Daniel García | Kune
Dos hermanos cántabros han decidido emprender y han fundado su propia marca de raquetas, que ya han comenzado a comercializar
Daniel García (Santander, 1994) empezó a jugar a pádel mucho antes de que se pusiera de moda, cuando casi nadie había oído hablar de ese deporte, hace 15 años. De aquella época recuerda que «las palas duraban mucho más, ahora, con suerte, te aguantan un año como mucho». Y ahí fue cuando, jugando en pista, le golpeó la idea de emprender. Quiso apostar por diseñar él mismo sus propias raquetas y ahora, un año después, ese sueño es una realidad con la que busca alcanzar su mejor revés. Se llama Kune, que es el nombre con el que comercializa el producto, un reto en el que se ha embarcado junto a «su compañero de vida», su hermano Fernando García.
El objetivo con el que nace este proyecto empresarial es el de ofrecer una pala lo más cántabra posible. Por el momento, han conseguido que el diseño lo sea, porque el producto lo han ido perfeccionando y diseñado desde la región. Sin embargo, al menos por ahora, ha sido inviable realizar aquí también la fabricación. La solución entonces, como ocurre con muchas otras iniciativas actualmente, fue apoyarse en el gigante chino. «Estuvimos buscando opciones en España pero fue completamente imposible, casi se disparaba por siete el presupuesto».
La ficha
-
Año En verano de 2023 realizaron los primeros contactos con China para concretar el diseño.
-
Equipo Actualmente en el proyecto están involucrados los dos hermanos García, Daniel y Fernando.
-
Proyección A futuro quieren traer la fabricación a Cantabria y que el producto «sea 100% de la región».
Todo el proceso se ha realizado a distancia, mediante videoconferencias a través de las cuales desde Cantabria los emprendedores daban instrucciones precisas de qué materiales y forma querían dar a su producto. Como en el deporte, también se requirió mucho aprendizaje a base de prueba y error, con lo que hicieron falta hasta diez envíos de lotes desde China. Así «hasta que llegamos a una composición que nos convenció», que es la que ahora tienen entre manos.
Apuestan por un modelo que recupere un poco esa durabilidad perdida que recuerda Daniel de su niñez, pero intentando mantener la precisión de las actuales. De esta forma, sus palas pesan «ligeramente más que la media actual», rondando los 370 gramos, pero el emprendedor defiende que ese mayor peso va ligado a una construcción más sólida. Su prioridad no ha sido reducir gramos, sino reforzar la estructura, mantener la integridad del carbono y garantizar que los materiales soporten mejor el uso continuado. A diferencia de muchas marcas que apuestan por carbonos cada vez más rígidos y ligeros —lo que incrementa la fragilidad— la compañía cántabra ha optado por un uso más equilibrado. «Hemos apostado por materiales que envejecen bien», resume al respecto.
Además, para intentar abrirse paso en el mercado, los precios que han fijado «son algo más reducidos a lo habitual». Daniel estima que «una pala de buena calidad está en el mercado hoy en día por encima de los 200 euros fácilmente y las gamas más altas pueden llegar hasta los 400 euros». Sin embargo, en Kune «nuestros productos rondan los 100 euros». El motivo principal por el que se mueven en unos niveles inferiores, según ellos mismos justifican, es que «al final estamos solo nosotros, no hay tantos intermediarios, lo cual nos permite ajustar al máximo los precios finales».
Metas
Todavía se encuentran en una fase incipiente del proyecto, y hasta la fecha han comercializado 55 palas de Kune. El objetivo a corto plazo es sacar otras dos líneas distintas de raquetas. No obstante, «nuestro reto principal es traer antes o después aquí la fábrica, para encargarnos nosotros de la producción y de todo el proceso, dado que además no hay mucha competencia en este sector en España», adelanta Daniel.
Eso les libraría de ciertos problemas eventuales y les daría más control de la actividad. «Siempre puede haber un mal acabado y que una remesa no se pueda vender y haya que esperar otro envío». Respecto a eso, el emprendedor señala que con los problemas que ha habido en las relaciones internacionales comerciales este último año han notado que «los pedidos llegan más tarde y hay que enfrentarse a más carga burocrática, sobre todo en pedidos grandes».
Así, Daniel y su hermano Fernando, que es cinco años mayor que él, quieren ir escalando posiciones en el podio poco a poco, para asegurarse de que llegan a la meta. En eso ambos tienen experiencia, puesto que llevan el deporte en sus venas. El primero ha competido desde pequeño como jugador de pádel y, aunque tiene estudios como informático y estuvo ejerciendo de ello, actualmente es monitor profesional, mientras que el segundo es profesor de educación física. «Mi hermano y yo siempre hemos tenido una sintonía excelente, siempre hemos hecho todo juntos y da tranquilidad saber que compartimos también este reto», confiesa Daniel.