Una Inteligencia Artificial europea, o la necesidad de un rol diferenciado
El ensayista y profesor santanderino considera que Europa ha de creerse que tiene capacidades para ser competitiva en IA frente a quienes pretenden la hegemonía global, EE UU y China. Participó en el foro 'Tecnologías digitales y democracia: respuestas euro-latinoamericanas'.
Con la inteligencia artificial (IA) pasa como con el pensamiento y el conocimiento que producen nuestras universidades europeas, que parecen estar a años luz de ... lo que hacen en Estados Unidos y China. Digo «parece» porque eso sucede a la vista de los indicadores que han estandarizado internacionalmente los Estados Unidos porque los demás hemos decidido hacerlos nuestros también. Pero de ahí, a ser verdad y no solo apariencia, hay un trecho. Y es que hay que cuestionar los criterios que definen la calidad tenida por tal al otro lado del Atlántico norte y en China por imitación. Harvard, Berkeley, Peking University o Tsinghua son universidades excepcionales. Pero también lo son La Sorbonne, La Sapienza de Roma, Oxford o la Autónoma de Madrid. El MIT y la Academia Chinca de Ciencias están a la cabeza de todos los ránkings. Sin embargo, el Politécnico de Zúrich o el Max Planck Institute no desmerecen de la fama de ellos. El talento europeo que ha migrado a Estados Unidos y puebla sus universidades se ha formado en Europa, pero al estar mejor pagado y con más oportunidades allí, decidió dar el salto. No para formarse, sino para poder investigar y seguir con la formación de partida.
Ensayos y diarios
-
Perfil José María Lassalle (Santander, 1966), escritor, profesor, ensayista. Tras su paso por la política, ocupó cargos como el de secretario de Estado de Cultura. Ha publicado obras como 'Civilización artificial' (Arpa), donde abordó una disección intelectual de lo que supone la IA. En 2026 publicará sus Diarios y antes un ensayo sobre el Museo del Prado.
Digo todo esto porque Europa ha de creerse que tiene capacidades para ser competitiva en IA si quiere desarrollar un rol diferenciado frente a quienes compiten por la hegemonía global, que son Estados Unidos y China. Algo que pasa por alinear y coordinar las potencialidades europeas en este campo. Que no solo son materiales sino, también, culturales, como se verá más adelante. Entre las capacidades materiales hay que señalar que los europeos tenemos infraestructuras tecnológicas de primera calidad. Disponemos del mejor talento, así como de centros de investigación e innovación prestigiosos y conectados entre sí; grandes recursos económicos y financieros; supercomputadores con alta capacidad de cálculo y los mejores datos del planeta, tanto humanos como maquínicos. A todo ello se suma que, a diferencia de norteamericanos y chinos, tenemos un marco de seguridad jurídica que fija hasta dónde puede llegar el entrenamiento de sistemas de IA y sus procesos de innovación. Un factor no menor, pues, no es cierto que para innovar se necesite la ley de la jungla para hacer lo que uno quiera. La creación, y la innovación lo es, necesita límites y propósitos para ser humana y no inhumana.
Europa se creyó que podía ganarle a Estados Unidos en industria aeronáutica y ganó. Apostó por un proyecto coral en la que los países europeos aportaban capacidades y consiguió el Airbus que desplazó a Boing en el liderazgo aéreo. Además lo hizo por algo que, a priori, no parecía lo más competitivo, pues no lo hizo en velocidad, capacidad de carga o costes, sino en la seguridad. Ahora podía hacer lo mismo si se tomara en serio desarrollar una IA europea que nos convierta, como anunció la Comisión hace unos meses en la Cumbre Mundial de IA celebrada en París, en el 'AI Continent' (Continente IA). La inversión de 200.000 millones de euros es un primer paso, pero hay que dar muchos más y, sobre todo, pensar que la IA que hagamos los europeos ha de parecerse a nosotros e inspirarse en nuestros valores y nuestra manera de concebir el mundo y la relación con las otras regiones del planeta. Y es que el sesgo cultural será cada vez más importante en el entrenamiento de los sistemas de IA que compiten entre sí. Especialmente en los generativos y en la computación cuántica que se insinúa como cada vez más cercana.
«A diferencia de norteamericanos y chinos, tenemos un marco de seguridad jurídica que fija hasta dónde pueden llegar los procesos de creación y de innovación. Un factor no menor»
Un sesgo que significa que la IA trabajará cada vez más pegada a los patrones cognitivos que imita a medida que se aproxime a ellos. Algo que supondrá que el sistema de IA chino lo hará a partir del confucionismo comunista y el norteamericano desde el calvinismo neoliberal. Modelos que, cómo los Boing, quizá tengan más capacidad de transporte y velocidad, pero también más riesgos para la seguridad humana vinculada a la preservación de lo que somos como seres humanos. En este sentido, una IA europea que se parezca a nosotros habrá de inspirarse en una humanismo tecnológico que se inspire en nuestros referentes culturales y civilizatorios. Eso significa que no podrá renunciar a que el ser humano sea la medida de todas las cosas, y no las máquinas, y que la dignidad humana y el bien común como propósitos nunca son sacrificables como los presupuestos de una IA que nos ayude a pensar mejor y de forma más segura. ¿Quién duda que no es competitiva una IA de estas características?
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión