Modesto Piñeiro | Presidente de la Cámara de Comercio
«CEOE nunca había presentado interés en participar en la Cámara; ahora la controlará»El mandatario dejará en días sus responsabilidades en la entidad tras 25 años al frente, con crisis y bonanzas
Modesto Piñeiro (Santander, 1953) abandonará en los próximos días la Cámara de Comercio, entidad que lleva presidiendo desde hace 25 años. El empresario acudía ... al proceso electoral con la intención de revalidar su mandato y, esta vez sí, afrontar una transición truncada por la pandemia. La entrada en escena de CEOE y la Federación de Comercio de Cantabria (Coercán) para «controlar» la entidad ha derivado en una falta de acuerdo de consenso y Piñeiro y su equipo han optado por renunciar y dejar el camino libre a unos nuevos responsables. Semanas de conversaciones chocaron con la presentación de una candidatura alternativa mientras las partes negociaban. Ahora, toca hacer balance de estos cinco lustros al frente de la organización.
–¿Se imaginaba hace apenas un mes una despedida de la Cámara de esta manera?
–Bueno, no lo tenía contemplado. Pero bueno, en la vida todo cambia y hay épocas y procesos. Estaba claro que esto tenía que pasar. De hecho, teníamos contemplado llevar a cabo una transición. Llevaba ya muchos años en la Cámara y lo que pretendíamos dentro de los que estábamos en el actual comité era afrontar dicha transición. No habíamos fijado si mañana o pasado, pero sí a corto plazo. En todo caso, no de esta forma tan rápida.
–Usted ha explicado que negociaba con CEOE y Coercán, incluso les trasladó su propuesta de empresas candidatas a la renovación del Pleno. CEOE, por su lado, presentó al límite del plazo varias candidaturas. ¿Se ha sentido traicionado?
–Bueno. Lo primero es dejar claro que en las elecciones todo el mundo tiene derecho a presentar las candidaturas que quiera, ya que es un proceso abierto y no hay restricción. Cualquier empresa dada de alta y en el censo puede acceder. Sí que es cierto que habíamos mantenido conversaciones y llegado a acuerdos en cuanto a representación del Comité Ejecutivo y habíamos hablado de un reparto de las empresas del Pleno para llegar a acuerdos. Al final, resulta que nosotros hemos respetado una serie de empresas, pero el último día se han presentado candidaturas alternativas. Efectivamente, no se ha podido llegar a un acuerdo. Tanto desde CEOE como Coercán tenían mucho interés en controlar el Pleno de la Cámara y lo han hecho así. Esa es la situación.
«Nosotros hemos estado dispuestos a un acuerdo pero la otra parte parece que no»
«Estamos en una línea de crecimiento; espero que los nuevos responsables prosigan con ella»
«No creo que me cambie mucho la vida; dedicaré más tiempo a mis empresas»
–La propia CEOE adelantó sus elecciones meses atrás y lo justificó en que no quería que los comicios se mezclaran con la cita con las urnas a nivel político, autonómico y local. En la Cámara su actitud ha sido la contraria. ¿Cómo lo valora?
–Lo he dicho. Es cierto que todo el mundo tiene derecho a acceder a unas elecciones en la forma que considere. La CEOE nunca había presentado interés efectivo en participar en la Cámara, a pesar de que ellos por ley aportan cuatro miembros al Pleno. De repente han decidido que querían controlar la Cámara. Hemos intentado hablar, pero no ha sido posible llegar a acuerdos. La situación ha terminado en lo que ha terminado.
–¿Qué ha impedido ese acuerdo de consenso entre asociaciones empresariales?
–La verdad es que no lo sé. Mi equipo y yo hemos estado siempre dispuestos a ello. Que hubiera una mayor representación en el Comité Ejecutivo, y que dentro del Pleno hubiera candidatos de unos y otros. Al final nosotros hemos estado dispuestos pero la otra parte parece que no. Quería controlar mayoritariamente todo el Pleno. Ahora ya pueden controlar absolutamente todo.
–¿No le animó su equipo y otras empresas a acudir a las urnas?
–Fue un tema que se planteó entre todos. La verdad es que prácticamente todas las compañías que estaban conmigo consideraban que entrar en enfrentamientos de votaciones no era el camino. La consideración que hubo es que las empresas, al menos las que estaban en nuestro grupo, era que querían estar en la Cámara para aportar y trabajar. no para tener enfrentamientos con otras compañías. Para no tener confrontación, y menos en estos momentos en que se requiere unidad, se decidió que lo mejor era apartarse del proceso.
–¿Qué planes le han trasladado la Federación de Comercio y CEOE para la entidad cameral?
–Los desconozco.
–¿Cree que esa 'unificación' de CEOE y la Cámara favorecerá las reivindicaciones del tejido empresarial cántabro?
