Los sindicatos franceses anuncian un «tsunami social» contra la reforma de pensiones

«La movilización social es legítima», pero «no estamos a favor del bloqueo» de Francia, advirtió el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, ante la amenaza de los sindicatos de prolongar e intensificar las protestas en los próximos días o semanas hasta que el gobierno dé su brazo a torcer y retire el texto. El secretario general de la CFDT consideró que «el presidente de la República no puede continuar haciendo oídos sordos» a las protestas y que el Gobierno «debe dejar de tomar a la gente por tontos».

«Tenemos otras urgencias que gestionar que la reforma de las pensiones», se defendió Olivier Véran, portavoz del Ejecutivo, que citó la lucha contra la sequía como una de las prioridades en estos momentos. «En la víspera del bloqueo del país, el portavoz del Gobierno explica que hay otras prioridades… Viven desconectados de la realidad», se indignó en Twitter el líder comunista Fabien Roussel.

Se han convocado para este martes 265 manifestaciones en todo el país. Los sindicatos confían en superar la movilización del pasado 31 de enero. Ese día, 1,3 millones de franceses protestaron en las calles, según la Policía. La intersindical contabilizó 2,8 millones de manifestantes.

Los franceses se preparan para un «martes negro» en la sexta jornada de huelgas y paros desde que comenzaron en enero las protestas. Se prevén fuertes perturbaciones en los trenes y en el transporte público y paros en el sector de la energía, en los aeropuertos y en el transporte por carretera. En la enseñanza pública, el sindicato SNUIPP-FSU prevé que el 60% de los profesores de Primaria secundarán el paro.

El diputado de La Francia Insumisa, Louis Boyard, creó polémica en Francia tras lanzar el domingo en Twitter el #BlocusChallenge (Desafío de bloqueo). Boyard hizo un llamamiento a los jóvenes a bloquear este martes los accesos de los institutos y universidades francesas y compartir la foto en las redes sociales.

Valérie Pécresse, presidenta de la región parisina (Île de France), consideró «inaceptable» el llamamiento de Boyard a bloquear los centros y anunció que presentará una denuncia contra el diputado izquierdista por «incitación a la violencia». «La política no es un desafío de TikTok», se indignó Yaël Braun-Pivet, presidenta de la Asamblea Nacional y miembro del partido de Macron.

El Gobierno de Élisabeth Borne no ha sabido hasta ahora convencer a los franceses sobre la necesidad de llevar a cabo la reforma de Macron, que el Ejecutivo considera imprescindible para mantener y poder seguir financiando el sistema de pensiones por reparto. El jefe del Elíseo quiere retrasar la edad mínima de jubilación a los 64 años, frente a los 62 años actuales, pero la mayoría de los ciudadanos galos se niegan a trabajar dos años más para cobrar una pensión.

«Es una reforma de izquierdas, que podría haberla presentado un gobierno socialdemócrata», dijo el domingo el ministro de Trabajo en una entrevista en 'Le Parisien' sobre un texto que solo ve con buenos ojos la derecha moderada.

Dussopt puso como ejemplo a España, donde hay «un gobierno socialdemócrata y una ministra de Trabajo comunista» y a partir de 2027 habrá que jubilarse a los 67 años. Si se aprueba la reforma de Macron, Francia seguiría siendo uno de los países europeos donde los trabajadores podrán jubilarse antes (64 años) que el resto.

El 68% de los franceses está en contra de la reforma de las pensiones, según un sondeo de Ifop para 'Le Journal du Dimanche' publicado el domingo pasado. Los ciudadanos galos se muestran, sin embargo, resignados a que la reforma entre en vigor. El 66% están convencidos de que será votada y aplicada, mientras que el 34% cree que el Gobierno acabará retirándola ante la presión de la calle, como ya ocurrió en 1995 tras unas protestas masivas que obligaron al primer ministro, Alain Juppé, a retirar su reforma de las pensiones.