Barral; para, apunta y dispara
El delantero gaditano suma ya seis goles en Liga y en ninguno de ellos necesitó más de dos toques para mandar el balón a la red
'Pim, pam... Y al cesto'. Sirva esta expresión tan futbolera -utilizada por todos los entrenadores una y mil veces- para describir a la perfección ... cómo marca los goles David Barral. Al primer toque o a lo sumo un control con una pierna y el lanzamiento con la otra. Ni más ni menos. Parar, apuntar y disparar. Y además, salvo un lanzamiento lejano de falta que acabó en gol, el resto de los tantos siempre fueron desde dentro del área. Como los 'nueves' de siempre. En la zona de castigo es letal.
El gaditano evidenció una vez más este pasado domingo, frente al Amorebieta, que en las proximidades del portero rival es de otra categoría y de paso le dio la razón a su técnico, Iván Ania, que pese a las características vitales de su jugador insiste en que no salga del área y que espere allí las ocasiones. «Quiero que esté allí y que cuando tenga una, que la meta. Ya elaborarán el fútbol los demás, a él le pido que esté en el área y que no falle», señaló el entrenador asturiano en una de sus última comparecencias públicas. El mismo discurso que en Lezama -por poner un ejemplo-, después de que el gaditano se marchase a la ducha casi desasistido. El jugador fue el primero que apuntó las órdenes que Ania le dio desde que llegó en Navidad. «Yo soy más de correr al espacio, de salir a buscar el balón, pero él me dice que la espere y confío al cien por cien en que llegarán los goles. Tengo confianza». El paso de las semanas están sirviendo para reconocer el acierto del técnico y para demostrar que la calidad de un futbolista de categoría superior se ve en ese tipo de jugadas.
Sus goles
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Racing 4-0 Vitoria 1-0, minuto 9. De falta: El delantero mandó un potente lanzamiento lejano a la salida de una falta. Noguera la tocó en corto y Barral la pegó. Es su único gol desde fuera del área.
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Racing 4-0 Vitoria 2-0, minuto 40. Al primer toque: Barral recibe en un contragolpe un envío desde la banda de Cayarga y amolda su pie derecho para de un sólo golpeo marcar por bajo.
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Racing 4-0 Vitoria 4-0, minuto 61. Control y golpeo: El delantero define en décimas de segundo; recibe el balón de Noguera y en carrera controla con una pierna y le golpea con la otra.
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Calahorra 0-1 Racing 0-1, minuto 45. De penalti: Sin ningún problema asumió la responsabilidad de lanzar la pena máxima y anotó sin apuros. La experiencia del delantero también será un plus.
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Racing 2-1 Tudelano 2-0, minuto 59. En décimas: Barral acaba una jugada ensayada a la salida de una falta; desmarque, control, decisión y golpeo. Todo ello en cuestión de menos de un segundo.
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Racing 1-1 Amorebieta 1-1, minuto 56. Parar y pegar: Entre la defensa rival y un tanto desequilibrado, el delantero para el balón y, de nuevo, se la cambia de pierna y anota el gol con una definición perfecta.
Lleva seis goles en doce partidos (0,5 por jornada), el mejor promedio de los delanteros del Racing. Inauguró el casillero marcando un 'hat trick' ante el Vitoria, después de que le diera tiempo a jugar ante el Mirandés, en aquel partido que medio sentenció la clasificación (3-2) e incluso a jugar su primer partido sobre hierba artificial en Guecho, ante el Arenas (0-1). Su discreto rendimiento y las dudas sobre su estado físico hicieron sonar las alarmas. Para colmo, se lesionó muscularmente. Pero regresó y anotó tres de una tacada ante el Vitoria; el primero, de lanzamiento lejano en una falta fuera del área. Noguera le toca el balón y de potente disparo marca su primer gol como racinguista. Apuntó, armó la pierna y pegó a la pelota. Al primer toque. El segundo, un pase desde la banda y a la primera. Amolda el cuerpo en carrera, levanta la cabeza y la pone a la cepa del palo. Un toque. Y el tercero de su cuenta -el cuarto del día porque Sergio Ruiz también se apuntó al festival de goles- fue con el mismo sello: controla la pelota con la izquierda y en carrera la pone con la derecha a la base del poste. Definición inapelable.
Su primer 'hat trick' como racinguista mandó un mensaje muy claro y contundente: Barral será difícil que si tiene dos ocasiones las falle todas. Su efectividad cuando se trata de jugar rápido, sin apenas tiempo para pensar, es propia de un futbolista de mucha calidad, precisamente lo que se le suponía cuando su nombre apareció en la quinielas. El partido ante los vitorianos fue el ejemplo palmario de que el Racing había fichado a ese delantero que la sabiduría popular demanda: 'Se necesita uno que cuando la tenga, la meta. En el play off no va a tener muchas'. Sin embargo, sus actuaciones posteriores cuando se decidía a salir fuera del área -porque su tendencia siempre es la misma- no fueron nada esperanzadoras. A su regate le faltaba rapidez y el resultado no era el esperado. «Tengo confianza total en mí, me da igual los que no la tengan», admitió el gaditano. No es un futbolista al que le asuste la presión y mucho menos a sus 35 años. No se apura ni se pone nervioso y su estado de forma ha crecido sensiblemente desde que llegó. El resto de goles sigue el mismo patrón; en Calahorra, asumió la responsabilidad de lanzar un penalti, que a la postre supuso la victoria por la mínima de su equipo.
«Hay que buscarle»
En el triunfo del Racing ante el Tudelano volvió a usar su minimalismo inapelable. Rafa de Vicente le mandó el balón y, de nuevo, tan solo necesitó un toque con la izquierda para detener la pelota y otro con la derecha para ponerla donde no llegase el portero. Con toda la intención. En cuestión de décimas de segundo amolda el cuerpo, coloca la parte indicada del pie para el contacto, decide por dónde quiere golpear y... No falla. El Racing estaba pasando apuros y el gol no llegaba. Una jugada ensayada a la salida de una falta con final en Barral fue suficiente. Había que definir rodeado de rivales y sin dormirse. Bingo. En esos menesteres, el delantero no parece no tener ningún problema para que su porcentaje de acierto sea elevado. Casi absoluto.
Su última actuación fue el pasado domingo ante el Amorebieta. Con un Racing poco fluido, Barral recibió el balón a pase de Noguera y repetición del guión: control con la zurda y golpeo con la derecha. Con rosca y rozando el poste.
«Nos falta elegir bien el último pase», se empeña en repetir Ania cada domingo. Los datos van dándole la razón. La capacidad de desmarque de Barral, su definición y su facilidad para zafarse del marcaje rival en los metros finales le dan un plus, pero hay partidos que se marcha sin estrenarse porque «no me llegan los centros» -aseguraba el gaditano-. «Hay que buscar al rematador, si no le encontramos no podremos marcar gol», sentenció el entrenador racinguista. Barral ya ha dejado claro lo que sabe hacer -hasta la fecha como pocos en la categoría-, ahora sólo falta aprovecharlo mucho más.
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