De Santander a Los Ángeles se va en skate
Skateboarding ·
En las instalaciones de Life Skate Farm entrena la élite española de un deporte olímpico en el que brilla Cantabria, sobre todo en féminas, y en el que mandan los adolescentes. A tres años vista, los Juegos son el gran sueñoDe una nave en la calle Marie Curie de Santander sale un sonido peculiar. El de unas pequeñas ruedas girando a buena velocidad sobre distintas ... superficies. De vez en cuando, se oye el sonido de una tabla impactando contra algo. Si uno se asoma desde fuera ve a un montón de chavales con skateboards. Y lo que primero que se piensa es que es un espacio más para que los críos patinen en un espacio adecuado y lo pasen en grande. Pero eso no es del todo exacto. Ese lugar, llamado Life Skate Farm, es toda una referencia en Europa de un deporte que ya es olímpico desde Tokio 2020. Y la base de entrenamiento de muchos de los mejores 'skaters' de España. Cantabria no va a la zaga en esto. En la primera edición del Campeonato de España Interautonómico, Marina Cagigas y Vega Rodríguez se trajeron la plata y el bronce desde Arteixo, en La Coruña. Eso ayudó a que la selección cántabra femenina fuese segunda en la clasificación.
Carlos Rodríguez (Loredo, 1974) saluda desde el 'prao'. El suelo de una amplia nave, en el que las construcciones de madera y las barandillas se suceden. Una zona más elevada permite ver casi toda la instalación. «Life Skate Farm lleva unos 16 años, en dos localizaciones. Antes el responsable era mi socio, César Sánchez. Y desde hace dos años y medio, lo soy yo», afirma. «En España no hay nada como esto. Ni en dimensiones ni en estructuras». Su historia personal es la de un 'loco' del skate. Aprendió a patinar «a finales de los 80. Era la oveja negra de Loredo, porque no hacía surf», añade entre risas. A mediados de los 90 se fue a Inglaterra y Estados Unidos, «a patinar y a competir semiprofesionalmente. Era más un deporte de exhibición». Tras encadenar posteriormente trabajos relacionados con el skate y el marketing, se embarcó en la aventura de Life Skate Farm.
Muchos de esos 'skaters' que se ven haciendo trucos imposibles son la élite de este deporte. «Aquí entrena la selección nacional -formo parte de su equipo técnico-, la selección de Euskadi...», comenta Rodríguez. «Y a nivel privado, gente de toda España». A primera vista, el skateboard no pinta como un deporte demasiado caro. «El mejor skate, unos 120 euros. Y luego, dos o tres veces al año, hay que desembolsar en total otros 100 en material. Otra tabla, ruedas...». Aunque no lo parezca, también las zapatillas sufren lo suyo y hay que cambiarlas regularmente. Con eso, el límite es el infinito. El ejercicio de un skater dura 45 segundos, y en ellos, hay que hacer 'trucos' que previamente se hayan entrenado. «Y el número es ilimitado. Este es un deporte que engloba creatividad, valentía, agresividad y técnica», incide Carlos Rodríguez. Aunque lleve trabajo, en el Life Skate Farm adaptan el 'mobiliario' para que sean similares o iguales a los obstáculos que se van a encontrar sus skaters en un campeonato determinado.
Pero hay una pregunta a la que ni siquiera un 'loco' del skate acierta a responder. ¿Por qué es un deporte en el que la élite, a nivel competitivo, son adolescentes? «Pues no lo sé», admite Carlos Rodríguez. «Quizá por un cambio generacional y porque a los niños les importe más la competición que a los adultos». Pero no responde nada convencido. En la modalidad de street, en la que Cantabria brilló en ese campeonato en Galicia, en los pasados Juegos Olímpicos de París la ganadora, la japonesa Coco Yoshizawa, aún no había cumplido los 15 años. Y las dos representantes españolas, Daniela Terol y Natalia Muñoz, iban camino de los 16. El skateboarding, como así se denomina en el programa olímpico, es un deporte sobre todo para menores de edad.
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«Para Los Ángeles 2028 quedan tres años. Creo que si me esfuerzo mucho, puedo conseguir algo. Aunque es bastante difícil. Pero es el sueño. Ser olímpica». Resulta raro preguntarle por sus aspiraciones olímpicas a alguien como la santanderina Marina Cagigas. Pero a sus 13 años la subcampeona de España en Galicia está en la edad para ello. «Con tres años mi padre me montaba en su skate», señala en relación a sus inicios en este deporte. «A los cinco ya vine al antiguo 'Life' y ya daba clase. Desde hace dos o tres años es cuando ya me lo he tomado en serio».
La adrenalina, el buen ambiente con los compañeros, el aprender todos los días cosas nuevas... «Es lo que me engancha del skate», afirma. La cara 'B' es algo que la gran mayoría de los padres no quiere ni ver. Porque las caídas y los golpes son una constante. «Cada día llevamos muchos golpes», dice Marina. «No siempre son lesiones graves, porque cuando aprendes a caer ya no te haces tanto daño». Ella tiene su propia teoría de por qué el skateboarding es un deporte de adolescentes. «Quizá a medida que vas cumpliendo años, lo vas dejando por miedo. Los jóvenes no solemos tener tanto».
«Te das cuenta de que eres buena cuando logras hacer un truco difícil o ganas algún campeonato importante». Vega Rodríguez, también de Santander y con 12 años, es otra de las skaters cántabras que apunta muy alto y fue tercera en Arteixo. «Empecé con el skate tras el confinamiento y con Carlos llevo dos años, casi tres». A ella lo de Los Ángeles 2028 le suena un poco pronto, «porque ya empiezan las pruebas de clasificación. Pero a los de 2032, en Brisbane...».
Marina y Vega tienen la mejor instalación de España en casa. Pero en el Life Skate Farm entrena también gente de fuera. La vitoriana Afrika Criado es la más mayor del grupo, a sus 17 años. «Es que en Vitoria no hay nada parecido. Y vengo por Carlos. Sabe entrenar bien». Está en Santander cuatro días a la semana y se queda en casa de su entrenador. Reconoce que empezó en esto del skate «tarde, con once años», y que «no parece un deporte peligroso. Lo es», señala con una media sonrisa. «Ya me he roto una vez una muñeca y otra, un codo». En su caso, no ha tenido que pelear en casa por dedicarse al skate. «Les gusta». Por su edad, ella sí tiene en mente los Juegos de Los Ángeles. «A pelearlos».
Desde el pasado septiembre, la barcelonesa Valentina Krauel (16 años) pasa una semana al mes en Santander. «También en casa de Carlos». En esa semana en el Life Skate Farm, entrena «unas tres horas diarias, todos los días. Es que es el mejor skatepark de España». Para ella, los Juegos Olímpicos son «el principal objetivo a medio plazo. Hay opciones». Mientras tanto, es de las que no para de competir. «Últimamente, ha patinado en Estados Unidos, en República Checa, en Canadá, aquí en España... Y ha ganado todas las competiciones», añade Carlos Rodríguez. Las singularidades de este deporte llegan a algo que en la mayoría no se da. «Aunque sean menores, hay premios en metálico».
Cada vez más chavales se acercan a las instalaciones de Life Skate Farm. «Y con más nivel», señala Carlos Rodríguez. «Es un deporte en alza». Desde niños de cinco a aprender los rudimentos «hasta gente de 20 o 30. O incluso de 50 años», concluye divertido el gurú de una élite que no para de deslizarse con su skate una y otra vez. Adolescentes que desafían al riesgo en un deporte en el que han conquistado la élite.
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