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Vuelta de la actividad no esencial al Polígono de Raos (Camargo), el pasado 14 de abril. ROBERTO RUIZ

Fedea estima que el virus impedirá la creación de 18.200 empleos en Cantabria

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada pone el foco no sólo en el trabajo destruido o regulado, sino en el que no se ha podido generar

JESÚS LASTRA

Martes, 21 de abril 2020, 07:13

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Los estragos que está causando el coronavirus en materia económica y empleo ya se están dejando sentir en las últimas semanas. Las afiliaciones a la Seguridad Social cayeron en 2.111 personas en marzo, en sólo dos semanas desde la declaración del estado de alarma. A ello hay que sumar los cerca de 45.000 trabajadores que se encuentran ya afectados por la catarata de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), una cifra que esta semana seguirá incrementándose presumiblemente al no recoger los últimos recortes industriales, además de no contar con expedientes nacionales como el del personal de El Corte Inglés.

Delegación del Gobierno informaba el viernes de que 13.911 autónomos habían solicitado ya la prestación extraordinaria por cese de actividad... En síntesis, un cuadro que refleja bien a las claras el impacto que la pandemia sanitaria ha tenido sobre el tejido laboral y corporativo de Cantabria. Pero hay otra cuestión también básica, la actividad que se ha abortado en estas semanas y que de forma ordinaria se hubiera generado. Sobre este aspecto ha puesto el foco la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). En cifras, la actual coyuntura impedirá la creación de otros 18.200 puestos de trabajo.

El diagnóstico de la Fundación, elaborado por los economistas Florentino Felgueroso, José Ignacio García Pérez y Sergi Jiménez, señala que además de los efectos directos sobre la ocupación, la crisis promovida por el Covid-19 afectará también a los flujos de entrada y salida en el empleo en los sectores afectados por el parón. Por un lado, esos ámbitos de actividad dejan de incorporar trabajadores en un momento del año clave para la recuperación del empleo y, por otro lado, las medidas de urgencia decretadas por el Gobierno tienden a congelar los flujos de salida de empleo, dificultando el despido y obligando a la renovación de contratos temporale.

Fedea se centra en su proyección de las entradas (creación de empleo) que no se producen por la crisis sanitaria teniendo en cuenta las de los últimos años, es decir, con el nivel de actividad que se hubiera observado sin el Covid-19. Para ello, los investigadores echan mano de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y de la Muestra Continua de Vidas Laborales (MCVL) correspondiente a 2018, la última disponible, para identificar a aquellos trabajadores desempleados en la semana previa a la declaración del estado de alarma (14 de marzo) que fueron contratados antes de cada una de las siguientes fechas: 31 de marzo, 14 de abril, 30 de abril y 14 de mayo. Este último plazo prácticamente coincide con la prorroga del estado de alarma que pretende solicitar el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que extenderá las condiciones excepcionales actuales hasta el 9 de mayo, aunque ya desde fuentes cercanas a Moncloa han avanzado que es posible que siga habiendo nuevas ampliaciones.

El estudio elabora sus cálculos con un tiempo de confinamiento del 14 de marzo al 14 de mayo

Pero de vuelta al marco temporal del estudio, esos dos meses del 14 de marzo a su homónimo de mayo, el análisis colige que en Cantabria se generaron 18.200 ocupaciones en años previos de media, algo que no sucederá este ejercicio. Al contrario. El estudio, de hecho, trabaja con la premisa aceptada del repunte que supone para la actividad terciaria la llegada de la Semana Santa o la entrada progresiva de la bonanza estacional en el ámbito hostelero y turístico. Esos 18.200 trabajadores adicionales en la región que establece la Fundación supondrían el 46,7% de las personas no empleadas en Cantabria a 14 de marzo.

El peor momento del año

«Desde una perspectiva laboral, la crisis del coronavirus estalla en el peor momento posible del año», sostienen los autores, que apuntan que «durante los últimos años el periodo entre marzo y junio ha sido tradicionalmente el momento del año en el que se registraban los mayores volúmenes de contratación y el paro registraba su mayor descenso estacional». Además, agregan que es «el periodo en el que se observan las mayores tasas de transición del no empleo al empleo de las personas que no están cobrando prestaciones».

No sólo eso. Al acabar el plan de choque «es posible que se acumulen dos tipos de bajas masivas. En primer lugar, las de aquellos trabajadores que hubieran sido cesados o despedidos en una situación alternativa ordinaria y que no lo han sido por los incentivos y restricciones a la no renovación, cese y despido; y los que se den de baja por efecto del coronavirus», razonan. «Y es que el período de tiempo que probablemente cubra la alarma es el de mayor contratación en tiempos ordinarios, y el del final del período de alarma coincide con el del mayor número de bajas del año», concluye Fedea.

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