–Tengo claro que somos dos instituciones totalmente diferentes. Las cámaras somos corporaciones de derecho público, sujetas a la Ley, para defender los intereses generales de la economía de las empresas. Lo hacemos mediante el desarrollo de un número importante de servicios como sostenibilidad, internacionalización, digitalización, empleo... La CEOE es una asociación privada de empresas que defienden sus intereses y que están en un ámbito importante, como el de la concertación, donde yo creo que lo hacen bien. Como ejemplo, las negociaciones con los sindicatos en cuanto al incremento de salarios. Por tanto, trabajamos en ámbitos diferentes, aunque sí es cierto que hay algunas actividades que son comunes. La propuesta nuestra, de hecho, ha sido siempre colaborar en los temas comunes. En algunos asuntos hemos cooperado, como la reivindicación junto a Cámara Torrelavega o la Asociación Cántabra de la Empresa Familiar (Acefam) para solicitar a la Administración la reducción de trámites burocráticos, que retrasa muchísimo los proyectos y frena inversiones.
–Se marcha tras 25 años en el cargo. Ya ha comentado que iba a acometer una transición. ¿En qué momento se encuentra en la actualidad la Cámara de Comercio?
–Estamos en una época de bonanza. Creo que todo el mundo es consciente de lo que pasamos desde que en 2010 el presidente José Luis Rodríguez Zapatero eliminó el recurso cameral con el que ofrecíamos los servicios de forma gratuita. Esa financiación procedía principalmente de las grandes empresas, que cotizaban en función de su beneficio. En Cantabria, casi el 50% no pagaba nada. Otro 40% apenas 60 euros al año. Había una redistribución. Tras desaparecer aquello, esperamos una Ley que tardó cuatro años, pero que no hablaba de la financiación. Empezamos desde cero para conseguir fondos con proyectos, por ejemplo de la Unión Europea a través de consorcios. Fuimos colaborando con la Administración regional. Por ejemplo, con Sodercán tenemos un acuerdo para internacionalización, donde somos verdaderos especialistas. Hemos podido crecer en los últimos años. Durante la pandemia la actividad no ha parado. La propia Administración se apoyó en nosotros durante aquellos tiempos, lo que ha sido un impulso para todas las cámaras. En estos momentos, hemos ampliado muchísimos servicios. La digitalización ha tenido un desarrollo importante. El kit digital, su control, recae en las cámaras. Seguimos con internacionalización. Hemos dado vuelta a una situación muy crítica, que nos llevó a poner incluso en venta la sede, algo que no nos gustaba. Llegamos a un acuerdo para evitarla y hemos podido generar ingresos con los proyectos. En 2010 estábamos en la Cámara 40 personas hasta quedarnos en 13. Tengo que agradecer enormemente a esas personas por su apoyo a la Cámara pese a las dificultades. Hoy día aquello está más que solucionado. En estos momentos hay 32 empleados tras el incremento de servicios. Confío en que los que vengan prosigan esta línea de crecimiento.
–¿Cuál es su mejor recuerdo en estos 25 años?
–Ha pasado de todo. Hay épocas bonitas y complicadas. Lo mejor es la oportunidad que tienes junto al equipo para desarrollar proyectos. Esto es labor de un equipo, no de un presidente. He tenido la suerte de rodearme de grandes empresas. Como último ejemplo, esta semana hemos entregado unos títulos propios de la Universidad de Cantabria de productividad industrial que han surgido de las empresas que están en la Cámara en la Comisión de Industria.
–¿El peor momento fueron aquellos meses con el edificio de La Porticada en venta?
–Sí, claro. En 2010, tras eliminar el recurso, funcionamos unos años con reservas propias. Se nos acabaron y, al no habilitar financiación la Ley, nos quedamos sin recursos. Los servicios debían ser de pago. Fue una época crítica. Todas las semanas teníamos reuniones con el personal para informar de la situación. Hubo mucho compromiso. Hoy día llevamos tres años con números negros. La colaboración ha sido enorme.
–¿Va a cambiar mucho la vida de Modesto Piñeiro cuando deje la Presidencia?
–No creo. Probablemente aparezca menos por la Cámara (Ríe). Lo que haré será dedicar más tiempo a las empresas mías con los equipos que tenemos. Soy una persona inquieta y tengo compañías propias y proyectos de amigos para seguir participando.
«El exceso de burocracia está ralentizando inversiones»
¿Cómo ve la economía cántabra tras recorrer casi la mitad de 2023? No se puede generalizar. Hay sectores que van mejor que otros y, dentro de estos, unas empresas sobre otras. Las compañías exportadoras tienen una mejor resistencia. Hay sectores más afectados por la pandemia, como hostelería y comercio, aunque ya se están recuperando. Ya sabemos que el turismo empuja mucho a otros sectores. Lo que sí que creo que hay que incidir en los hándicap tradicionales. El exceso de burocratización está ralentizando inversiones y proyectos. Los países anglosajones juegan mucho con la declaración responsable, lo que no quita para que la Administración no inspeccione. Otro tema es la energía. No sé qué es lo que pasa pero Cantabria no avanza en renovables. Nos estamos quedando atrás. En territorios próximos hay multitud de parques eólicos. El ferrocarril es asunto importante. Ahora hablamos del AVE a Cantabria. Con todos los respetos, AVE a Cantabria ni hay ni va a haber. Llegará a Reinosa que prácticamente es Castilla y León. Mientras tanto, la línea actual está muy limitada.
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