio encontró en el collage una de las mejores formas de expresarse.
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