La Gimnástica encabeza la clasificación de Tercera tras cinco meses sin perder

En la jornada 30, a falta de ocho para que concluya la Liga, la Gimnástica ha conseguido lo que parecía muy lejano a mediados de octubre cuando, con el equipo situado en la quinta plaza con 18 puntos -a seis del Laredo- Pablo Lago llegó al banquillo. El asturiano se estrenó con un empate en Barreda en la jornada once y dos semanas después sufrió la única derrota (4-1) que lleva desde que dirige a los blanquiazules en Escobedo. Entonces a ocho puntos del líder, pocos podían pensar que iba a resultar un remedio eficaz para los problemas que atravesaba el club torrelaveguense.

Lago llegó con experiencia en Tercera pero desconociendo el fútbol cántabro, por lo que su rendimiento era una auténtica incógnita. Sin grandes alardes verbales y con modestia, entendió pronto que los problemas que acusaba la Gimnástica, que había protagonizado el peor arranque en Tercera de su historia, eran la falta de confianza de sus jugadores y la necesidad de mejorar desde el primer momento en defensa. Esos se convirtieron, más allá de pensar en lideratos y en ser campeones, en sus objetivos urgentes.

Poco a poco la Gimnástica comenzó a trabajar en sus nuevas señas de identidad y tras la derrota en el Eusebio Arce, encadenó siete victorias. El dato ya es llamativo teniendo en cuenta que los blanquiazules en las trece jornadas precedentes no habían enlazado dos triunfos. La mejora en la última línea -solo un gol encajado- y el asentamiento de una plantilla que poco a poco fue recuperando la autoestima confluyeron en esa victorias que abrieron el oscuro panorama en Mies de Vega.

Carlos Bolado 'Chalana', secretario técnico de la entidad, achaca la buena marcha a dos factores anímicos, «la tranquilidad y la paciencia, ya que hace cuatro meses todos eran nervios y ahora no», al relevo en el banquillo -«el cambio de entrenador fue un revulsivo»-, y a la seguridad defensiva: «El equipo está armado desde atrás y casi no se le crean ocasiones ni se encajan goles».

Desde que Pablo Lago se sentó por primera vez en el banquillo blanquiazul en la jornada once contra el Barreda, la Gimnástica ha disputado 20 partidos, con un resultado de 16 victorias, tres empates -Barreda, Laredo y Tropezón, los tres a domicilio- y una derrota. Datos que se agrandan aún más si se tiene en cuenta que se han marcado 45 goles desde entonces -suma en total 60- y solo ha encajado 9 de los 18 que lleva -cuatro de ellos en un solo partido-. La Gimnástica muestra una gran solidez tanto en casa como lejos de su estadio. Tras la llegada del técnico ha vencido en los diez encuentros que ha jugado en El Malecón, donde solo el Textil Escudo batió la meta blanquiazul en una ocasión. A ese fortín en que se ha convertido el estadio de Mies de Vega, se une la fortaleza como visitante, donde solo el Barreda en el primer partido de Pablo Lago, y después Laredo y Tropezón, fueron capaces de frenar el ímpetu de los de Torrelavega.

Los números dibujan una trayectoria casi perfecta. El equipo blanquiazul lleva 17 jornadas sin perder, con 15 triunfos y dos empates y un total de 47 puntos de los últimos 51 en disputa, con 40 goles a favor y tres en contra. Con estos registros propios de un conjunto campeón, no resulta extraño que haya alcanzado el liderato, más que nada porque ninguno de sus rivales ha sido capaz de aguantar ese ritmo de escalada infernal. Con Lago al frente, la Gimnástica ha sumado 51 puntos, tres más que el Escobedo desde la misma jornada undécima, siete más que el Laredo y once que el Tropezón. Además es el segundo que más goles ha marcado desde entonces -45, tres menos que el Escobedo- y el menos goleado -nueve tantos, uno menos que el Tropezón-.

Chalana insiste en la importancia de la racha: «A medida que vas ganando te crees mejor y aunque el partido se ponga en contra, uno se levanta y pelea porque confía». Además, «es muy importante que todos los futbolistas salvo Puras -que en un par de semanas comenzará a entrenarse con sus compañeros- estén disponibles para el técnico». Alcanzar el liderato es algo que se tenía en mente. «Se trataba de ganar cada partido y dejar que eso generase presión a los que estaban por delante». No obstante, se sorprende de que se haya logrado más rápido de lo esperado: «Esperaba que se consiguiera más adelante. Ahora hay que aguantar la presión y no ceder».