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Alonso replica a Álvarez de Toledo con la letra de la Constitución

Alonso replica a Álvarez de Toledo con la letra de la Constitución

El presidente del PP vasco recuerda que los derechos históricos están amparados por la Carta Magna y confía en que Casado zanje la polémica con un respaldo «explícito» a la dirección territorial

Nuria Vega

Madrid

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Viernes, 13 de septiembre 2019, 11:35

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El PP vasco se aferró este viernes a la textualidad de la Constitución para rebatir a Cayetana Álvarez de Toledo y dibujar el marco, el de la defensa del foralismo y de un partido con «perfil propio», en el que se quiere mover Alfonso Alonso para intentar que su proyecto reconecte con el electorado en 2020. No se trata de conceder una victoria al nacionalismo: la Carta Magna ampara en su disposición primera «los derechos históricos de los territorios forales». Y de ahí que la dirección autonómica confíe en que mañana Pablo Casado exprese un respaldo «explícito» que sirva para zanjar la polémica.

La herida aún supuraba hoy. «Mientras algunas caminaban sobre mullidas moquetas, otros nos jugábamos la vida defendiendo la Constitución», mostró su malestar el portavoz del PP en el Parlamento vasco, Borja Sémper. Apenas habían transcurrido 24 horas desde que se originó la tormenta en una entrevista en Es Radio en la que Álvarez de Toledo puso de manifiesto sus discrepancias con el devenir del partido en Euskadi. «Si el perfil consiste en decir que la legitimidad de nuestro ordenamiento constitucional tiene zonas reservadas que se remiten a derechos históricos previos y no a la propia Constitución y a la soberanía común, me parecería un grave error», apuntó la dirigente popular.

"Mientras algunas caminaban sobre mullidas moquetas, otros nos jugábamos la vida defendiendo la Constitución"

Borja Sémper

No sólo eso, también señaló las equivocaciones que, a su juicio, ha cometido la organización en este territorio. «Se apartaron de esa consigna de que lo moral es lo eficaz –censuró la portavoz del PP en el Congreso– y se creyó que acercándose a posiciones más tibias, más de contemporización con el marco del nacionalismo, se podía obtener un mejor resultado. Ya se ha demostrado que esa posición ha fracasado». En el PP vasco definieron su indignación como «tremenda».

El propio Alfonso Alonso reconoció esta mañana que «mucha gente que se ha sentido dolida» y rechazó las acusaciones de tibieza. La suya, dijo, es una propuesta «ortodoxa» según lo que siempre ha defendido la formación, incluso a nivel nacional, y desveló haber estado en contacto con Casado, quien le habría transmitido un mensaje de ánimo.

Ahora, la intervención del presidente del PP en la clausura de la convención que los populares vascos celebran desde hoy en Vitoria se seguirá este sábado con especial atención. Alonso espera un apoyo cerrado. «La película no ha terminado». Sémper, que Álvarez de Toledo, persona de confianza de Casado, rectifique: «Me atrevo a decir que cuestionar la foralidad es cuestionar a España en el País Vasco».

Una visión centralista

De momento, Cuca Gamarra, la vicesecretaria Social, avanzadilla de la cúpula en el cónclave, ensalzó hoy la trayectoria de los populares en el País Vasco como «fundamental para derrotar al terrorismo de ETA y ser freno al nacionalismo» y destacó el «capital político importantísimo» que es Alonso para el partido. Un aval en toda regla. El resto del incendio queda para Casado.

No es la primera vez que en el nuevo PP se generan tensiones entre la visión centralista que atribuyen a la dirección nacional y las necesidades del partido en los territorios. Fuentes populares han advertido de que, especialmente allí donde existe el nacionalismo y conviven diferentes identidades, los rasgos regionalistas son aún más importantes para agrandar el proyecto.

Cada comunidad, sostiene el propio Alonso, «tiene sus cosas». El PP de Galicia, ponía como ejemplo a Alberto Núñez Feijóo, también es «muy gallego». En realidad, él se juega mucho el próximo año. Sus resultados en las elecciones vascas dependen de que su apuesta funcione. De momento, las tensiones con Génova certifican que, efectivamente, está construyendo un proyecto con matices diferenciadores. Lo demás se verá en 2020.

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