El Laredo sangra por antiguas heridas
Enésimo acuerdo. El Ayuntamiento pejino y el Charles acuerdan una hoja de ruta para arreglar las instalaciones de entrenamiento de las categorías inferiores
El Ayuntamiento de Laredo y el Charles han sellado la paz. Al menos ese es el último capítulo de una historia que sonroja a quien ... la conoce. Más de 300 niños sobreviven en el campo Javier Cortezón de la villa pejina cada vez que el invierno cumple con su oficio. Las instalaciones se vuelven impracticables y resulta incomprensible que a estas alturas de siglo el club no tenga un campo de hierba artificial y unas instalaciones acordes a su historia. «Es algo que no es nuevo, viene de atrás. Y ya este pasado fin de semana se volvió imposible», admite José Miguel San Román, presidente del Laredo.
«Hemos llegado a un acuerdo y estoy realmente contento y orgulloso de que así sea», explicaba Miguel González, alcalde de Laredo, ayer a este periódico. Y es que el Ayuntamiento y el club tuvieron una reunión de urgencia el pasado lunes de la que salió un compromiso por ambas partes de paliar la indignante situación que viven los pequeños aspirantes a futbolistas de la entidad pejina. «Existen dos proyectos deportivos para la Villa, uno de ellos directamente afecta a San Lorenzo y a las instalaciones del Javier Cortezón; se van a acometer mejoras y arreglos necesarios que urgen y, además, habrá reuniones periódicas entre las dos partes para supervisar cómo están las cosas y evitar que sigan deteriorándose las instalaciones más», señala el alcalde pejino, palabras que corrobora San Román.
En resumidas cuentas, los operarios van a solucionar cuanto antes los problemas con la calefacción, con los banquillos, que de entrada son de bloques de hormigón con el peligro que conlleva, y se rellenará de arena el campo del Patatal, para que más bien que mal se pueda utilizar como algo menor. Son medidas de urgencia para tratar de solucionar a medias, porque no deja de ser un parche, un escenario absolutamente de otro tiempo. El pasado fin de semana, el temporal y la abundante lluvia caída convirtieron el terreno de juego del recinto Javier Cortezón en un escenario de guerra. Los niños tuvieron que abandonar lo que hacían ante la impotente mirada de los padres, que llevan tiempo asistiendo a la indignación manifiesta. El Laredo utilizó las redes sociales para expresar su hastío ante una situación que se repite desde hace años, con incumplimientos reiterados por parte de corporaciones locales anteriores y acuerdos verbales que se llevó el viento. De hecho, se aprobó en el pleno del Ayuntamiento en dos ocasiones una remodelación que nunca llegó. El pasado fin de semana, los responsables del Consistorio decidieron clausurar la instalación hasta su puesta a punto, pero ante la imposibilidad de acudir a los campos de San Lorenzo, «donde es imposible dar cabida a 300 niños con cinco duchas en el vestuario», el club anunció que se verían obligados a «entrenar en el parque». Esto último parece que fue el interruptor necesario para que el lunes se fijase una reunión entre ambas partes donde lograr un entendimiento del que los pequeños salieran beneficiados. «Estamos satisfechos», confirmó a El Diario el presidente del Laredo.
Ahora, encima de la mesa consistorial hay un par de proyectos a medio y largo plazo para mejorar las instalaciones de San Lorenzo y Javier Cortezón, así como una serie de arreglos urgentes que estarán fiscalizados a base de reuniones conjuntas. Solo falta que se cumpla, no como ocurrió en años anteriores, que se lo llevó el temporal de invierno.
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