La travesía de Uslé fondea en el Palacete

La primera vez que Juan Uslé expuso en el Palacete del Embarcadero (en 1986) era ya un artista más que emergente. Su serie de obras inspiradas en la Grúa de Piedra inauguró el ciclo Actividad de la Ciudad Portuaria, fortaleciendo el proyecto cultural iniciado apenas unos meses antes por la entonces Junta del Puerto de Santander con la apertura del Palacete como sala de exposiciones y conferencias, tal como recuerda ahora César Díaz, presidente de la Autoridad Portuaria.

Tras esta primera experiencia portuaria, Uslé se trasladó a Nueva York junto a su compañera Victoria Civera –artista que precisamente protagonizó el pasado verano una importante muestra en la Nave Sotoliva– circunstancia que marcaría un punto de inflexión en sus respectivas carreras, hasta el punto de integrarse en el grupo de artistas españoles más prestigiosos y reconocidos internacionalmente.

Uslé, junto con la propia Civera y el pintor Xesús Vázquez (quien inauguró en otoño esta nueva etapa del Palacete tras su rehabilitación) es el artista con más presencias tanto en los espacios expositivos de la APS como en la Colección Portuaria. Su creación artística, a caballo entre su estudio en Saro y su residencia neoyorquina, ha mantenido no obstante «un especial vínculo con la actividad cultural portuaria que, sin embargo, acumulaba ya más de dos décadas desde su última comparecencia», según ha destacado Díaz.

El proyecto de Uslé iba a reinaugurar el Palacete pero la agenda provocó los cambios en el calendario expositivo de esta primera temporada del espacio portuario. De este modo regresa al Palacete del Embarcadero con una propuesta de especial significado tanto por su contexto temporal, previa a su comparecencia en Madrid, como simbólico en ese lazo en el tiempo entre el pintor y la entidad.

Asimismo, esta muestra organizada y producida por la Autoridad Portuaria cuenta con la colaboración de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, lo que prolonga el vínculo entre ambas instituciones, sembrado desde los noventa durante «importantes etapas de la gestión cultural del Palacete, así como en otros ámbitos como la innovación y la formación avanzada».

Bajo el epígrafe de 'Breathing Bay' la exposición es una selección representativa de la reciente obra de Uslé. En paralelo, en la Torre de Don Borja ha reunido piezas, en su mayoría acuarelas realizadas en los últimos treinta y cinco años –forman parte del conjunto algunos acrílicos y collages– que, según ha explicado el propio Uslé, concibió como notas integrantes de un cuaderno de bitácora, del proceso de pensamiento que acompaña a la realización de sus pinturas, que aparejan una preparación previa tan o más mental que puramente técnica: «La pintura es un medio lento y estas acuarelas tienen que ver con la reflexión, con profundizar en la experiencia singular y personal y con dar el tiempo necesario a la creación».

La cita en el Palacete, destaca César Díaz, significa también «un homenaje a la labor de todas las personas que, muy especialmente en esos primeros años, desde dentro y fuera del Puerto, contribuyeron a hacer posible y perdurable esta maravillosa aventura que ahora cumple 40 años», efeméride que se cumplirá el próximo mes de agosto.

En el catálogo de la muestra de Uslé se incluye un texto de Ada Naval, doctora en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra e historiadora del arte por la Università Ca'Foscari de Venecia, en el que retrata al Uslé que «pinta de memoria, toma el pulso a algo ininteligible a los sentidos, que está muy dentro, que sucede muy deprisa. Y, así, sitúa nuestros ojos muy cerca de un fenómeno invisible. El movimiento aire/tierra que produce la mano de Uslé crea, como los aparatos de Marey, una posibilidad de ver el tiempo. ¿Cuánto tarda una imagen en regresar? ¿Cuánto tarda el sismógrafo en registrar el seísmo? Una espera que va, poco a poco, cubriendo la superficie, haciendo tiempo, abriendo el espacio».

En su texto de acercamiento a Uslé (Santander, 1954), a modo de disección de su mundo pictórico, bajo el epígrafe Cerca de un fenómeno invisible', Naval señala que en el silencio del estudio, Uslé va, poco a poco, escuchando su pulso interno –a través, cuenta, de uno de los tendones de su brazo que le sirven como guía acompasada en el proceso. Va realizando, en suma, algunas notas. Podríamos decir, también, que va afinando el instrumento mientras prueba diferentes escalas, movimientos, a través de dibujos sobre papel que, con los años, han acabado por convertirse en la serie 'Notas para SQR' /soñé que revelabas). Va afinando su mano, en la que ha de sentir el bombeo sanguíneo, pero también el ojo que, en la oscuridad de la noche en la que Uslé suele trabajar –sobre todo si se encuentra en su estudio de Nueva York–, debe comenzar a vislumbrar, a ver esos dibujos, anotaciones, palabras que actúan como lámparas».

Y Naval explica: «Horas antes, con la luz del día, el pintor suele dejar preparados los colores. Ese es un trabajo con la luz. La afinación llega con la noche. Entonces, de nuevo: alguna anotación, algún dibujo…va desplegando sus notas, probando su propio ritmo. Poco a poco, Uslé va llamando al ritmo hasta que se provoca, lentamente, un acontecimiento continuo que extiende, intensifica, el presente. El pulso, el latido, llega como si viniese siguiendo un silbido».

Aunque la pintura de Uslé suele enmarcarse en la llamada 'Nueva Abstracción', su obra ha ido superando categorías y eludiendo etiquetas.

Inconformismo, búsqueda, extensión de los límites de la representación, apertura de fisuras hacia nuevas formas de interpretación del entorno..., son algunos de los factores que caracterizan la trayectoria del artista.

Su espacio más personal y los lugares donde reside, Nueva York y Saro en Cantabria, han marcado su proceso creativo, y le sirven para crear imágenes que plasman sobre el lienzo «un equilibrio poroso entre lo racional y el sentimiento».

Uslé recibió hace 23 años el Premio Nacional de las Artes Plásticas «por su actividad como pintor que ha sabido conciliar geometría y lirismo, desde principios de los ochenta hasta la actualidad, y le ha confirmado como una de las voces más sólidas y singulares de la pintura abstracta internacional». Esto, junto a su participación en la Documenta 9 de Kassel en 1992 y la 51 Bienal de Venecia en 2005, lo convirtieron en uno de los artistas más importantes de su generación y un referente pictórico fundamental en la escena del arte internacional. El desarrollo de su obra ha podido contemplarse en numerosas exposiciones individuales, entre las que cabe destacar las de Kunstmuseum de Bonn, el Centro Galego de Santiago de Compostela, Baluard Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma de Mallorca, el CAC de Málaga, el Irish Museum of Modern Art de Dublín, la Fundación Marcelino Botín de Santander, el SMAK de Gante, el Palacio Velázquez - Museo Reina Sofía de Madrid, el Macba de Barcelona, el IVAM de Valencia, o el Morsbroich Museum de Leverkusen, entre otros.