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De la emoción a la alegría
Ambiente. El minuto de silencio por Raúl Ramírez, cuya familia siguió el partido desde el palco, precedió a un partido exitoso en lo deportivo, histórico en lo arbitral y de un reencuentro, el de Javi Montero, que no fue el que el andaluz hubiera deseado
Para ser un partido más de la octava jornada de Liga en una tarde plomiza y con nada más -y nada menos- que tres puntos ... en juego, el duelo de los Campos de Sport tuvo mucho color. El gris de la tarde, el que pusieron sus protagonistas y bastante intrahistoria. Como la de Javi Montero, que regresaba a unos Campos de Sport en los que fue figura y de los que se marchó por la puerta de atrás por desavenencias con su entrenador y una actividad en redes, no suya, sino de su familia, que no sentó nada bien.
El caso es que la visita del Málaga trajo consigo su regreso con el número 20 a la espalda. Quien fue central de cabecera de José Albero López durante buena parte de la temporada pasada era de pronto el adversario. Y si dolieron algunos comentarios hirientes el año pasado, más le debió doler a su excompañero Andrés Martín la dura entrada que sufrió del andaluz al borde del descanso. Le costó una justa roja, el deisgusto de un regreso deslucido y a Marta Huerta de Aza (Palencia, 1990), casi una mala valoración, porque en primera instancia solo le amonestó. El VAR intervino para advertirla y reaccionó. La juagda era clara. Tras revisar la jugada se acercó el malaguista y le mostró la tarjeta roja con la naturalidad de la evidencia. Parecía decirle: 'Es que está claro'. Tanto que Javi Montero la aceptó sin rechistar.
Era, por cierto, la primera ocasión en sus 112 años de historia en la que una mujer arbitraba al Racing en partido oficial. La palentina, aunque del Comité Canario, ya arbitró la temporada pasada en Segunda División, pero nunca se la asignó a los verdiblancos, por lo que el hito histórico tuvo que esperar hasta la cita frente al Málaga.
La tarde había comenzado con un nuevo corteo, este quizá no tan multitudinario como el de otras ocasiones, pero demostrando una vez más la implicación del racinguismo y, para más señas, de la Gradona con el equipo en una jornada en la que trataba de terminar con la primera mala racha del curso; esos tres partidos consecutivos sin ganar.
Quizá para espolear un poco más a los jugadores, o tal vez por seguir con una dinámica que ya se ha convertido en costumbre, la vieja Grada Norte recibió a los suyos con un tifo. En el palco, junto a Manolo Higuera y Sebastián Ceria, la familia de Raúl Ramírez, el portero del Colindres tristemente fallecido como consecuencia de un lance en el partido de su equipo ante el Revilla. Si el sábado fueron el Santoña, el equipo de su pueblo, y el Laredo, en cuyas categorías inferiores se formó, quienes le dedicaron un recuerdo y arroparon a sus allegados, esta vez fue el Racing, que guardó además un minuto de silencio en su memoria antes de arrancar el duelo, el que le rindió su particular homenaje.
También estuvo en el palco la concejala de Deportes de Santander, Beatriz Pellón, y no así la alcaldesa de Santander, Gema Igual, que se ha visto en el foco del racinguismo después de que el club propusiera una remodelación integral y ampliación de aforo del estadio. No hubo así plebiscito y tampoco era el momento. Tampoco estuvo la presidenta de Cantabris, María José Sáez de Buruaga -a ella tampoco se le ha propuesto ninguna iniciativa-, aunque sí hubo representación del Ejecutivo autonómico a través del consejero de Fomento, Roberto Media.
Al final, el ya protocolario saludo de los futbolistas a todo el estadio en general y a la Gradona en particular se convirtió al fin de nuevo en festivo. No era para menos. Una victoria balsámica para terminar co n tres jornadas consecutivas sin victoria y volver va entrar de lleno en la lucha por el liderato.
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