Nuestro hombre en Cantabria
Novela ·
Carlos Villar Flor fusiona ficción e investigación siguiendo los pasos en España de un Graham Greene obsesionado por el QuijoteUna de las tareas primordiales del escritor es discernir a qué texto debe ser trasladada cada idea; es decir, si ese fogonazo literario debería convertirse en un poema, en un artículo o incluso en una carta o en una conversación banal. Un gran ejemplo de este dilema al que muy a menudo se ven abocados los autores es la última entrega de Carlos Villar Flor (Santander, 1966), 'Tras las huellas de Greene'. Sucede que, además de un escritor con tres novelas, un libro de cuentos y dos poemarios a sus espaldas, Villar es un filólogo de largo recorrido, con una doble vertiente de traductor y profesor.
Especialista en novela inglesa del siglo XX, durante una década investigó en profundidad un tema tan desconocido como apasionante: los viajes a España de Graham ... Greene. Nada menos que quince visitas, entre 1976 y 1989, de las que prácticamente nadie había escrito. Y, además, con un singular acompañante, el sacerdote y profesor Leonardo Durán. De sus pesquisas por archivos y sus conversaciones con testigos directos surgiría en 2020 'Viajes con mi cura', donde reconstruía en clave biográfica las andanzas de Green y Durán por la península.
'Tras las huellas de Greene'
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Autor Carlos Villar Flor
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Editorial Menoscuarto, 2025.
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Páginas 552
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Precio 24,90 euros
Sin embargo, el narrador que convive con el investigador dentro de Villar Flor no debió de quedarse satisfecho, y el escritor aprovechó los largos días del confinamiento para retomar esa misma documentación pero construir con ella algo muy diferente: un thriller literario donde viene a suceder más o menos lo mismo que en el ensayo, pero de otra manera, y con una emoción muy diferente. Así, y arrancando además con un crimen por resolver, Villar construye una novela muy 'greeniana', en la que un policía algo desastroso y un atiplado profesor universitario deben resolver el caso de un joven becario norteamericano, asesinado a las pocas horas de aterrizar en Santander, convencido de haber descubierto algo que iba a revolucionar la historia de la literatura, al menos en lo tocante a Greene. A partir de los diarios del sacerdote, y con mucho ingenio investigador, estos singulares detectives –quienes, por cierto, ya aparecían en anteriores novelas de Villar– irán tirando de un hilo que guarda increíbles sorpresas. Con su prosa elegante y exquisita y un sentido del humor que recorre todos los registros, del blanco al negro, Villar Flor consigue armar una fascinante pieza de relojería narrativa en la que sus más de quinientas páginas, al final, se hacen cortas.
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